Un día en los campamentos de Cáritas Madrid: “Los chicos se divierten mientras sus familias pueden conciliar”

Un total de 830 niños participan este verano en los campamentos urbanos con los que cuenta la ONG: "Los mayores son conscientes de la difícil situación que viven sus familias"

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Con la llegada del verano, la conciliación laboral y personal es complicada para miles de familias. Muchas de ellas no pueden permitirse económicamente una persona que se haga cargo de sus hijos.

Por ello, Cáritas Madrid trata de ofrecer este servicio a través de las 24 colonias urbanas que dispone en su ámbito de actuación. Un total de 830 niños de entre tres y 17 años participan este año en algunas de las colonias, donde realizan actividades deportivas, lúdicas, acuáticas, talleres, etc. hasta el mediodía.

El colegio público San Juan Bosco es uno de los espacios donde Cáritas desarrolla una de sus colonias urbanas. La pandemia obliga, al igual que el pasado año, a aplicar las medidas de seguridad, como guardar la distancia social o el uso de mascarillas, teniendo en cuenta que los pequeños aún no están vacunados contra la covid-19.

El coordinador de las colonias urbanas de Cáritas Madrid, Pepe Martín, ha explicado a los micrófonos de TRECE y Aleluya el perfil de los chicos y chicas que se benefician del servicio: “Pertenecen a familias que son atendidas por algún servicio de Cáritas. No están en buena situación económica, sino en vulnerabilidad social, y esto les supone un desahogo para el verano”, ha explicado.

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Además, Martín ha precisado que, respecto al pasado verano, se ha detectado un incremento de la demanda, en parte por la crisis económica y social que ha traído consigo la covid-19: “Ya el verano pasado detectamos una gran cantidad de demanda porque hubo muchas plazas públicas que no se sacaron y por eso hicimos un extra con colonias especiales en agosto. Este año no hemos podido atender toda la demanda que tenemos”.

El trabajo de los monitores y voluntarios con los chicos: "Desarrollan su creatividad"

Los monitores y voluntarios de Cáritas son los encargados de organizar los talleres y las actividades con los chicos. Es el caso de Alejandra Gil, que siempre ha mostrado especial interés por atender a los chicos y trabajar con ellos: “Antes de ser monitora estaba en una parroquia haciendo voluntariados con chicos en situaciones complicadas”.

Talleres de relajación, expresión corporal o de hacer piña son algunas de las que ofrece el campamento urbano en el colegio San Juan Bosco. Actividades muchas de ellas que contribuyen a que los chicos desarrollen su imaginación y creatividad, como manifiesta Gonzalo Muñoz, uno de los voluntarios: “La imaginación la desarrollan mucho porque buscan algo con lo que jugar fuera de casa. También alentamos mucho a que crezca su imaginación y sus ganas de jugar, pasárselo bien, aprender en el ámbito social. Son chicos que se entretienen entre ellos y aprovechan el tiempo para ellos mismos”.

El testimonio de una de las monitoras: "Algunos chicos tienen historias delicadas"

Lo que más satisface a quienes trabajan con ellos es que son muy agradecidos, especialmente los que son de edad más avanzada: “Se puede hablar más con ellos, te recuerdan más de otros años, te dan un abrazo y se van a casa contentos”, explica Alejandra.

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La joven monitora precisa que estos momentos de satisfacción personal se intercalan con momentos duros, ya que estos chicos y chicas son conscientes de la difícil situación económica que viven sus familias, y que en muchos casos esconden dramas personales: “Muchas veces lees entre líneas porque son niños, y a veces al ser situaciones muy duras les cuesta un poco. Conforme cogen confianza contigo, lees entre línea lo que les ocurre, la situación en su casa… pero al final te lo cuentan. Siempre me gusta mostrarme cercana con ellos y les digo que, si tienen algún problema, me lo pueden contar y a veces me han contado historias delicadas”.

"El campamento me ha servido para conocer gente"

Una de las beneficiarias (no podemos facilitar su nombre al ser menor de edad), asegura que su paso por el campamento le permite, además de divertirse, de crecer como persona: “Yo antes era un poco tímida y ahora me suelto más, conozco a otra gente, no estoy en mi casa todo el día y tengo más oportunidades de conocer otros sitios, tener más amigos y cosas así”.

Una experiencia de enriquecimiento personal que otros chicos y chicas con más posibilidades económicas a veces no experimentan, al apostar más por actividades caseras como los videojuegos, tal y como precisa Gonzalo, voluntario del campamento: “Se hace buen grupo con todos, y sobre todo que estos días de verano que estén más aburridos en Madrid o sus padres estén trabajando, pues que se lleven un entretenimiento extra y se hayan divertido durante el día”.

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Colonias urbanas de Cáritas: una oportunidad para facilitar la conciliación

Pero, además, las colonias urbanas de Cáritas Madrid es una oportunidad para que las familias puedan mantener su puesto de trabajo, o tratar de buscar oportunidades en el mercado laboral. De ahí también la importancia de este proyecto, como subraya Pepe Martín, coordinador de las colonias.

“Es lo que busca cualquier familia en esta época con niños pequeños. Las vacaciones de los padres no duran los tres meses escolares, por lo que buscan esa conciliación. En este caso, al ser familias atendidas por Cáritas, los campamentos son gratuitos y les dan un respiro durante las 3-4 semanas que están con nosotros y permite a las familias buscar trabajo o mantenerlo sin problema porque tienen ubicados a sus hijos y pasándolo bien”.

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