El obispo auxiliar de Getafe, en TRECE: "La caridad es la gran puerta por la que entra la evangelización"

El nuevo obispo auxiliar de Getafe ha hecho balance de sus primeras semanas como obispo ante las cámaras de TRECE

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Hace apenas tres semanas que ha recibido la ordenación episcopal como obispo auxiliar de Getafe. Monseñor José María Avendaño Perea tiene 65 años, y ha vivido todo su ministerio sacerdotal en la diócesis del sur de Madrid, primero como seminarista y luego desde su fundación en 1991. Este domingo, ha visitado el plató de ‘Ecclesia’ en TRECE (domingos, a las 13 h), para hacer balance de estas primeras semanas y de los desafíos que afronta desde su nueva responsabilidad.

“Estoy con una actitud de novedad, asombro y de agradecimiento”, señala sobre sus primeros días, en los que su principal tarea está siendo la oración. “He dedicado y sigo dedicando mucho tiempo a rezar y a dar gracias a Dios por esta encomienda”. También explica que su misión principal es la de ayudar al obispo titular, monseñor Ginés García Beltrán, y ayudar a llegar a más sitios.

Avendaño Perea tiene muy clara las características de la diócesis getafense y conoce sus necesidades y desafíos: “Siento el consuelo de estar en casa, y la urgencia evangelizadora de todas las realidades a las que hay que llegar, a todas las personas que no conocen a Dios”. Por ello, considera fundamental abordar y cuidar la iniciación cristiana, el acompañamiento de los jóvenes y su acercamiento a las parroquias, y la aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia.

El acompañamiento a los pobres y a los enfermos es para don José María un pilar de la labor de la Iglesia, y él los tiene muy presentes, guardando incluso para ellos un lugar privilegiado en su ordenación episcopal. “Mis ángeles de la guarda han sido las personas ‘heridas por la vida’, como decía San Juan Pablo II”, en referencia a estos enfermos y a toda la pastoral de la salud que se desarrolla en la diócesis de Getafe. En su territorio, operan entre otros los hospitales psiquiátricos de los Hermanos de San Juan de Dios y de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús en Ciempozuelos, o el centro BASIDA de Aranjuez, en el que se acompaña desde hace años a enfermos de sida. También conoce muy de cerca la labor de Cáritas, como miembro del Consejo General, y está convencido de la importante tarea que desde ahí realiza la Iglesia, afirmando con rotundidad que “la caridad es hoy la gran puerta por la que entra la Evangelización”.

También ha habido tiempo en su entrevista en ‘Ecclesia’ para recordar la figura de Jorja Perea, su madre, fallecida hace 7 años y cuya causa de canonización está abierta desde el mes de julio. "Mi madre era una mujer con una fe sencilla, me enseñó a fiarme siempre de Dios". Ella tuvo un papel fundamental en la educación del ahora obispo auxiliar de Getafe, que pasó varios años de su infancia postrado en cama, enfermo de tuberculosis. “Que mi madre sea signo de Dios para tantas personas en el mundo a mí me sobrecoge. Con todo su sufrimiento en vida, su humildad… No sabía leer ni escribir, pero en su corazón siempre estaba el Evangelio y Jesucristo”.

Su huella está muy presente en su ministerio, y su ejemplo se se recoge también en el lema episcopal que ha elegido: “Caridad y humildad”, porque la ayuda de Dios y de la Iglesia le han acompañado siempre. “Yo de niño iba de la mano de mi madre a Cáritas parroquial, para que nos ayudaran. Hasta unos meses antes de fallecer me decía ‘no olvides nunca de hacer lo que la Iglesia ha hecho por nosotros’”.

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