Madrid despide con un funeral en La Almudena a Jesús Carrascosa: "Ha sabido amar, servir y educar"

El cardenal arzobispo de Madrid José Cobo ha presidido este sábado el funeral: "Damos gracias a Dios por toda la gente buena, por Jesús y por los que lo habéis conocido"

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“Este es un momento para dar las gracias a Dios por todos los que han respondido a la llamada de edificar la Iglesia, desde distintos lugares y de diversas formas, pero siempre edificando la Iglesia. Damos gracias a Dios por toda la gente, por Jesús Carrascosa, por todos los que lo habéis conocido”. Estas han sido las palabras del cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, al final del funeral de Carras, responsable nacional de Comunión y Liberación en España, que falleció el pasado 9 de enero.

Durante la homilía, Javier Prades, rector de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, ha reconocido “el momento de tristeza por la separación de Carras”, pero también “de paz y gratitud por lo que ya conocíamos y por lo que estamos aprendiendo de su vida en estos días. Donde abunda el dolor que provoca la muerte, sobreabunda el consuelo y la alegría que nace de la Presencia victoriosa de Cristo”.





Su testimonio de militante cristiano, de marido, de educador, con tantas facetas, ayuda a entrar en la riqueza de la Escritura y, a su vez, la Sagrada Escritura nos permite no detenernos en los aspectos por así decir penúltimos de la vida cristiana de Carras, sino buscar su raíz primera”, ha subrayado Prades. Para el rector de la universidad San Dámaso, Carras ha sido “un caso inconfundible de quien ha descubierto que lo mejor en la vida es la voluntad constante de vivir para Cristo en la Iglesia, para el servicio de la gente sencilla, de la gente-gente, como decía don Giussani. Así fue para él de una manera luminosa y cordial, sobre todo a partir del encuentro con don Giussani y su carisma, en esta historia eclesial de Comunión y Liberación a la que ha pertenecido hasta el último suspiro de su vida y a la que se ha entregado”.

“Hemos visto a Carras mientras servía, asumiendo trabajos humildes o muy representativos, cuando vivía en la chabola de Palomeras o en la preciosa casa de Vía Aurelia en Roma, cuando ha sido profesor de religión en Arturo Soria y en Vallecas, cuando ha viajado incansablemente por España y por el mundo, llevando consigo el afecto desbordante y las ganas de reunirnos a todos alrededor de la mesa y disfrutar de la comida y de la amistad”, ha recordado Javier Prades.



Jesús Carrascosa, para el rector de San Dámaso, “ha traducido su testimonio cristiano sirviendo a todos, cuidando a los humildes. Ha dado de comer, casi sin medida, ha animado a los que estaban tristes, ha acompañado a jóvenes y adultos de toda condición en la búsqueda del sentido de la vida, ha consolado tantos dolores y heridas como la vida puede ocasionar. Nos ha cuidado no solo por una inclinación espontánea a la hospitalidad o por su generosidad desbordante, sino consciente de por qué lo hacía”.

Hemos tenido ante los ojos un hombre de Dios, un hombre de Iglesia, un hombre, un hombre de los pies a la cabeza, que ha sabido amar, trabajar, servir, educar, que ha sabido transmitir el significado de la vida, que ha sabido sufrir y entregarse en la enfermedad”, ha remarcado Prades. Hablando a los que estaban presentes hoy en La Almudena, Javier Prades ha afirmado que “sois como huellas visibles que ha dejado Carras de esa humanidad, que no fue otra cosa que el reflejo de la presencia poderosa y tierna del Espíritu de Cristo en medio de nosotros”.

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