La historia de Jérôme Lejeune, el médico 'venerable' que descubrió la causa del Síndrome de Down

Este lunes, 21 de marzo, se celebra el Día del Síndrome de Down y merece la pena recordar la vida de su descubridor que fue descartado para el Premio Nobel por su rechazo al aborto

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Este lunes, 21 de marzo, se celebra el Día del Síndrome de Down y merece la pena recordar la vida de su descubridor, Jérôme Lejeune (1933-1994), el científico que fue descartado para el Premio Nobel por su rechazo al aborto.

El pasado 21 de enero 2021 el Papa lo declaró venerable, paso previo a ser beato y su legado continúa a día de hoy. En el año 2004, el card. Fiorenzo Angelini, en aquel tiempo presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, solicitó formalmente el inicio del proceso, en el décimo aniversario de la muerte del científico. La fama de santidad aconsejó abrir el proceso en 2007.



Nacido el 13 de junio de 1926 en la ciudad francesa de Montrouge, el doctor Lejeune descubrió en 1958 la trisomía del par cromosómico 21, responsable del Síndrome de Down. El descubrimiento se publicó en la revista Nature en 1959. Desde entonces Lejeune dedicó todos sus esfuerzos a defender a estos niños ante los intentos de instrumentalizar su descubrimiento para justificar el aborto de los niños con esta condición. Esa postura del doctor Lejeune de defensa del derecho a la vida de los niños con Síndrome de Down hizo que su candidatura al premio Nobel de Medicina de 1970 no prosperara, a pesar de la trascendencia de su descubrimiento.

El científico sufrió una enorme decepción cuando vio que los gobiernos utilizaban la detección del Síndrome de Down para abortar a estos niños, y no para contribuir en el tratamiento de discapacidad.



Cuando alzó su voz para impedirlo, "el mundo de la ciencia le empezó a dar de lado" y a retirarle los fondos para que continuara con sus investigaciones.

Al mismo tiempo, se convirtió en un personaje de referencia para el ámbito provida y católico. "La Iglesia lo llamó para formar parte de la Pontificia Academia para las Ciencias. Juan Pablo II y él se hicieron muy amigos, hasta el punto de que el Papa llegó a decir que Lejeune era la persona más inteligente que había conocido. A través de esta relación, Juan Pablo II vio la necesidad de crear una academia específicamente para defender la vida humana, y nombró a Lejeune su primer presidente", poco antes de su muerte en 1994.

En Francia, además de descartarlo para el Premio Nobel, sufrió el rechazo de parte de la comunidad científica. Sin embargo, el Papa san Juan Pablo II lo nombró miembro de la Pontificia Academia para la Vida y consultor del Pontificio Consejo para los trabajadores sanitarios. Luego de eso, entabló una amistad con el papa polaco y durante la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en París en 1997, San Juan Pablo II visitó su tumba.


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