Felipe VI recibe en Zarzuela al jesuita Kike Figaredo para agradecer su labor humanitaria en Camboya

El encuentro ha tenido lugar en el Palacio de la Zarzuela y en él Figaredo ha puesto al tanto al Rey de la situación en el territorio donde lleva a cabo su actividad solidaria

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Felipe VI ha recibido este viernes al prefecto apostólico de Battambang, el jesuita español Enrique Figaredo, para agradecerle la labor humanitaria que desarrolla en favor de los más necesitados en Camboya desde 1985 con apoyo de España.

El encuentro ha tenido lugar en el Palacio de la Zarzuela y en él Figaredo ha puesto al tanto al rey de la situación en el territorio donde lleva a cabo su actividad solidaria, una de las más castigadas durante el régimen de los Jemeres Rojos (1975-1979), en el que murieron alrededor de 1,7 millones de personas.



Figaredo (Gijón, 1959) está al frente de la prefectura apostólica de la ciudad de Battambang desde abril de 2000 y es también presidente de Cáritas en el país asiático.

Conocido como Kike Figaredo, comenzó a trabajar a mediados de los 80 con los refugiados camboyanos en Tailandia y posteriormente se centró en la asistencia a las víctimas de las minas antipersonas y del virus del sida en Camboya. En reconocimiento a su labor, fue finalista del Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 2009.

A lo largo de estas cuadro décadas, el jesuita ha centrado su ayuda en Camboya con los discapacitados, la educación, agricultura, sanidad y proyectos socios económicos e infraestructuras. Por ello ha sido estandarte de la lucha en contra de las minas antipersona, una lacra que afecta a Camboya desde la guerra civil que sufrió el país.

Además destacan, en los últimos años, sus proyectos de salud mental. Un problema que atañe a miles de camboyanos con discapacidades mentales que nunca han sido atendidos ni tratados. A través de Cáritas y la Prefectura Apostólica de Battambang se ha puesto en marcha un proyecto que en la actualidad llega a más de mil personas para que puedan recibir un tratamiento acorde a sus enfermedades mentales, algo impensable en aquel país a través de la salud pública.

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