Los 23 edificios religiosos que en 2022 han entrado en la lista del patrimonio en riesgo de desaparición

De los 23 espacios que incluye 'Hispania Nostra', nueve de ellos pertenecen a Castilla y León. En 2022, solo una parroquia ha logrado pasar de la lista roja a la verde

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Un total de 23 edificios religiosos han ingresado en lo que llevamos de 2022 en la Lista Roja de Patrimonio que recoge aquellos monumentos o edificios culturales de nuestro país que se encuentran sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores, con el objetivo de darlos a conocer y lograr su consolidación o restauración.

En el catálogo, elaborado por 'Hispania Nostra', se puede ver que más de 300 edificios religiosos forman parte de esta lista que comenzó a elaborarse. España cuenta con multitud de edificios de tipo religioso que han entrado en esta situación por varios motivos, como el traslado de la feligresía, daños provocados por conflictos bélicos o incendios.

La mayor parte de estos edificios que forman parte de la Lista Roja de Patrimonio se encuentran en las zonas rurales, víctimas del fenómeno de la despoblación. La marcha de sus vecinos hace que estos espacios se deterioren y colapsen por lluvias, entra el agua por la destrucción de las cubiertas...

La filosofía de 'Hispania Nostra' a la hora de confeccionar la lista de monumentos en riesgo de desaparición no es más que hacer un llamamiento a la sociedad de que si queremos conservar el patrimonio, el compromiso es de todos.

De los 22 edificios que en este primer semestre del año han ingresado en la Lista Roja, nueve de ellos se encuentran en Castilla y León; cuatro de Aragón; dos de Valencia y Castilla-La Mancha; y uno de Extremadura, Andalucía, Cataluña, Murcia, Asturias y La Rioja.

Por contra, el único edificio religoso que ha pasado en 2022 de la lista roja a la verde al desaparecer el riesgo que presentaban, es la iglesia de Santiago Apóstol de Benicalaf , en Valencia.

Los 23 edificios religiosos que en 2022 han entrado en la lista de riesgo de desaparición

Convento o santuario de la Virgen de Gracia, en Teruel: Tiene su origen en un milagro mariano. Una pastorcilla de Valjunquera encontró en una cueva del monte Mangranera (cerca de La Fresneda) una figura de la Virgen. Se la llevó a su casa, pero a los pocos días desapareció y la volvió a encontrar en la misma cueva. Para guardar la imagen, la pastorcilla construyó una pequeña ermita. En 1580, la villa y la encomienda de La Fresneda cedieron la ermita y su terreno a la Orden de mínimos de San Francisco de Paula. Debido a las dificultades de habitabilidad de la primitiva ermita, los frailes fundaron un convento nuevo dentro de la villa de La Fresneda, en 1595. Pero nunca olvidaron el antiguo convento y la cueva de la aparición mariana. Por lo que en 1795 decidieron construir una gran iglesia para acoger la capilla original. Edificio que ha llegado hasta la actualidad y se encuentra en ruinas.

Ermita de San Roque, en Valdavido (León): La ermita se encuentra en un descampado fuera de la localidad, en el camino entre Valdavido y Truchas, e hizo las veces de parroquial mientras se construía el centro principal en el siglo XVIII. La primitiva advocación fue Nuestra Señora de las Angustias, y a finales del XVI, tras las pestes, se dedicó a San Roque. El 7 de junio de 1595, Domingo de Rivas se comprometió a edificarla con veinticinco pies de «cuadro», dos pies derechos, arco perpiaño y dos estribos, y a finalizarla en el plazo de un año. En ese siglo se construyó también la portada con vano de medio punto, con dovelas que descansan en sólidas impostas. En 1797 se hizo de nuevo la espadaña. El presbiterio y la sacristía se concluyeron a comienzos del siglo XIX, según la epigrafía del dintel de la ventana del presbiterio.

