Los programas de empleo de Cáritas permitieron que más de 15.000 personas accedieran a un trabajo en 2019

La ONG de la Iglesia reclama una economía "que ponga a la persona en el centro como condición indispensable para avanzar en el horizonte del trabajo decente”

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Cáritas ha presentado en Madrid, coincidiendo con la celebración de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, su Informe de Economía Solidaria 2019, junto a una nueva entrega de la serie “Focus” de la Fundación FOESSA con el título “Vulneración de derechos: Trabajo decente”. Las cifras del último año apuntan en esa dirección. El estudio revela las siguientes cifras:

- De las 78.976 personas que han participado en programas de empleo, 15.368 han encontrado trabajo en un mercado laboral exigente y tratándose de personas que en algunos casos tienen que superar barreras añadidas.

- Se realizaron 1.057 acciones formativas, por las que pasaron 16.276 personas.

- 29.755 personas fueron atendidas por los servicios de intermediación laboral.

- Junto a ello, 689 personas participaron en acciones de autoempleo.

Además de apoyar a las personas para que encuentren un puesto de trabajo en el mercado laboral, en Cáritas también se promueven iniciativas capaces de generar empleo a través de las empresas de inserción, que son iniciativas sin ánimo de lucro donde más de la mitad de los trabajadores son empleos de inserción.

A fecha de hoy, Cáritas cuenta en todo el país con 73 iniciativas de economía social, que suponen un total de 1.787 puestos de trabajo, de los cuales 985 son empleos de inserción por los que pasaron 1.353 personas en 2019. Gracias al impulso a la empleabilidad de estas empresas de inserción, 287 personas han encontrado empleo en el mercado normalizado.

Otro ámbito estratégico de la acción de Cáritas en el marco de la economía solidaria es su apoyo al comercio justo, que se concreta en una red estatal integrada por 33 tiendas y 114 puntos de venta, que el año pasado facturaron casi 582.000 euros. Además, se llevaron a cabo 520 acciones de sensibilización entorno al consumo responsable, el comercio justo y las finanzas éticas. Todo este trabajo a favor de la creación de empleo decente se apoya en el compromiso activo de 3.184 voluntarios y 984 contratados.

En términos económicos, la inversión total destinada por las 70 Cáritas Diocesanas de toda España a sus recursos y proyectos de empleo y economía social en 2019 fue de 45.857.329 euros. De estos, 31.219.095 euros se invirtieron en los programas de empleo, 482.596 euros en actividades de comercio justo y 14.155.638 euros se destinaron a las iniciativas de economía social.

Como explicó el director de Acción Social de Cáritas, Francisco Lorenzo, “preferimos no hablar de gasto, sino de inversión, y no lo hacemos en términos metafóricos o poéticos sino porque para Cáritas, cada recurso invertido supone un beneficio en el medio-largo plazo: un beneficio social en términos de autoestima, reconocimiento de dignidad y acceso a derechos de las personas que acompañamos; y un beneficio económico, ya que si los más de 31 millones de euros han servido para que 15.368 personas encuentren empleo, eso nos da una media de inversión de 2.000 euros por persona”.

Además de reclamar la implicación de las Administraciones públicas como “garantes de derechos y para que inviertan en iniciativas que en el medio plazo les supondrá un ahorro”, Francisco Lorenzo apeló a las entidades privadas a “dar oportunidades dignas a las personas a las que atendemos y a reforzar un apoyo que nos permitan seguir manteniendo iniciativas que funcionan”.

Una economía que ponga a la persona en el centro

Aprovechando la celebración de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, Natalia Peiro apostó en su intervención por “una economía que ponga a la persona en el centro como condición indispensable para avanzar en el horizonte del trabajo decente”.

“Proteger el derecho al trabajo decente precisa de un cambio de paradigma, pensar el trabajo desde las personas y no desde la dimensión puramente productiva y económica. Una sociedad que promueva el derecho al trabajo decente tendrá que plantear el sentido y el valor del trabajo más allá del empleo”, aseguró.

La secretaria general de Cáritas apeló, asimismo, al decisivo papel de las empresas para la consecución del trabajo decente, ya que “en el marco del modelo social en que vivimos, cumplen una clara función social, que actúa de manera complementaria a otros agentes, en la construcción de sociedad”. “Las empresas –dijo— han de comprenderse a sí mimas como agentes que se hacen cargo y cuidan de la sociedad a la que pertenecen y en la que operan, que es la única manera en que se puede generar no solo riqueza sino también valor social”.

Por ello, lanzó “un llamamiento a la sociedad en general y a las empresas en concreto, para transformar elementos cruciales del mercado de trabajo, muchas de ellas vinculadas a una competitividad mal entendida que, en ocasiones, puede acabar ofreciendo unas condiciones laborales precarias para sus empleados”.

En ese sentido, la secretaria general de Cáritas invitó “tanto a empresas como a consumidores para que las primeras sean capaces de asentar su posición en el mercado y buscar su competitividad, sin cargar el coste de esta operación sobre los hombros de los trabajadores, junto a una actitud vigilante, comprometida y responsable de los consumidores que premie a las compañías que cumplen con los principios del trabajo decente”.

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