Carlos Montero: “El Santuario de Schoenstatt es un movimiento de la Iglesia que se vive mucho en familia”

El próximo 4 de junio celebrarán el Día del Santuario en Pozuelo con actividades para toda la familia y varias misas

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El Movimiento Apostólico de Schoenstatt es un movimiento católicomariano fundado en Alemania en 1914 por el padre José Kentenich, quien vio en el movimiento un medio para la renovación espiritual de la Iglesia católica. El movimiento se llama Schoenstatt, que significa «lugar hermoso», por haberse fundado en un pueblito del mismo nombre, en la pequeña ciudad de Vallendar, cerca de Coblenza, en Alemania.

Como movimiento de renovación dentro de la Iglesia católica, Schoenstatt trabaja para ayudar a revitalizar la Iglesia y la sociedad en el espíritu del evangelio. Sus miembros buscan conectar la fe y la vida diaria, movidos por un profundo amor a María, la Madre de Dios, quien los educa y guía para que sean mejores seguidores de Cristo. A su vez, como movimiento internacional, se ha expandido a más de 110 países y posee miembros de todas las vocaciones y estados de vida. Es una familia espiritual cuyas ramas y comunidades federativas se unen para formar una sola familia.

En España hay distintos Santuarios y lo definen como “nuestro hogar espiritual, es el lugar donde descansamos y nos encontramos con una Madre que nos acoge, nos cuida y nos protege. No hay persona que no conozca Schoenstatt que no establezca un vínculo muy especial con el Santuario”.

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Uno de esos Santuarios, en concreto el de Pozuelo, celebrará el próximo domingo 4 de junio su festividad con diferentes actividades para toda la familia y varias misas. Carlos Montero pertenece a este movimiento y ha atendido a ECCLESIA para explicar desde dentro cómo viven su fe y la comparten. “Es un movimiento de la Iglesia que se vive mucho en familia. El matrimonio vive la fe juntos y progresa juntos y vamos en la misma marcha. Los niños se van impregnando de esa fe y participan en las oraciones con sus padres”.

Montero explica que en el año 1969 las Hermanas de María consiguieron un terreno en Pozuelo y poco a poco fueron recaudando hasta construir el Santuario. “Una de las cosas bonitas que tiene este movimiento es que cuando se hace el Santuario siempre suele ser una réplica del original”, comenta como detalle.

Las gracias del Santuario

“El Santuario tiene tres gracias. El padre Kentenich lo que hizo con sus seminaristas fue encontrar un lugar donde se podía encontrar a Jesús a través de María. Fue una cosa que fue surgiendo de ellos y lo que acabaron haciendo es una alianza. Las gracias son el acogimiento, la transformación y el envío”.

Carlos afirma que “cuando tú vas a un santuario las puertas siempre están abiertas y puede ir el que quiera. Hay muchos peregrinos que pasan por allí y la gente pasa y tiene un ratito de oración. En ese santuario uno se siente muy acogido y lo nota cualquiera. Luego poco a poco la Virgen va trabajando en tu corazón y transformándote. Eso se nota y ves cómo la Virgen nos va cambiando y queremos ser mejores. La última gracia es el envío, que consiste en contarlo. Una vez así empieza el apostolado, donde intentas compartir con los demás lo que a ti te ha venido muy bien”.

“Cada uno va a su velocidad”

Por último, Carlos expone que “hay muchos caminos para acercarse a Dios. El nuestro tiene dos cosas que a mí me encantan. Uno es que es un movimiento súper libre. La gente se siente tan a gusto porque cada uno va a su velocidad y está muy poco reglado. Obviamente hay una ortodoxia católica, nosotros somos fieles al Papa y a la ortodoxia católica pero a la vez no se juzga nada, nadie te pregunta si has hecho o se te echan cosas en cara y en ese sentido es un movimiento súper práctico”.

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