Iglesia de San Martín Valdavido, León: El maestro de cantería Domingo de Rivas aderezó la capilla mayor en 1594, pero tanto esta obra como otras posteriores desaparecieron con la reconstrucción total del siglo XVIII que comienza en 1768 con un caudal inicial de 4000 reales, los cuales fueron insuficientes, teniendo que servirse de las rentas de la cofradía de la Virgen de la Candelaria, que también se agotaron. Treinta años después, la espadaña ya amenazaba ruina, y la reconstrucción tuvo que esperar hasta el siglo XXI.

Iglesia Románica de Santibáñez del Río, en Doñinos, Salamanca: La iglesia fue levantada durante el proceso de repoblación de la ciudad de Salamanca, y su alfoz durante el siglo XII. La parroquia atendía a una pequeña comunidad de campesinos que residían en la aldea de Santibáñez del Río. La aldea y el edificio se vieron afectados por la famosa riada de San Policarpo, que tuvo lugar en el siglo XVII.

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El convento de san Antonio de Padua de Tejeda (Salamanca): Fue fundado por Alonso López de Texeda y Catalina de Robles, señores de la villa de Tejeda, con el apoyo de María de Habsburgo, esposa del emperador Maximiliano II y hermana del rey Felipe II. El convento se puso bajo la advocación de san Antonio de Padua debido a la especial devoción que sentían los fundadores por este santo. Fue autorizado por el cabildo provincial el 6 de junio de 1561.

Ermita románica del cementerio viejo, en Cubillas de Cerrato (Palencia): La datación de este templo es desconocida pero se encuadra, por su tipología, entre los siglos XI-XII. Pudo haber estado dedicado a San Martín, ya que una ermita románica citada por Vallejo del Busto como una de las cinco desaparecidas del término municipal de Cubillas de Cerrato estaba advocada a este santo. Parte del muro del evangelio fue utilizado en un momento posterior como delimitador del antiguo campo santo, abandonado en la década de 1950 y del cual toma su actual denominación.

Iglesia de San Miguel, en Talavera: La iglesia de San Miguel, una de las más antiguas de la ciudad de Talavera de la Reina, se construyó sobre la muralla del Segundo Recinto, reutilizando una de sus torres como campanario. Era junto a la de San Clemente, las únicas iglesias de la ciudad con tres ábsides en su cabecera. Existen referencias sobre la iglesia en textos del siglo XIII y se mantuvo en activo hasta el siglo XVII. En 1855, sin culto y arruinada, pasó a ser un almacén de madera. Esta antaño poderosa parroquia talaverana llegó a tener bajo su dependencia un colegio de gramáticos y mucha influencia en conventos y hospitales cercanos, como el de Santo Domingo o San Juan de Dios. Tal era su importancia en la ciudad, que en su interior se conservaban numerosos enterramientos de nobles y caballeros. Personajes relevantes de la historia de este país estuvieron muy vinculados a esta parroquia, como por ejemplo Gabriel Alonso de Herrera, que fue sacerdote de esta al final de su vida; o Fernando de Rojas que fue un feligrés muy devoto, llegando a recibir aquí la extremaunción. Hoy una placa de cerámica le rinde homenaje en la plaza en la que se sitúan los restos de la iglesia, recordando uno de los pasajes de La Celestina.

