Fallece la religiosa albana que bautizaba bebés en secreto ante la amenaza comunista: "Tan terrible..."

En el encuentro que mantuvo en 2014 el Papa Francisco con la religiosa en Albania, Marije Kaleta tuvo la oportunidad de contarle sus vivencias en aquellos oscuros años

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El pasado 2 de enero falleció a los 92 años de edad Marije Kaleta. En España no es una figura conocida, pero su fe valiente es digna de alabar, ya que durante los años de persecución comunista, esta religiosa albanesa logró bautizar a numerosos bebés pese a poner en riesgo su vida.

Además, la monja llevó la Sagrada Comunión a los enfermos y moribundos bajo el régimen del dictador Enver Hoxha, cuyo gobierno comunista destruyó iglesias y martirizó a los católicos en su esfuerzo por crear un estado ateo.

Marije Kaleta tuvo la oportunidad de entrevistarse con el Papa Francisco en Albania en el año 2014, cuando la religiosa, perteneciente a la Congregación de las Hermanas Estigmatinas, le explicó cómo bautizaba a los bebés en secreto durante este tiempo de persecución comunista.

“Bauticé no solo a los niños de los pueblos, sino también a todos los que se presentaron en mi puerta”, dijo Kaleta al Papa en la Catedral de San Pablo de Tirana, capital de Albania. Asimismo, recordaba cómo en una ocasión, cuando se dirigía a su vivienda, escuchó una voz detrás de ella. “Era una mujer con una niña en brazos que vino corriendo hacia mí y me pidió que la bautizara”, contó.

La religiosa dijo que sintió algo de miedo porque sabía que esa mujer era comunista:“Le dije que no tenía con qué bautizarla porque estábamos en el camino, pero expresó tanto deseo que me dijo que había un canal con agua cerca”, relató. Francisco no pudo quedar indiferente ante la historia de Marije. Tanto es así que cuatro años después de aquel encuentro, el Santo Padre le mencionó en una homilía, poniéndola como ejemplo de la Iglesia.

Nacida el 10 de noviembre de 1929 en la ciudad de Nënshat, en el norte de Albania, sintió la llamada a la vida religiosa a una edad temprana. Gracias a la ayuda de su tío, que era sacerdote, encontró su vocación en las Hermanas Estigmatinas.

Ingresó al convento en la década de 1940, sin saber en ese momento que tendría que esperar casi cincuenta años antes de poder hacer sus votos perpetuos. El régimen comunista la obligó a regresar a casa de sus padres siete años después de ingresar al convento. Tras la muerte de sus padres, vivió sola y aprendió “a mantener viva la fe en el corazón de los fieles, aunque en secreto”.

“Gracias al consentimiento de los sacerdotes, guardé el Santísimo Sacramento en un gabinete en mi casa y lo llevé a los enfermos y moribundos”, dijo. Kaleta pudo hacer sus votos perpetuos en 1991, cuando el régimen comunista estaba llegando a su fin en Albania.

“Cuando pienso en ello, me pregunto cómo pudimos soportar sufrimientos tan terribles, pero sé que el Señor nos dio fuerza, paciencia y esperanza”, expresaba.

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