Una visita a África que les cambió la vida: La historia de los "Ángeles de Kenia"

María y Patricia, fundadoras de esta asociación, reconocen que cuando haces voluntariado, "al salir de ti mismo, ves a Dios mucho más cerca

Tiempo de lectura: 2’

María Piedrola era profesora en Madrid. Pero su vida cambió por completo hace unos años. Después de hacer varios voluntariados en África con la universidad, se quedó impactada por esa experiencia. Tanto es así, que después de un crowdfunding entre familiares y amigos decidió montar su propia asociación de ayuda. Lo hizo junto a su amiga Patricia, “basada en los valores cristianos que han recibido en su familia” y a la que llamaron ‘Los Ángeles de Kenia’.



"Nos quedamos impactados"

Todos los veranos había la opción de ir a África para ayudar y a nosotras nos tocó Kenia. La verdad es quefue una experiencia increíble… nos volcábamos en colegios, en orfanatos, en hospitales y ayudábamos a los mayores. Volvimos encantadas y nos quedamos tan impactadas que decidimos volver todos los años de la carrera”, expresa María en una entrevista concedida a la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales.



"Nos pusimos manos a la obra"

“Después de volver de Nairobi en el último voluntariado, todo cambió. Había un orfanato con 50 niños muy pequeños, de los que solo se ocupaban cinco señoras. No tenían prácticamente nada y nosotros nos dedicábamos a repartir biberones, cambiar pañales, y hacer de madre en muchos casos, nos reíamos y les dábamos mucho cariño que era lo que más necesitaban”.

A su regreso a España, “seguíamos con ese orfanato en la cabeza, así que empezamos a recaudar dinero entre nuestros familiares y amigos para ayudarles. La respuesta fue tan buena que había dos opciones: O pasarle el dinero a una ONG que lo gestionase, o ponernos nosotros manos a la obra”.

Definitivamente, optaron por la segunda. “Nos remangamos, nos liamos y empezamos a diseñar la forma de ayudar nosotras mismas”.

El impulso de las redes sociales

Ahora, ambas, siguen con su trabajo allí, que consiste “desde en pintar casas, construir aulas, comprar camas, dar clases a los niños, hasta dar sesiones de higiene a las familias”. El impulso en redes sociales del movimiento “fue tan importante que la ayuda se extendió mucho más. Había mucha gente que nos preguntaba cómo colaborar con nosotras”.



En África, explican, “hemos visto a Dios en todo momento, yo siempre digo que se le ve incluso más fácilmente que en España. Lo notas en todo, también en su gente. Allí son felices sin tener nada, pero también lo sientes en la naturaleza, en la providencia… A muchas personas les choca ver a dos chicas jóvenes que se toman en serio su fe, que son católicas practicantes, pero que a la vez se lo pasan bien y montan una asociación para ayudar en África. Creo que es importante trasladar este mensaje, porque los cristianos no somos aburridos. Se puede ser joven, moderna, divertida y católica. Nosotras disfrutamos muchísimo tomándonos en serio nuestra fe”.





Religión