Tapia de la huerta del Monasterio de San Miguel de los Reyes, en Valencia: En San Miguel de los Reyes tempranamente se procuró cerrar el perímetro del edi?cio y sus propiedades teniendo en cuenta el nuevo trazado del camino real. El 25 de marzo de 1552 Joan Navarro alias Arboreda, se comprometió a construir una cerca que debía envolver el edificio y su huerta. La obra fue concebida como una suma del mismo procedimiento, pero no sólo en un plano horizontal, sino también en el vertical, por cuanto el maestro se comprometía a hacer la obra de una, dos, tres, cuatro o tantas tapias el monasterio deseara a 7 sueldos la unidad. Esta posibilidad otorgaba ?exibilidad al que encargaba, puesto que permitía adaptar la construcción a su situación económica. Objetivo que siempre persiguió el contrato, pues en otro orden de cosas establecía que el monasterio estaba obligado a poner al pie de la obra los materiales, como ladrillo, argamasa, tierra y cosas de madera necesarias; mientras que el maestro aportaba mano de obra, cuerdas y capazos. El monasterio se reservaba la posibilidad de dejar la obra cuando lo estimase mientras que el maestro se comprometía a trabajar siempre que fuera requerido y el monasterio pusiera los pertrechos necesarios. En caso de incumplimiento, los monjes tendrían facultad para llamar a otro maestro y pagarle a expensas de Navarro. La garantía que se exigía a la obra realizada era de seis años.Pese a las ventajosas condiciones, la comunidad quedó sumida en tan profunda crisis que la atonía constructiva fue prácticamente absoluta. En 1564 se trató de acabar la obra de la cerca, comprando incluso bueyes y carreta que permitiese portar los materiales necesarios. Las obras tuvieron que avanzar muy lentamente, puesto que en 1570 la comunidad volvió a aprobar su finalización. En este último período el obrero de villa Juan se encargó de realizar las obras, y recibió a destajo el hacer el canalón de la tapia, contrato que se revisó el 20 de julio de 1571, al atender la comunidad la petición del maestro que señalaba que estaba perdiendo la mitad de lo que se había estipulado.

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Iglesia de El Salvador, en Cubillo del Butrón (Burgos): La iglesia de El Salvador se encuentra ubicada en lo alto de un cerro a la entrada del Castillo de Butrón. Esta localidad se sitúa en las altas parameras que dominan el entorno del cañón del Ebro, sobre la carretera que une Pesquera con Dobro y el valle de Valdivielso. De su origen románico del siglo XII solo se conserva su cabecera, las demás dependencias fueron añadidas posteriormente entre los siglos XVI y XVII.

Capilla de San Andrés (Asturias): Este templo se halla ubicado en el municipio de San Andrés, en el concejo de Salas y pertenece a la parroquia de Linares. Los primeros datos alusivos a esta iglesia se remontan a agosto de 1129, cuando Pedro Guilleniz y su esposa Ximena Muñiz hacen una serie de donaciones al Monasterio de Cornellana, entre las que se encuentra la iglesia de Sancto Andrea de Campo. Posteriormente, se refiere a ella Tomás López y Madoz, relacionándola con los templarios.

Ermita de Santa María de Barrio, en Cellorigo (La Rioja): Ermita vinculada a Cellorigo en época de la Reconquista. La ermita de Santa María de Barrio en Cellorigo es actualmente un edificio en ruinas situado a unos quinientos metros del pueblo, en un alto al lado de las peñas. Se trata de una pequeña construcción que consta de una nave y una cabecera rectangulares. Parece que sus orígenes se remontan a la repoblación del Siglo IX, como lo testimonia una puerta tapiada con arco de herradura en el muro norte, pero se cree que fue levantada en su totalidad en el Siglo XII, sobre restos mozárabes. Las noticias documentales más antiguas de Santa María de Barrio son de 1415, fecha en que el canónigo de Valpuesta, don Juan Martínez de Cellorigo, fundaba una cofradía llamada de Santa María y los Doce Apóstoles, que se ocupaba de aspectos religiosos y de asegurar las honras fúnebres del fundador. En la iglesia románica se añadieron, entre los siglos XVII y XVIII, otros elementos y dependencias. Hay constancia documental de obras, que Lucas de Setién realizó en la capilla de la epístola en 1660, y de otras para construir la casa del ermitaño en 1703, así como de un arreglo general de la ermita a mediados del siglo XVIII, al que quizá correspondió la ejecución de la sacristía.

