El Gobierno de Israel destinará 30 millones de euros en mejorar el Muro de las Lamentaciones

El proyecto, a desarrollar en cinco años, tiene como objetivo aumentar las visitas al principal lugar de culto judío. El país ha reabierto las fronteras a los turistas extranjeros

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El Gobierno de Israel aprobó ha aprobado un plan de inversión de unos treinta millones de euros para mejorar la infraestructura y aumentar las visitas al Muro de las Lamentaciones de Jerusalén, principal lugar de culto judío. El Ejecutivo dio luz verde a un proyecto de cinco años que prevé "mejorar las infraestructuras" y los servicios de transporte para llegar a este espacio sagrado, ubicado entre las murallas de la Ciudad Vieja de Jerusalén, en su parte oriental ocupada.

Según informó en un comunicado la oficina de prensa del Gobierno israelí, este pretende también optimizar la atención al visitante, tanto de turistas como escolares, inmigrantes judíos o soldados. A su vez, quiere "desarrollar nuevos planes educativos" en torno al espacio y buscar "nuevas formas de hacerlo accesible" a través de "nuevas plataformas tecnológicas".

El Muro de las Lamentaciones "es uno de los sitios más sagrados e importantes del pueblo judío", y "millones de visitantes de todo el mundo lo visitan de manera continua", dijo hoy el primer ministro israelí, Naftali Benet, que destacó la voluntad del Gobierno de "seguir mejorando las infraestructuras más urgentes" del lugar.

Este espacio está a los pies de la Explanada de las Mezquitas, tercer lugar más sagrado para el islam y primero para el judaísmo. Los judíos sitúan allí los templos de Salomón y Herodes y la piedra del sacrificio de Isaac, y consideran que es también el punto donde el mundo fue creado.

Noticia que ha comunicado Israel días más tarde de reabrir las fronteras a los turistas y peregrinos extranjeros pese a que la variante Ómicron continúa desbocada en buena parte de los países europeos. Una medida que va acompañada de estrictos protocolos para evitar una subida mayor de contagios.

La noticia ha sido muy celebrada en Tierra Santa, ya que de la presencia o no de peregrinos depende su estabilidad económica. Antes de las vacaciones de Navidad, el sector turístico de la zona santa acogía con desesperanza y desesperación el cierre de fronteras tras el auge de Ómicron. Más de un mes después de aquello, ahora el primer ministro israelí, Naftali Bennett, trató de tranquilizar a los ciudadanos, admitiendo que la “tormenta de casos” no se puede controlar, pero la prioridad es proteger a los colectivos vulnerables y a la economía.

Israel vaticina que unos cuatro millones de personas se contagian por esta contagiosa variante. En los últimos días se registraron en un día 44.000 casos, siendo la cifra más elevada desde que comenzara la pandemia en marzo de 2020.


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