¿Por qué San Cristóbal es patrón de los conductores?: esta es la oración a la que recurren los viajeros
En un primer momento, el santo comenzó siendo patrón de los arrieros, encargados de transportar las mercancías con animales de tiro
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Las carreteras de nuestro país viven su temporada alta durante los meses de julio y agosto, en pleno periodo de vacaciones estivales para la mayoría de la población. Un tiempo en el que que los conductores se lanzan al asfalto con sus vehículos en busca del destino donde descansar durante unos días y recargar pilas.
Coincidiendo con este periodo de alto consumo de coches, la Iglesia celebra San Cristóbal cada 10 de julio, patrón de los conductores. Aprovechando su festividad, el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, ha pedido a todos ellos conducir con “prudencia” y enconmendarse al santo.
¿Por qué San Cristóbal es patrón de los conductores?
San Cristóbal vivió entre los siglos III y IV, aunque no empezó a conemorarse hasta el siglo XVI. En un primer momento, comenzó siendo patrón de los arrieros, encargados de transportar las mercancías con animales de tiro.
Conforme fueron pasando los siglos y la sociedad fue evolucionando, San Cristóbal comenzó a adquirir su popularidad en la entrada de las ciudades, ya que su figura podía verse a la entrada de las villas. Se creía que solo con mirar su imagen, el viajero quedaría libre de todo peligro en la carretera.
Más tarde, los camioneros empezaron a portar su imagen con el mismo fin, y poco a poco fue extendiéndose a todo tipo de conductor.
En algunos lugares de nuestro país el 10 de julio es festivo, ya que celebran a su patrón, San Cristóbal. Son los casos del municipio granadino de Restábal, San Cristóbal de La Laguna en Tenerife, en San Cristóbal de Tosas (Gerona) y en San Cristóbal de Couso (Pontevedra). También en Valladolid, con la tradicional bendición a los taxistas.
Oración a San Cristóbal
Señor, que das la vida y la conservas,
suplico humildemente guardes hoy la mía.
Dame, Dios mío, mano firme y mirada vigilante
para que a mi paso no cause daño a nadie.
Libera, Señor, a quienes me acompañan de todo mal,
incendio o accidente.
Enséñame a hacer uso de mi coche para remedio de las
necesidades ajenas.
Haz, en fin, Señor, que no me arrastre el vértigo de la velocidad
y que siga y termine felizmente mi camino.
Te lo pido, Señor, por los méritos de tu Santísimo Hijo Jesucristo
y por la intercesión de la Virgen María.
Amen.
