“La baja natalidad no responde a una falta de interés por tener hijos, sino a barreras económicas”

La incertidumbre frena a los jóvenes a la hora de tener hijos pero... ¿Está en riesgo el Estado del Bienestar? La respuesta de la profesora de Sociología en la UCM, Julia Cordero

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Los datos hablan por si solos. España tiene uno de los índices de natalidad más bajos de Europa, con 1,19 hijos por mujer, tan solo por detrás de Italia. En cuanto a la edad media de las mujeres que dan a luz a su primer hijo, sigue acrecentándose, hasta llegar a los 32,6 años, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Según las estimaciones de este organismo público, en 2021 se registraron 338.532 nacimientos, lo que supone una bajada del 0,6% respecto a 2020 y constituyen la menor cifra desde que comenzaron sus registros, en 1941. Si echamos la vista atrás una década, en 2011, se contabilizaron en 471.999 bebés los que llegaron al mundo.

Solo tres años antes, en 2008 (en el que estalló la crisis económica), los nacimientos ascendieron en 519.799, siendo la última vez que España superó el umbral del medio millón de alumbramientos, e iniciándose un descenso en las cifras de las nuestro país no termina de recuperarse.

Las normas sociales han cambiado, pero los jóvenes quieren tener hijos

Los despidos, la temporalidad de los empleos, el difícil acceso a la vivienda o el encadenamiento de una crisis económica tras otra, parecen explicar esta estrepitosa caída de la natalidad en los últimos quince años. Los jóvenes de hoy parecen sentir miedo a formar una familia ante un futuro repleto de incertidumbres, aunque los estudios revelan que no se ha perdido el deseo de tener hijos.

Así lo ha precisado en ECCLESIA Julia Cordero Coma, profesora del Departamento de Sociología Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, quien ha investigado en profundidad sobre la crisis demográfica que impera en España.

“Por lo que vemos en nuestras investigaciones, la baja fecundidad de nuestro país no responde tanto a una falta de interés o a una ausencia de deseo de tener hijos. Desde luego las normas sociales han cambiado, pero se observa que al preguntar a hombres y mujeres por el número deseado de hijos o los que hubiera deseado tener, obtenemos unas cifras que no han variado mucho en décadas y que además se parecen en los distintos países de nuestro entorno, que son unos dos hijos por mujer”, ha detallado la profesora de Sociología Aplicada.

De esta manera, todo apunta a que la fecundidad real dista muchos de estos deseos de los jóvenes, lo que lleva a Cordero Coma a afirmar que no existe una falta de interés entre las nuevas generaciones por formar una familia, sino barreras de índole económica, laboral o la falta de estabilidad.

“Hay una sensación e idea extendida de inestabilidad, de vivir en un mundo incierto. En general la decisión de formar una familia se toma cuando hay cierta seguridad de mantener esa familia en el futuro, y en el mundo actual no las hay por las crisis, las guerras, las pandemias...”

El futuro del Estado del Bienestar

Un problema que se acentúa cada año en España y en los países desarrollados. Existe la idea extendida en España de que las administraciones públicas no ofrecen ayudas (o estas son escasas) a los jóvenes para incentivar la natalidad. No obstante, esa realidad se contradice con la conciencia de la clase política sobre el coste que supone para las arcas estatales o autonómicas sostener el Estado del Bienestar tal y como lo conocemos hoy, y que podría verse en jaque en el futuro.

“Creo que las administraciones y los partidos políticos son conscientes del perjuicio de una fecundidad baja para la sostenibilidad del Estado del bienestar, porque tienen los gastos de primera mano para financiar estos servicios que ofrece, y pueden tener ese interés en ralentizar ese envejecimiento de la población, pero invertir en aumentar la fecundidad es una inversión a largo plazo, y sabemos que los políticos tienen una visión más cortoplacista porque hay elecciones cada cuatro años o menos incluso”, ha subrayado la profesora de la Universidad Complutense de Madrid.

Uno de los mantras que se repite en nuestra sociedad es cuál será el futuro de las pensiones si la clase trabajadora sigue en descenso mientras la edad media de los españoles sigue al alza. Un problema que está presente, aunque para Julia Cordero la respuesta no está tanto en el número de hijos que se tengan como en la productividad.

“Un volumen de población activa menor, pero con una productividad mayor puede generar suficientes ingresos como para sostener las pensiones. La fecundidad baja es un problema, pero no es la única cuestión que debe solucionarse, también está el de la productividad”, ha sostenido en ECCLESIA.

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