El Papa anima "a buscar la luz de Dios en Cuaresma, para despertar de nuestro letargo interior"

Después de las fatigas de cada día, "nos hará bien no apagar la luz de la habitación sin antes ponernos bajo la luz de Dios. Démosle al Señor la oportunidad de sorprendernos"

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El Papa Francisco ha animado a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro "a buscar la luz de Dios en este tiempo de Cuaresma, para que nos despierta de nuestro letargo interior". Asi lo ha expreso antes del rezo del Ángelus, en este segundo domingo de Cuaresma.


Reflexionando sobre el Evangelio de este domigo que narra la Transfiguración de Jesús, el Santo Padre ha explicado cómo Pedro, Juan y Santiago, que subieron al monte con Jesús, aunque el evangelista "estaban cargados de sueño", por ello se adormecieron antes de que empezara la Transfiguración, justo cuando Jesús rezaba y luego "despertándose vieron su gloria". De la misma forma, esos discíulos "se dormirán en Getsemaní, durante la oración angustiosa de Jesús.Ante esto, el Pontífice ha invitado a plantearse si "este sueño fuera de lugar de los discípulos, no se parece a tantos sueños que nos entran en momentos que sabemos importantes". "Tal vez por la tarde —ha descrito el Papa— cuando nos gustaría rezar, estar más despiertos, pasar un rato con Jesús después de un día de mil carreras y compromisos; o cuando es el momento de intercambiar unas palabras con la familia, ya no tenemos fuerzas"

Cuaresma: tiempo para reavivar el deseo de orar

Al respecto, Francisco puntualizó que precisamente el tiempo fuerte de la Cuaresma es una oportunidad en este sentido: "Es un período en el que Dios quiere despertarnos del letargo interior. Porque —no lo olvidemos nunca— mantener el corazón despierto no depende solo de nosotros: es una gracia, y hay que pedirla. Los tres discípulos del Evangelio así lo demuestran: eran buenos, habían seguido a Jesús al monte, aunque solo con sus fuerzas no conseguían mantenerse despiertos. Pero se despiertan justo durante la Transfiguración”.

Después de las fatigas de cada día, "nos hará bien no apagar la luz de la habitación sin antes ponernos bajo la luz de Dios. Démosle al Señor la oportunidad de sorprendernos y despertar nuestro corazón”.

La Escritura ilumina nuestros pasos e inflama el corazón

Para lograrlo, el Santo Padre ha propuesto, por ejemplo, abrir el Evangelio y dejarnos asombrar por la Palabra de Dios, "porque la Escritura ilumina nuestros pasos e inflama nuestro corazón", o mirar el Crucifijo y maravillarnos "ante el amor loco de Dios que nunca se cansa de nosotros y tiene el poder de transfigurar nuestros días, de darles un nuevo sentido, una luz diferente e inesperada".

Francisco se ha despedido de los fieles pidiendo a la Virgen María, "que nos ayude a mantener nuestro corazón despierto para acoger este tiempo de gracia que Dios nos ofrece".






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