Cuando un obrador de clarisas cumple 30 años de repostería artesanal...

Desde 1992 las monjas de Salvatierra han ido creando nuevas elaboraciones, originales y muy demandadas, obligándose a entrar en el mercado global a través de una tienda online

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Las monjas clarisas de Salvatierra están de celebración. En 1992 echó a andar un proyecto culinario que ha logrado asentarse y que goza de mucha popularidad no solo en esta localidad sino en toda Álava y más allá de sus fronteras. Esta próxima Navidad sus fogones cumplen 30 años de laboriosa y cuidada repostería artesanal bajo recetas originales y únicas, algunas de ellas evolucionando en su composición.



Algunas recetas mantienen la fidelidad de las formulas originales que emplearon las hermanas cuando inauguraron en el ala oeste del convento las instalaciones especiales para la elaboración de estos productos. Después de tres décadas, estos dulces se han convertido ya en una tradición en muchos hogares alaveses y en múltiples partes del mundo, especialmente con la llegada de la Navidad.

Principal tarea: la oración

La principal tarea de estas monjas es la oración. En ella nutren su vida comunitaria y personal. Se levantan con ella y terminan la jornada de la misma manera. Durante el día le siguen la formación y el estudio de la palabra de Dios con adoración ininterrumpida al Santísimo. Y entre todo ello, el obrador, que lleva encendido 30 años. Tras los primeros rezos matutinos –el del comienzo del día y el de laudes– empieza el trabajo que dura toda la mañana entre fogones, ampliando su horario en estos días previos a la Navidad por la alta demanda de sus productos.

Las primeras monjas clarisas de Agurain aprendieron a hacer sus famosos turrones de la mano de sus hermanas en Valladolid. Fueron ampliando la oferta con la elaboración de pastas y otras variedades de dulces. Con el tiempo, crearon sus propias fórmulas llegando hasta hoy, con una gama muy personal de productos artesanos, navideños muchos de ellos, únicos en el mundo tanto por su elaboración como por su sabor, presentación y materia prima. Por ejemplo, el cacao que utilizan en sus hornos les llega de la comunidad franciscana de Ecuador, fundada por estas religiosas hace 20 años en la localidad de Montalvo. Como este, el resto de ingredientes son de gran calidad, la mayoría de origen nacional.

Las 19 religiosas que actualmente viven en este histórico convento siguen así la tradición franciscana, muy extendida en todo el mundo, de elaborar repostería artesanal. Desde la fundación de esta orden monacal en la localidad italiana de Asís por San Francisco y Santa Clara allá por el siglo XIII, las franciscanas dedican parte de sus tareas a los dulces de todo tipo.

Pedidos online para todo el mundo

Este convento de Salvatierra recibe de manera asidua a personas del resto de Euskadi, Navarra y La Rioja. Y lo más demandado son las trufas las pastas y en Navidad, el turrón y los mazapanes. Con la irrupción de la pandemia, comenzaron a llegar pedidos telefónicos y por email por lo que una hermana joven, Sor Marisol, decidió darle valor y creó la tienda online a mediados del año pasado. Gracias a esto, atienden pedidos para toda España, facilitando mucho su preparación y envío, así como al extranjero llegando a países como Reino Unido o Francia. Tanta es la calidad y exclusividad de estos dulces que todos los años una familia de Japón recibe un pedido por Navidad.

30 años después, estas monjas ofrecen todo tipo de delicias hechas de coco, almendra, avellana, nueces, nata, chocolate o yema entre otros. Sus productos, como las rosquillas, trufas, turrones, pastas, rocas, mostachones o membrillos, se pueden combinar en cestas y lotes de Navidad muy demandados en este tiempo y que se pueden encontrar en la página web de las hermanas.

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