Celaá asegura que el derecho de los padres a elegir centro no forma parte de la libertad de enseñanza

Las palabras de la ministra de Educación en funciones han provocado un fuerte murmullo de desaprobación en el congreso organizado por Escuelas Católicas

Fran Otero

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La libertad de los padres para elegir centro para sus hijos... no forma parte de la Constitución. Eso ha asegurado la ministra de Educación en funciones, Isabel Celaá, este jueves 14 de noviembre en el congreso organizado por Escuelas Católicas. Un auditorio perplejo ha estallado en murmullos ante esta afirmación.

Lo ha hecho durante la inauguración del XV Congreso de Escuelas Católicas y ha afirmado que hay que desterrar la idea de que el derecho de los padres a la elección de centro emana de la libertad de enseñanza recogida en el artículo 27 de la Constitución Española. Un artículo que dice entre otras cosas que "los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones".

Las palabras fueron las siguientes: "De ninguna manera se puede decir que el derecho de los padres a elegir centro pueda ser parte de la libertad de enseñanza. Elegir centro forma parte de derechos de los padres en las condiciones legales, pero no son emanación del artículo 27 de la Constitución". Tras su afirmación, en el auditorio surgía un murmullo de desaprobación.

Una interpretación 'errónea'

Según Celaá, el derecho a la libertad de enseñanza se ha interpretado históricamente con postulados que defienden la entrada de «manos privadas» en la educación. Por ello, defendió una nueva visión de este concepto, que integraría "la imposibilidad de un monopolio educativo del Estado, la apertura de la educación a los particulares o la libertad de cátedra...".

"La libertad de enseñanza ampara a todo aquel que se dedica a la transmisión del conocimiento dentro o fuera del sistema docente. Todo español es libre de desarrollar una libertad de enseñanza hacia sus ciudadanos. Sirve para distinguir la libertad de creación de un centro de la libertad de empresa", ha agregado.

La primera respuesta a estas afirmaciones llegó de Luis Centeno, secretario general adjunto de Escuelas Católicas, quien en Twitter mostró su desacuerdo: «Con el debido respeto, discrepo. Es un derecho que deriva directamente de la libertad de enseñanza, como indica el Tribunal Constitucional».

 

La respuesta de Escuelas Católicas

Más contundente fue el director de Comunicación y Relaciones Institucionales de Escuelas Católicas de Madrid, Emilio Díaz: «El mensaje de Isabel Celaá, infundado y agresivo, genera hondo malestar en los más de 2000 congresistas. Ha parecido, más bien, una “declaración de guerra” con la concertada. Está claro que plantean subsidiariedad».

Más allá de este punto de fricción, la ministra señaló que el modelo de educación, que conjuga lo público y los conciertos, ha funcionado bien, y puso como ejemplo el equilibro de proporciones de alumnos entre los dos tipos de escuela desde principios de los 90 hasta hoy. Pero añadió que la libertad de enseñanzas ha de ser un desafío que actualizar permanentemente. «Urge modificar, transformar el sistema educativo desde el diálogo y la moderación», concluyó.

Ayudar a los hombres y mujeres de hoy

En la inauguración del congreso, dedicado a los maestros, participaron otras muchas autoridades políticas y religiosas, entre ellas, el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, que dirigió un saludo al auditorio. El purpurado recordó que la escuela tiene su razón de ser cuando ayuda a los hombres y mujeres de hoy, les «ayuda a ser, a descubrir la humanidad y a asumir la propia historia personal y colectiva».

Una escuela que, según dijo, aporta tres realidades esenciales –la instrucción, la formación y la educación– en las que los maestros cumplen un papel fundamental.

Por su parte, el presidente de Escuelas Católicas, Juan Carlos Pérez Godoy, que introdujo el acto, transmitió un mensaje del Papa Francisco, que invitó a todos los participantes «a perseverar con ilusión en la tarea del servicio de la educación a las nuevas generaciones». «Educar es servir y para servir hay que saber amar», dijo el Pontífice, según reportó Pérez Godoy.

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