La receta del cardenal Omella para disminuir la ansiedad: "No nos asuste el escenario que nos toca vivir"

El arzobispo de Barcelona habla del "miedo a la incertidumbre" y recuerda que "Dios no quiere que nos asustemos y perdamos la paz en la oscuridad"

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Miedo a lo desconocido. Miedo al futuro. Miedo al que dirán. Miedo a perder el trabajo o a enfermar”. Estos son algunos de los miedos que el cardenal Juan José Omella,arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal ha enumerado a través de la red social Twitter este 26 de septiembre.


Pero ante la incertidumbre, el purpurado “ofrece la receta” que nunca falla: “Si fuéramos conscientes de que Dios está permanentemente a nuestro lado, la ansiedad de muchas personas disminuiría”.

Oscuridad en nuestras vidas

No es la primera vez que Omella se dirige a aquellos que viven “en la oscuridad y en la intermperie” o que están sufriendo por diversas circunstancias como “motivos personales, problemas de salud, por no tener trabajo, por la pérdida de un ser querido”.

En su último mensaje recordó que vivimos

tiempos difíciles pero “Dios no quiere que nos asustemos y perdamos la paz en la oscuridad”. En este sentido, ha recurrido al prólogo del Evangelio de San Juan, donde manifestaba que “la luz brilla en la oscuridad, y la oscuridad no logra sofocarla”.

No nos asuste el escenario oscuro que nos toca vivir. Asustémonos de ser incapaces de ver o acoger esa luz que viene de lo alto”, ha expresado el presidente de la CEE.

Angustias y miedos

En este punto, se ha preguntado por qué somos incapaces como sociedad de ver la luz de Dios que brilla en medio de las tinieblas. A juicio del cardenal Omella, se debe a que “nos dejamos dominar por las preocupaciones, las angustias y los miedos, hasta el punto de no poder mirar más allá de nosotros mismos, de quedar herméticos a la esperanza que viene de Dios”.

Omella advierte además del peligro no solo de no ver la luz de Dios, sino de no poder acogerla como consecuencia de nuestra vida acomodada y dispersa por multitud de distracciones que “nos deshumanizan y nos hace incapaces de salir a la intemperie para acompañar a quienes viven en ella”.

Ante este escenario, el presidente de la CEE considera que la Iglesia puede ofrecer más esperanza que nunca: “Queremos ayudar y compartir el calor de la comunidad cristiana y el consuelo de la fe”.


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