A los obispos españoles "les duele" la situación de las familias "que no pueden ni acceder a una vivienda"

1 de cada 3 personas no tiene ingresos suficientes para vivir dignamente: "La caridad comienza por abrir los ojos a la realidad y dejarse afectar por ella"

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"Tú tienes mucho que ver. Somos oportunidad. Somos esperanza". Así comienza el mensaje para el Día de la Caridad que la Iglesia celebra el 11 de junio, festividad del Corpus Christi. Los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social invitan a "entrar en el misterio eucarístico de la fiesta del Corpus Christi".

A los obispos "nos duele la situación de las personas y familias afectadas por la crisis. La caridad comienza por abrir los ojos a la realidad y dejarse afectar por ella".


1 de cada 4 personas está en situación de exclusión

"Vivimos tiempos de crisis acumuladas", seguran los prelados. "Tras la pandemia provocada por el Covid-19, vino la guerra de Ucrania, el aumento de la movilidad humana, la evolución del coste energético y la inflación… Esta situación, tanto en el ámbito local como mundial, ha acrecentado la pobreza y la desigualdad y ha alimentado la desesperanza".

  • 1 de cada 3 personas no tiene ingresos suficientes para vivir dignamente. De estas, un 46% se ve obligado a recortar el gasto en alimentación, un 63% en suministros y un 56% en Internet y teléfono.
  • Un 7% de la población no tiene ningún ingreso.
  • 1 de cada 3 personas sufren los efectos de la brecha digital.
  • Un 17% de la población tiene un gasto excesivo en vivienda.

Estas cifras, afirman, " corresponden siempre a personas que se van quedando al margen de los sueños y de las expectativas. Nos duele profundamente la situación de las personas que sufren una precariedad laboral creciente, especialmente los jóvenes y las familias, viven situaciones de exclusión social cada vez más severas. Las personas con un mayor deterioro psicoemocional son las más afectadas, no pueden acceder o permanecer en una vivienda, porque esta ha pasado de ser un derecho a ser un lujo. De hecho, elegir entre pagar un lugar para vivir o poder comer es una situación que se repiteconstantemente o huyen de la violencia de tantos lugares del mundo, de la pobreza extrema o de la persecución y viven en situación de irregularidad administrativa, sin papeles y sin derechos".

Ante esta realidad, "no podemos permanecer como espectadores, ni siquiera como meras voces críticas, sino que estamos llamados a ser parte activa en la rehabilitación y auxilio de las sociedades heridas”. "Se nos invita, porque celebramos el sacramento del amor y de la esperanza, a ser agentes de vida buena y nueva: “Dios sigue derramando en la humanidad semillas del bien… La esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna”.

Por consiguiente, "cuando nuestras comunidades celebran la eucaristía han de ser conscientes de que el sacrificio de Cristo es para todos y que, por eso, impulsa al creyente a hacerse “pan partido” para los demás, es decir, a trabajar por un mundo más justo y fraterno".

Los obispos españoles también insisten "en esta dimensión transformadora de la actividad caritativa y hemos manifestado que “nuestra caridad no puede ser meramente paliativa, debe ser preventiva, curativa y propositiva. La voz del Señor nos llama a orientar toda nuestra vida y nuestra acción desde la realidad transformadora del reino de Dios”.

Una sociedad desvinculada y polarizada, que descarta y excluye

De la misma forma, los obispos aseguran qye les preocupa la desvinculación social creciente en nuestro entorno. "En este mundo en el que predomina lo virtual y líquido, las relaciones se vuelven frágiles. Como consecuencia de ello, se corre el riesgo de convertirlas en simples conexiones y de transformar los vínculos en meros contactos. La desvinculación lleva a no responsabilizarse suficientemente del otro y se traduceen crisis de cuidados y de pertenencia (a la sociedad, a la historia, a las iglesias, a los barrios, a la familia".


El misterio de la Eucaristía

Así, "en una sociedad fuertemente ideologizada, que lleva a polarizaciones y tensiones en los ámbitos de la economía, de la política, de la cultura, incluso de la religión". En este punto, "la Eucaristía, sacramento del Encuentro, nos capacita para nuevos tipos de relaciones sociales y nos abre al diálogo inclusivo.

Un misterio que, como nos decía el recordado Benedicto XVI, “actualiza sacramentalmente el don de la propia vida que Jesús ha hecho en la Cruz por nosotros y por el mundo entero. Al mismo tiempo la Eucaristía nos hace testigos de la compasión de Dios por cada hermano y hermana”.

Por eso, la Eucaristía, sacramento del amor, "aviva en nosotros la conciencia de que donde se vive de amor brilla también la esperanza, pues allí donde el ser humano se siente amado, experimenta la salvación de Dios y descubre que es posible la esperanza". Desde este misterio de amor y de esperanza, "que es la Eucaristía, los obispos invitamos a todos los cristianos, y de manera especial a cuantos trabajáis en la acción caritativa y social, a abrir los ojos al sufrimiento de nuestros hermanos más pobres, a escuchar sus clamores y a dejarse tocar el corazón para ser oportunidad y esperanza para todos ellos".

Ser oportunidad, ser esperanza

“La caridad no es una simple asistencia material y social, sino que se preocupa de toda la persona y desea volver a ponerla en pie con el amor de Jesús: un amor que ayuda a recuperar belleza y dignidad. Hacer caridad significa tener la valentía de mirar a los ojos”. Desde esta clave estamos convencidos de que tú tienes mucho que ver en las oportunidades que otras personas pueden tener.

Lo que tú hagas, como tú te sitúes en el mundo y ante los otros, puede abrir puertas, dar vida, aliviar la soledad, sanar el alma, hacer que otros y otras sientan que la vida brota nueva en ellas. Nuestra tarea no consiste solamente en cubrir las necesidades de los otros, sino en descubrir sus posibilidades para abrir caminos de esperanza. Es lo que hacéis cada día las personas voluntarias y los agentes comprometidos en la acción sociocaritativa.


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