El cardenal Omella hace balance del curso en el programa ECCLESIA: "La solidaridad no debe quedar en palabras"

La relación con el Gobierno, el aborto y la defensa de la vida, los abusos o el proceso sinodal han sido algunos temas que ha abordado durante la entrevista en el espacio de TRECE

Tiempo de lectura: 6’

“Un curso da mucho de sí y es verdad que ha sido muy intenso, y al final uno se queda con 4 o 5 cosas… creo que el Sínodo nos ha marcado mucho a la Iglesia en España y a las diócesis, y en positivo, aunque muchos no han podido participar”, ha comenzado diciendo en la entrevista el cardenal Juan José Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española, que ha intervenido en el programa de TRECE, ECCLESIA.

Sobre la relación con el Ejecutivo de Pedro Sánchez, el también arzobispo de Barcelona, ha reconocido que “hemos tenido nuestras relaciones… seguimos en esa vía de contacto, abiertos a colaborar siempre para el bien común. Creo que el bien de la sociedad requiere que todas las instituciones, en sus más y en sus menos, se lleven bien y trabajen todos juntos por el bien común, por el bien de la sociedad”.

Un Sínodo de todos y para todos

Hace apenas unas semanas la Iglesia en España celebraba la asamblea final del Sínodo sobre la sinodalidad, dando por concluida la fase diocesana. “Lo he vivido con mucho gozo viendo como la gente se entusiasmaba con ese ‘tenerles en cuenta a ellos’”. “Yo creo que el lema que tenía explica muy bien ese deseo de la gente: comunidad, participación y evangelización, tres palabras que centran muy bien lo que hemos vivido”.

El purpurado ha precisado en la entrevista en TRECE que “somos una comunidad; no somos unos arriba que mandan y otros abajo que obedecen, sino que somos una familia donde cada uno aporta lo que sabe, lo que tiene” y “se discierne, se discute a la luz del Evangelio, llevándonos a un compromiso común”. “Es para evangelizar el mundo de hoy porque a eso estamos llamados: la Iglesia existe para evangelizar, para mostrar el bello rostro de Jesucristo en el mundo”.

En definitiva, “estamos muy contentos de ver que todo aquello nos está lanzando a la autopista de la comunión entre todos, de aportar a la Iglesia lo que somos y queremos seguir trabajando para evangelizar nuestro mundo”.

Entrevista Omella


Más de 200.000 personas

Sobre la síntesis final que se ha elaborado con las propuestas de las más de 200.000 personas que han participado de esta fase diocesana, el cardenal Omella ha indicado que “lo más bonito es ver que la gente ha descubierto que tiene una misión y un papel dentro de la Iglesia, que no son solamente ‘consumidores’, receptores de un mensaje o una doctrina, sino que son protagonistas y quieren colaborar, trabajar y aportar lo que tienen”.

En la síntesis final “también aparece alguna preocupación”. Pero “lo importante no eran las preocupaciones que tenemos, sino el que entramos en un dinamismo en el que aportamos a la Iglesia lo que somos y tenemos, en una reflexión común escuchándonos y escuchando al Espíritu en un momento de la historia para cambiar, para renovarnos, para ser signo de esperanza para el mundo de hoy”. “No somos los guardianes del pasado, sino los profetas del futuro”, ha remarcado.

Más pasos para luchar contra los abusos

Respecto a los abusos en el seno de la Iglesia, el cardenal lo primero que ha hecho es expresar que “el tema de los abusos nos produce dolor a todos, a las víctimas las primeras, a los padres, a los obispos, los sacerdotes…” y “es una realidad de dolor” que “vivimos también con esperanza porque todo lo que sea reflexionar sobre lo que hemos hecho mal, convertirnos y tratar de que no vuelva a suceder y poner todos los medios posibles para que no ocurra es un signo de esperanza, y esa ha sido nuestra voluntad para encargar una auditoría externa que examine lo que ha sucedido y nos diga cómo podemos mejorar de cara al futuro nuestra relación con las personas, sobre todo con los más vulnerables que son los niños, los adolescentes y los jóvenes”.

El cardenal también ha explicado que le gustaría que “todo esto que está haciendo la Iglesia de alguna manera afecte a toda la sociedad” porque “es un tema doloroso que afecta a todos los ámbitos de la sociedad y a todas las instituciones”.

“No quiero echar balones fuera, sino simplemente llamar la atención para que toda la sociedad de alguna manera se implique en esa conversión y en ese deseo de transformación de la sociedad para que donde se produzcan fuera de la Iglesia no vuelvan a ocurrir nunca más”.




