La ayuda de Dios, la fuerza a la que recurre Ricardo para cuidar de su mujer enferma de Alzheimer

En una entrevista concedida a la revistas 'Misión', Ricardo relata cómo cuida a Milagros junto a sus nueve hijos: Es como una bendición que nos llama a la santidad a todos"

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Milagros sufre la enfermedad del Alzheimer. Quien es su marido desde hace 46 años, Ricardo, la cuida las 24 horas del día. Es indescriptible el amor que se profesan, también en los peores momentos como el actual, o cuando perdieron a su primer hijo, fallecido al poco tiempo de nacer.

En una entrevista en la revista católica 'Misión', Ricardo recuerda cómo Milagros tuvo problemas para quedarse embarazada tras aquel duro golpe: “Pedimos al Señor el don de los hijos”, revela Ricardo. Dios escuchó las plegarias y regalaron al matrimonio nueve hijos.

Ahora, en este duro transcurso de la enfermedad, Ricardo ha confesado en 'Misión' que la Eucaristía está ayudándole mucho en sus cuidados a su esposa. No duda en deshacerse en halagos hacia ella, destacando su extrema generosidad: “Se desvivía por los demás”.

Ahora, es Ricardo junto a sus nueve hijos quienes se desviven por cuidar de su madre y luchar contra la enfermedad del olvido. Entre todos se turnan para ayudar a su padre: “Es como una bendición maravillosa que nos llama a la santidad a todos”, comenta.

“Al principio fue muy duro ver los primeros síntomas de la enfermedad. Pensaba que no era posible, que ella no estaba enferma, o que el proceso sería más largo…”, explica en la entrevista. Ahora ya acepta que Milagros está enferma, aunque se le hace cuesta arriba verla sufrir.

El día a día del matrimonio actualmente es sencilla pero profunda. Tras asear a Milagros con la ayuda de una cuidadora, rezan laudes juntos. “Aunque Milagros apenas habla y está aparentemente ausente, algunas veces contesta con frases como ‘¡ay, Dios mío!’ o ‘amén’. Otras veces le digo ‘Milagros, vamos a rezar’ y ella dice: ‘Eso me gusta’”, ha relatado Ricardo.

A continuación, su marido acude a Misa. Una costumbre que le introdujo Milagros cuando él se jubiló. Ahora, es la Eucaristía el principal alimento de Ricardo: “Al comer su Palabra, su Cuerpo y su Sangre, me lleno de Él; si le abro la puerta y le dejo entrar, se introduce en mis entrañas, nutre mi sangre y regenera mi cuerpo; es decir, me cristifica. Por la gracia de la Eucaristía principalmente, me podré entregar sin reservas a mi esposa; podré formar un solo cuerpo con ella y ofrecer mi sufrimiento y su grave deterioro por los demás, por los alejados, por los que sufren…”, explicaba en 'Misión'.

Ya por la tarde, Ricardo pasea para visitar al Santísimo, “al Señor escondido y achicado en un diminuto pan ácimo… para los enfermos, para ser visitado, adorado, llevado como viático… Al despedirme le digo: ‘No me dejes solo ni un minuto, Señor. Que te la puedo jugar’”. Al acostarse vuelven a rezar. “Aunque parece que no, yo creo que ella de algo se entera…”, asegura.

Después de una vida larga, en la que Ricardo ha tenido hijos, ha trabajado, ha sido misionero con su familia en Ecuador, considera que “esta situación que vivo me ha hecho ver que el Señor me está esperando también aquí”, en casa.

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