Ruinas Iglesia de San Salvador en Abezames (Zamora): El municipio de Abezames contiene restos de antiguos pobladores, como los hallados en el cercano despoblado de Mompodre, lugar en el que se han descubierto abundantes cerámicas de la Primera Edad de Hierro y de época celtibérica. Posteriormente ese asentamiento fue romanizado. Según la documentación conservada existió un alfoz de una población a la que nombra como “Aveçames”. Esta población estuvo protegida por una fortaleza, datada de 1420, de la que no queda rastro alguno, se alzaba en lo más alto de una cercana loma, donde se encuentran las ruinas de la antigua iglesia de San Salvador.

Espadaña de Torremoronta, en Despoblado de Torremoronta (Burgos): Actualmente, Torremoronta es un despoblado perteneciente al municipio de Santa María del Campo en la provincia de Burgos. Según el «Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar» de Pascual Madoz, a mediados del siglo XIX, Torremoronta se encontraba en un alto que baña el río Arlanza y sus únicos restos eran la pared de una torre y algunos cimientos. Asimismo, a muy poca distancia se localizaba un puente, en estado ruinoso, del cual solo se conservaban siete ojos. Además, destaca que la población llegó a tener dos parroquias, Santa María y Santiago, que se agregaron a Santa María del Campo en 1514.

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Iglesia Parroquial de San Miguel de Llumes, en Monterde (Zaragoza): La primera referencia a la iglesia parroquial de San Miguel de Llumes data de 1.131 en el fuero de Calatayud. Sin embargo, la construcción de la iglesia tal y como se puede ver ahora, pero sin la torre y los anexos, data de la segunda mitad del siglo XII o principios del XIII. Desde entonces no ha sufrido modificaciones estructurales, posiblemente debido a que Llumes estuvo despoblado durante siglos y por tanto a nadie se preocupó de realizar ningún tipo obra de mejora, ni de modificación. Se restauró a mediados del siglo XX tratando de conservar las características originales y se devolvió al culto para la nueva población que se fue asentando allí. Lamentablemente, posteriores intervenciones bien intencionadas han perjudicado con yesos y morteros el aspecto original del templo.

Ruinas del Monasterio de San Francisco, en Castrojeriz (Burgos): Se trata de un edificio construido en el siglo XIV al que se trasladaron los monjes franciscanos desde su anterior emplazamiento, el actual convento de las clarisas de Castrojeriz. Se cree que este edificio se construyó en las huertas de algún rey castellano (posiblemente Pedro I), pero no hay constancia arqueológica al respecto. Durante la Guerra de la Independencia sufrió un incendio que deterioró de manera importante el edificio, y a finales del siglo XIX, mediante una desamortización, el monasterio fue desalojado y traspasado a manos privadas. También había sido utilizado anteriormente como cementerio municipal, ubicado en el atrio. Este edificio cuenta con referencia catastral independiente del resto de la finca a la que pertenece. Parece que los arcos contaban con plementería y bóvedas completas pero, el dueño del solar, por miedo a que se cayera, decidió desmontar dicha plementería y almacenarla por si algún día llegaba a rehabilitarse el edificio.

Capilla de Nuestra Señora del Rosario de la iglesia de La Encarnación, en Bailén (Jaén): La cofradía del Santo Rosario fue una de las más importantes de la localidad, poseedora de numerosos bienes que por mandato testamentario fueron entregados por los devotos de Nuestra Señora. Dentro del templo parroquial de La Encarnación de Bailén, se halla una pequeña capilla situada en la cabecera de la nave del Evangelio que estuvo oculta durante muchos años a los ojos y el recuerdo de los fieles. La Capilla fue descubierta durante las obras de restauración del iglesia llevadas a cabo en la década de los años 60 por el párroco D. Francisco Cavallé, inmediatamente se pensó acondicionarla para situar en ella los dos tesoros más grandes que el templo contiene, el Sagrario y la venerada imagen de Nuestra Señora de Zocueca, Patrona de Bailén, pero finalmente, tras diversos cambios de párrocos y estilos, se dispuso en ella la imagen de San Dimas. Entre las muy escasas piezas que aún se conservan en la iglesia, están los frescos que adornan la capilla gótica dedicada a la advocación de Nuestra Señora del Rosario. Según reza en la inscripción de la cornisa que recorre la capilla, hoy perdida en parte, se acabaron sus obras el 27 de mayo de 1599, lo que la convierte en la más antigua muestra de arte religioso que se conserva en Bailén.