La Iglesia alza su voz por los migrantes y refugiados

En relación a la muerte de al menos 23 personas migrantes hace unos días en su intento de saltar la valla de Melilla (algunas ONG cifran las muertes en 37), el purpurado ha dicho en TRECE que “hablamos mucho de solidaridad, de estar muy atentos a los pobres, pero a veces se queda solo en palabras. Lo digo también por la propia Iglesia, que a veces predicamos mucho y luego no damos ejemplo”. “Creo que es muy importante conjugar bien esos verbos o palabras que tantas veces le hemos oído al Papa: por una parte acoger a los que huyen de guerras, de la hambruna…”.

“Estamos muy preocupados a veces por el Covid, pero algunos llevan años y años de pandemia. Por ejemplo en el Sahel, en los países subsaharianos que padecen hambre porque no llueve y la agricultura es muy pobre. Huyen de la pobreza”.

A su vez, Omella se ha referido a los países que también están en guerra: “Huyen de la guerra, de la miseria. Son seres humanos que necesitan nuestra ayuda, y acogerlos, acompañarlos en ese proceso es muy importante”. “¿Qué hacen los gobiernos, la sociedad y todos nosotros por acogerlos y acompañarlos?”, se ha preguntado.

“Sobre todo hay que tratar de integrarlos para no se creen guetos y sufran más en esa exclusión social a la que pueden llegar a veces en nuestras sociedades tecnológicas y adelantadas”.

El cardenal ha pedido a su vez no olvidar que “nosotros los españoles hemos sido durante muchos años emigrantes, y hemos ido a Francia, a Alemania y a Bélgica”.

La defensa de la vida

Otra de las cuestiones por las que ha sido preguntado es la sentencia de la Corte Suprema de los EE. UU sobre el aborto, dejando en manos de los estados la decisión de permitirlo o prohibirlo. Preguntado por si es una oportunidad para que algo cambie o alguien se replantee su postura, el presidente del episcopado español ha manifestado que “mi deseo es este”. “Tengo la esperanza de que así sea, porque EE. UU marca muchos caminos que imitan otros estados”.

“Creo que la defensa de la vida, como la defensa de todos los derechos humanos, también de los más indefensos como es el caso de los no nacidos o recién nacidos, puede marcar. La vida es un regalo que nosotros no podemos destruir, no tenemos derecho a hacerlo”, ha reconocido. “Somos nosotros garantes de la vida, de los derechos de cada ser humano y de la creación que hemos recibido para dejarla al futuro en condiciones”.

“Durante siglos hubo esclavitud: era reconocida y aceptada por los estados, hasta que finalmente hubo uno que dijo que no podía seguir siendo así”. Pero existen “otro tipo de esclavitudes, y tendremos que luchar para que no existan”. “La de la vida y la del ser humano no nacido es una gran defensa, de la libertad, que no solo corresponde a los políticos, sino a toda la sociedad”.

Las vacaciones del cardenal Omella

Por último, preguntado si va a poder descansar algo este verano, el cardenal ha reconocido que “no es fácil para un cardenal y un obispo porque este año tenemos muchas actividades”.

“Normalmente descansamos el mes de agosto, pero tenemos la PEJ (Peregrinación Europea de Jóvenes)”. “Tengo que estar con los jóvenes en Santiago de Compostela, con todos los que peregrinan allí preparando ya el encuentro de la JMJ el año que viene en Lisboa, del que participaremos de manera muy cercana en España”. “También nos ha convocado el Papa a los cardenales al Consistorio a finales de agosto… por lo que el tiempo de descanso queda algo reducido”. Aunque “podré estar en mi pueblo donde se está muy a gusto y estoy como un cura y un vecino más”.

El purpurado también ha reconocido que todos los veranos aprovecha para “ir a un monasterio, reposar y rezar tranquilamente al ritmo de los monjes en un monasterio benedictino fuera de España y creo que me irá muy bien antes de ir al Consistorio a Roma”.

Un descanso que ha deseado para todos “aunque solo sea en el mismo pueblo, pero poder decir que se está con la familia, que uno se levanta un poco más tarde, dedica un rato a rezar, a convivir con los amigos y a leer algún libro bonito que ayude a reflexionar y a pensar en valores humanos, en valores espirituales, en valores de convivencia”.

No ha querido despedirse sin antes mandar un mensaje al programa Ecclesia y a sus espectadores: “Muchísimas gracias por vuestro trabajo y a todos los espectadores de TRECE”. “Gracias por vuestra fidelidad y generosidad. Que Dios os bendiga”.


Religión