¿Qué representa para la Iglesia la festividad de Todos lo Santos?

Como cada 1 de noviembre, la Iglesia homenajea a todos los santos, tantos conocidos como desconocidos. Un día más tarde reza, de manera especial, por todos los fieles difuntos

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Como cada año, la Iglesia celebra este miércoles, 1 de noviembre, el Día deTodos los Santos y un día más tarde, conmemora a los fieles difuntos. Este miramos hacia el cielo. Es el día en el que se homenajea a todos los santos, conocidos y desconocidos. A los que están en los altares y a tantos cristianos que después de una vida según el Evangelio participan de la felicidad eterna del cielo. Son nuestros intercesores y nuestros modelos de vida cristiana.

Cuando la "historia" comienza a andar, que es a partir de la venida de Cristo a la historia de la humanidad, los han habido santos. Lo han sido, incluso antes de nosotros saber quién era Jesús. Pero los procesos e investigaciones que elevan a una persona a la categoría de “santo” de la Iglesia llegaron bastante después. Por eso, la Iglesia invita a poner los ojos y la oración en “todos los santos”, es decir, en todos aquellos que ya disfrutan de ver y estar con Dios.



Esto es, que desde que Jesús ascendió al Cielo después de resucitar y vino el Espíritu Santo en Pentecostés para enviar a los apóstoles, el “contador” de santos había empezado a correr. Los primeros cristianos, las primeras comunidades hasta nuestros días están repletas de personas cuyas historias no conocemos, ni cabrían en las páginas del calendario. Esos son los santos anónimos, a quienes también se honra hoy. Aquellos cristianos de Roma que sufrieron el martirio de múltiples maneras son un ejemplo.

Es por eso que, al principio, la fiesta honraba a los mártires, quienes han derramado su sangre y dado la vida por Jesús. En su recuerdo, el Papa Bonifacio IV dedicó el Antiguo Panteón de Roma a la Virgen en su advocación de auxiliadora de los cristianos y reina de los mártires. Más tarde, otro Papa, Gregorio III, extendió el homenaje a los santos cristianos anónimos. Por último, el Papa Gregorio IV la hizo universal para toda la Iglesia.



Ya el día 2 de noviembre la Iglesia reza, de manera especial, por todos los fieles difuntos. Fue en el siglo X cuando un monje benedictino, san Odilón, en Francia, comenzó a celebrar la misa en un día concreto ?el dos de noviembre­?, pidiendo por todos los difuntos. Aunque rezar por los difuntos es tan antiguo como la misma Iglesia. Una oración que se anima en la esperanza cristiana.

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