Miles de personas salen a la calle este domingo para defender la vida frente al aborto o la eutanasia

Los obispos han apoyado esta movilización aunque las actividades que organizan las diócesis con motivo del Encuentro Mundial de las Familias impedirán a muchos de ellos asistir

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Cuando se cumple un año desde que las Cortes dieran luz verde a la regularización de la eutanasia y el Consejo de Gobierno ha aprobado la reforma de la ley del aborto, las asociaciones provida han convocado este domingo, 26 de junio, a la ciudadanía a participar en la concentración para protestar contra estas leyes legislativas.

La marcha, que comenzará a las 12, partirá de la madrileña Glorieta de Bilbao y culminará en la Plaza de Colón. A lo largo de estas semanas, los convocantes han mostrado su oposición a la nueva reforma de la regulación del aborto y, en concreto, denuncian que se elimine el consentimiento paterno para las menores de entre 16 y 18 años. "Estamos ante un recorte más, de los que vienen produciéndose, de la patria potestad totalmente inaceptable y peligroso", alertan.

Desde la Conferencia Episcopal Española se ha mostrado el apoyo a esta movilización, aunque difícilmente veremos a algún obispo en ella, ya que coincide con el Encuentro Mundial de las Familias, lo que hará que muchas diócesis cuenten con diferentes convocatorias y actos.

No obstante, desde la Subcomisión para la Familia y la Defensa de la Vida, ha instado a los católicos a promover esta defensa de la vida frente a los proyectos legislativos que atentan contra ella, “confundiendo la injusticia con el derecho”.

Por su parte el Secretario General del Episcopado, Luis Argüello, se ha mostrado favorable a “salidas a la calle” para defender cuestiones fundamentales como la vida, si bien alerta que no todo acaba en una manifestación, sino que ha de ser una manera de vivir y “trabajar en diversas dimensiones y aspectos”.

Las seis razones por las que se lleva a cabo esta convocatoria

1. Detener el proyecto, de naturaleza totalitaria y de ingeniería social impulsado por el Gobierno, y que se manifiesta en su legislación, práctica política y parlamentaria.

2. Defender la vida humana y la dignidad inherente a la misma en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte natural. Por esta decisiva razón y apelando a esa dignidad nos oponemos a la regulación jurídica actual sobre al aborto, la eutanasia, el suicidio asistido, la experimentación con embriones humanos y todo atentado contra la protección de la vida humana.

3. Expresar nuestro más absoluto repudio a la nueva reforma de la regulación del aborto que - sin esperar a la decisión del Tribunal Constitucional sobre la actual normativa- aprueba el aborto decidido por menores entre 16 y 18 años sin consentimiento, ni siquiera conocimiento de sus padres, y elimina el requisito del consentimiento informado. Estamos ante un recorte más, de los que vienen produciéndose, de la patria potestad totalmente inaceptable y peligroso.

4. Denunciar la grave irresponsabilidad que significa unir la práctica del aborto de menores, con la supresión de lo que ya era un menguado y limitado periodo de reflexión.

5. Rechazar la limitación del derecho a la objeción de conciencia de la ley, que obliga al señalamiento oficial de los objetores, con todo lo que de discriminación para su vida profesional conlleva ante la actual dirección política de la sanidad pública.

6. Proclamar que no es misión del Gobierno modelar a su antojo las conciencias y la moral de sus ciudadanos, ni de nuestros jóvenes y niños, ni lo que es verdadero o falso en el ámbito de la ciencia, de la historia y de la filosofía. El Gobierno debe arbitrar y moderar, pero no puede ser, a la vez, árbitro y jugador.

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