Los asentamientos chabolistas de Almería, la prioridad de la Iglesia: "Es difícil que salgan de la pobreza"

'Informe ECCLESIA' conoce la labor que desarrolla Cáritas con los miles de inmigrantes que malviven en estos asentamientos del Levante y Poniente almeriense

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Los asentamiento de inmigrantes en la provincia de Almería forman parte de su realidad social, tanto en el Poniente como en el Levante (cercano a municipios como El Ejido, Níjar, etc.). Se estima que unas 6.000 personas ocupan estas chabolas y cortijos abandonados, en condiciones infrahumanas y sin apenas recursos para cambiar su suerte.

La diócesis de Almería ha denunciado en reiteradas ocasiones “la marginación que sufren con respecto al tema del empadronamiento”, en referencia a la población inmigrante diseminados entre el mar de plástico que han formado los invernaderos.

Se estima que un 86% de los chabolistas son hombres, el 13% mujeres y el 3% son menores que están creciendo en este entorno. Desde Cáritas, trabajan desde años por ofrecer una ayuda integral a estas familias, tal y como ha explicado para ECCLESIA Toñi Manzano, coordinadora del Proyecto de Asentamientos en la ONG de la Iglesia.

“En la zona del Levante los asentamiento son tipo chabolas hechas con materiales de madera, plásticos... y los de Poniente son cortijos abandonados y casetas de apero en la que entran muchos con alquileres y si están abandonados pues los ocupan. Están alejados de las zonas de servicios”, explica.

El 99% de las personas a las que atienden son inmigrantes procedentes de África. Pisan suelo español sin familias y con todas las administraciones dándoles la espalda y facilidades para conseguir algún tipo de ayuda con el que dibujar un futuro esperanzador. Por ello, la labor de Cáritas es esencial.

“El 90% de estas personas trabajan en los invernaderos, pero sin regularizar. Encuentran empleos en campañas de recogida de frutos, pimientos, melones, sandías.... pero no pueden estar contratados por falta de papeles. Una forma de encontrar empleo en esta zona es que estos chicos cojan la bicicleta y se pongan en una rotonda, hasta que el dueño del invernadero o el capataz llega con una furgoneta y recoge a las personas que necesita”, ha relatado Toñi Manzano.

En este contexto, Cáritas ofrece sus servicios a los ocupantes de los asentamientos, no únicamente repartiendo bolsas de alimentación o limpieza (que también), sino que van mucho más allá: “Los voluntarios de las parroquias trabajan con ellos al estar comprometidos con las personas. Les ven como hermanos con todos sus derechos y capacidades. Por eso emprendemos campañas de sensibilización, ofrecemos clases de español que imparten los propios voluntarios, les apoyamos en la búsqueda de empleo, les acompañamos si es preciso al médico o a servicios sociales... en fin damos una respuesta la más amplia posible”, ha subrayado la técnico de Cáritas.

Actualmente, la institución de la Iglesia da cobertura a unas 700 personas. Incluso ahora cuentan con un servicio jurídico para seguir dando pasos hacia la integración: “Estamos dando pasos a esa visualización que tenemos como objetivo. Que no seamos solo trabajadores que cuando termina nuestra jornada laboral nos olvidemos de ellos, sino que les demos un tratamiento integral, tratarles como un hermano”, ha insistido Manzano.

Un trabajo que va dando sus frutos, aunque es complicado ya que la falta de papeles hace que tengan muy difícil el acceso a las ayudas de las diferentes administraciones: “Gracias a los cursos de capacitaciçon y empleo como ayuda a domicilio, talleres de mantenimiento para arreglar la luz o humedades, etc. consiguen progresar, pero es difícil porque no solo depende de nosotros que salgan de la pobreza.

En este sentido, Toñi Manzano ha lamentado que las administraciones locales no estén dando facilitades al empadronamiento de estos inmigrantes, pese a lo establecido en la Ley de Empadronamiento: “Hay una sensación hacia el extranejro que da miedo cuando son personas que vienen a realizar su proyecto de vida. Hay muchas cortapisas y barreras desde muchos ayuntamientos y queremos poner quejas porque no hay manera de empadronar a estas personas pese a lo que dice la ley. Desde Cáritas y otras entidades se está lanzando una iniciativa de recogida de firmas para que se regularicen a estas personas que viven en España desde seis meses antes de noviembre de 2021. También trabajamos en Cáritas para desvincular la residencia con un contrato de trabajo, porque es complicado que alguien haga un contrato de un año a una persona sin papeles”:

La realidad del Puche, el barrio con mayor tasa de pobreza de Almería

El Puche es tal vez el barrio de Almería capital ycon mayor tasa de pobreza. El mobiliario está deteriorado, así como su alumbrado, mientras que las calles, lucen sucias en muchos puntos. Algunos cuenta incluso que el transporte público ya no se adentra en la zona debido a que recibía piedras en los cristales a modo de bienvenida.

Por su parte de las viviendas precisan de arreglos urgentes tras años de ocupación como plantaciones de marihuana. En este contexto llegó al barrio hace diez meses el Padre Pedro Antonio Pérez a la parroquia de Santa María Madre de Dios del Puche.

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La realidad del Puche, el barrio con mayor tasa de pobreza de Almería

En declaraciones a ECCLESIA, ha confirmado que se trata de un barrio marcado por la marginalidad: “El mobiliario está estropeado, la basura está en la calle y a veces se incendia, la cuestión de la vivienda se usan como cultivo de marihuana que hace que muchos se enganchen a la red eléctrica ilegamente y eso hace que otras familias pasen semanas sin luz”, ha detallado el sacerdote.

La población que predomina en El Puche es marroquí y de etnia gitana. Los prejuicios y la mala fama hacen que muchos habitantes sientan miedo a penetrarse en determinadas calles. Cáritas parroquial desarrolla una labor importante, aunque actualmente se encuentran reestructurando los recursos: “Es bueno aprovechar al máximo los recursos como talleres y cursos laborales, la orientación laboral, el economato de alimentos, unas tiendas donde pueden retirar ropas, el proyecto del invernadero... hay muchos proyectos diocesanos”, ha enumerado el sacerdote Pedro Antonio Pérez.

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