Ermita de San Bartolomé, en Villalba de los Morales (Teruel): La localidad de Villalba de los Morales, aunque actualmente pertenece al término municipal de Caminreal (Teruel), formaba parte de la antigua Sexma del río Jiloca, en la Comunidad de Aldeas de Daroca, durante la Edad Media y hasta la Edad Moderna en el siglo XIX. Lo más probable es que la ermita de San Bartolomé, situada en esta localidad, fuese construida en el siglo XV por la tipología arquitectónica gótico-mudéjar que presenta. Los mudéjares fueron aquellos musulmanes a los que se les permitió seguir viviendo en el territorio conquistado por los cristianos durante la llamada Reconquista. Aragón es una de las zonas de la península donde destaca especialmente la mano de obra islámica y las construcciones en estilo mudéjar, como bien atestigua este edificio religioso.

Iglesia parroquial de San Pedro Apóstol de Morrano (Huesca): El templo se comenzó a construir a finales del Siglo XI y se levantó a principios del Siglo XII, cuando el obispo de Huesca se la entregó al monasterio de San Ponce de Torneras. En 1279 pertenecía al monasterio de San Pedro el Viejo de Huesca y en 1566 era propiedad de la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén. La iglesia es un ejemplo muy significativo de los avatares políticos, económicos y artísticos en el medio rural del Alto Aragón. Los estilos arquitectónicos en este templo son variados, poseyendo cuatro: románico, mudéjar, gótico tardío y barroco. El románico lo encontramos en la base, los muros de piedra, la bóveda de cañón, el ábside de tambor y los dos primeros tercios de la torre, la cual cuenta con un parteluz en su cara norte, decorado con motivos vegetales. La iglesia se reformó por primera vez en el año 1643. Se construyó el coro a los pies, se levantaron las bóvedas estrelladas y, por último, la torre se alzó ornada en rombos de estilo mudéjar, siendo su parte final de ladrillo. Esta torre, que actualmente no cuenta con ningún tipo de reconocimiento, es el único ejemplo de estilo mudéjar en el norte de Aragón. En 1723 se volvió a reformar y agrandar la iglesia. Esta vez se abrieron dos capillas laterales, de estilo barroco. El altar mayor del templo , por su parte, muestra un retablo también de estilo barroco, posiblemente del siglo XVII, de columnas salomónicas recorridas por racimos de uvas que picoteaban algunos pájaros. Este retablo fue destruido durante la Guerra Civil y fue sustituido posteriormente por San Pedro, San Fabián y San Sebastián, patronos de la iglesia y del pueblo.

Ermita de San Antonio, en Xátiva (Valencia): La ermita de Sant Antoni fue fundada en el año 1654 por el deán de la Catedral de Orihuela Llorenç Brú, tal y como consta en su testamento, realizado el 31 de mayo de 1654 y conservado en el archivo del Reino de Valencia. En este documento consta la voluntad del deán de realizar una ermita a las afueras de la ciudad, dedicada a San Antonio de Padua y que fuese custodiada por el administrador más antiguo de la parroquia de Sant Pere. Tal y como fue expresada la voluntad de Llorenç Brú, en un principio la ermita fue dedicada a San Antonio de Padua pero después, en ella, también se rendía culto a San Antonio Abad. Este hecho se conoce desde 1790 por el informe que realizó el arzobispo Fabián y Fuero al ministro Floridablanca y en el que se describe la ermita como un lugar de culto a San Antonio Abad, más comúnmente conocido como Sant Antoni del Porquet, con una casa contigua para el ermitaño. Hasta los terremotos de 1748 la ermita se conservó en buen estado pero, a consecuencia de aquellos, se hubo de apuntalar y se debió renovar con posterioridad.

Ermita de la Mare de Déu dels Socors, en Follarac (Gerona): La ermita de la Mare de Déu dels Socors se encuentra ubicada en una pequeña colina, aproximadamente a un kilómetro de la población de Canapost, la cual pertenece al ayuntamiento de Forallac (Gerona). Su construcción comenzó en 1513, culminando en el siglo XVII. No es visible prácticamente desde ningún lugar hasta llegar a ella, dado que actualmente se halla emboscada completamente. Están documentados restos de época ibérica a su alrededor, tales como el yacimiento de Ullastret -a escasos 5 kilómetros- así como restos de época republicana. La ermita es una de las iglesias con menos datos de la zona, a pesar que el culto se mantuviera hasta 1936. En los años 60 del pasado siglo fue propiedad de la actriz Madeleine Carroll, la cual tuvo discrepancias con el obispado por las obras de remodelación que pensaba realizar, por lo que finalmente no se llevó a cabo ninguna intervención, vendiendo posteriormente la propiedad. Fue un lugar frecuentado por Josep Pla como mirador.

Ermita de San Bartolomé del Pizarral (Cáceres): Parece tratarse de un edificio visigótico levantado en el siglo VII y que no sería una anomalía en el contexto histórico de esta época, siendo cercano a varios poblamientos de carácter rural que se hicieron muy comunes tras la caída del Imperio Romano. También es destacable que no halle cerca de importantes vías de comunicación o de otras edificaciones similares, como la ermita de Santa Olalla, levantada en la misma época. La ermita de San Bartolomé del Pizarral, del heredamiento homónimo «El Pizarral», tenía una cofradía propia y una partición de tierras establecida. Asimismo, tenía asignada una cantidad de dinero anual que permitiría cubrir los gastos derivados del culto y su mantenimiento. En el siglo XVII hubo un intento de fusionar las cofradías existentes en la ciudad y sus alrededores, concretamente en 1611. Se pensaba que la ermita de San Bartolomé del Pizarral quedaría fuera de esa fusión, pero finalmente se unió a la cofradía de San Bartolomé de los Zapateros. Esto terminó sentenciando a este bien, significando el comienzo de su completo abandono.

Panteón de Manuel Picó y Juan Crespo, Cartagena: Construido en 1874, destaca por sus elementos decorativos y también por su reloj de arena, ubicado en el interior del mausoleo. Asimismo, es importante resaltar su planta neogótica y las gárgolas presentes en su fachada. El diseño del Panteón estuvo a cargo de Carlos Mancha Escobar, arquitecto que plasmó su huella en otros panteones que se localizan en el recinto del mismo cementerio municipal de Nuestra Señora de los Remedios. Con un eclecticismo clasicista, los motivos alegóricos del Panteón fueron esculpidos por Francisco Requena, escultor local que trabajó de forma casi exclusiva el mármol y la piedra.

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Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Trijueque (Guadalajara): La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción fue fundada por Fray Miguel López de Serna, obispo de Gran Canaria, y se encuentra actualmente en ruinas. Antiguamente fue el palacio de los Mendoza, en el cual estuvo custodiada en 1470 Juana «La Beltraneja», hija de Enrique IV de Castilla. Durante la Guerra Civil sufrió muchos daños, que fueron reparados entre 1944 y 1961. La iglesia estuvo celebrando misas hasta el año 1964, cuando la parroquia se trasladó de lugar. A partir de ese año, el templo quedó abandonado.

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