Padre Maurizio, sacerdote italiano amenazado por la mafia: "Sé que si me quieren matar, lo van a hacer"

Hace 7 meses, una bomba explotó frente a su parroquia: todo el mundo entendió que era una amenaza directa contra él y las autoridades le pusieron una escolta para protegerlo

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El sacerdote italiano, Padre Maurizio Patriciello, párroco de la iglesia de San Apóstol de Parco Verde (Nápoles, Italia), es un símbolo de resistencia contra la corrupción y el miedo contra la Camorra en Italia.

Está amenazado por la 'Camorra', la mafia de la región de Campania, especialmente fuerte en Nápoles y Casal di Principe. Hace 7 meses, en marzo, una bomba explotó frente a su parroquia: todo el mundo entendió que era una amenaza directa contra él y las autoridades le pusieron una escolta para protegerlo.

Hace unas semanas fue el mismo Papa Francisco que llamó a Padre Maurizio. Una llamada-sorpresa que sirvió al Santo Padre para darle ánimos. El Pontífice le preguntó por la situación en la llamada “Tierra de los fuegos”, las zonas con miles de vertederos ilegales, que ha creado la 'Camorra', con grandes beneficios para los mafiosos, pero generando pobreza, corrupción y enfermedades en los ciudadanos.

ECCLESIAha entrevistado a Padre Maurizio para conocer su historia de superación, de valentía y de ganas de luchar contra todas las adversidades. Le pusieron una bomba en la puerta de su parroquia para ver “si cambiaba de idea”. ¿Habrá cambiado de idea?

—Padre Maurizio, para quien no conoce la historia de la 'Tierra de los Fuegos'. ¿Qué significa este nombre que se le da a su tierra?

Yo soy párroco en Caivano, en la provincia de Nápoles, que limita con la provincia de Caserta. Nuestro territorio se ha vuelto tristemente famoso por la cuestión de la 'Tierra de los Fuegos'. Se han vertido aquí toneladas de residuos urbanos, tanto de viviendas como sobre todo residuos tóxicos de industrias que vierten ilegalmente sus residuos en nuestro campo y le prenden fuego. Por eso, 'Tierra de los Fuegos'.

Durante años esto se ha prolongado, pero finalmente alguien levantó la voz y entre estas personas yo también y obtuvimos algunos pequeños resultados. También soy párroco en un barrio que se ha definido, y lamento decirlo y siempre me duele el corazón cuando lo digo, una de las plazas más grandes del narcotráfico europeo.

¿Por qué se siguió vertiendo residuos tóxicos en esta 'Tierra de los Fuegos'?

En primer lugar, porque ganas muchísimo dinero y hasta hace cinco-seis años no arriesgabas nada porque Italia ni siquiera tenía una ley para castigar a estas personas y no tenía una ley sobre delitos ambientales. Y entonces entendimos que había que insistir y luchar, y en esto nos ayudaron nuestros obispos y el episcopado de la Campania, encabezado por el cardenal Crescenzo Sepe.

Levantamos la voz y empezamos a pedir una ley de delitos contra el medio ambiente porque, aunque un policía honesto hubiera arrestado a alguien que vertía ilegalmente en las campañas, no lo podía meter en la cárcel, sino que solamente le hacían una pequeña multa. Entonces nuestras voces llegaron al Parlamento y obtuvimos una ley el 22 de mayo de 2015, la ley número 68. Ahora Italia tiene una ley sobre delitos ambientales y, por lo tanto, es más difícil hacerse los “listos” con el derrame de desechos tóxicos gracias a nuestro testimonio y la ayuda que nos han dado nuestros obispos de la Campania.

Y la cuestión de la droga, ¿cómo parar este drama?

Yo siempre digo, o cuando voy a hacer conferencias o cuando hablo a los jóvenes en los colegios, que es verdad que en mi parroquia se vende droga, pero lamentablemente desde otras parroquias y desde otros pueblos vienen a comprarla. El problema no es tanto quién la vende, sino quién la compra. Entonces, como hay mucha demanda, lógicamente hay mucha oferta en el mercado.

Soy párroco en un barrio popular e Italia, lamentablemente, desde este punto de vista, ha cometido un grave pecado porque durante años no ha prestado atención a estos barrios, como sucedió en París con las 'banlieues'. Así que estos barrios se han quedado solos, la policía no viene o son pocos y en Italia existe este dicho: “Donde no hay gatos, los ratones bailan”. Y aquí los ratones se han multiplicado.

¿Qué sucedió la noche del 12 de marzo de 2022?

Hay que empezar diciendo que los dos sacerdotes que han sido asesinados en Italia en los últimos años los mataron o el día de su santo o el de sus cumpleaños. Don Peppino Diana, de mi diócesis, fue asesinado por la 'Camorra' el 10 de marzo de 1994, día de su santo, y seis meses antes fue asesinado por la mafia, Don Giuseppe Puglisi, el 15 de septiembre de 1993 y era también su cumpleaños. Era la noche de mi cumpleaños y estalló una bomba frente a la puerta de mi parroquia.

Nosotros hemos intentado anunciar el Evangelio en su totalidad y, obviamente, la denuncia de las cosas que no van bien, es parte integral del anuncio de la Palabra de Dios y por eso hemos denunciado, por ejemplo, la falta de Fuerzas del Orden que siempre son pocas. Hemos tenido un primer éxito porque nuestro cuartel se ha transformado en una jefatura. Así que ahora tenemos a un capitán, pero sobre todo se ha incrementado el número de policías y coches.

Todo esto obviamente se vino a saber y pensaban que me iban a asustar. Tal vez pensaron que no era apropiado matarme porque habrían creado un caso aún más peligroso, y entonces fue simplemente para asustarme. Habrán pensado: “Pongamos una bomba fuera de la puerta para que pueda entender y tal vez cambiar de opinión”. No he cambiado de opinión.

Hace unas semanas le llegó la llamada del Papa Francisco, ¿se la esperaba? ¿Qué le dijo?

El Papa es terrible porque ni siquiera te avisan a través de un secretario que te va a llamar. En general, como recibo cientos de llamadas, cuando llega un número que no lo tengo guardado, creo que es una estafa y generalmente no contesto.

Cuando llegó esta llamada telefónica con un número desconocido, casi no respondo. Me estaba yendo a comer, pero como aún faltaban unos minutos decidí responder. Y al otro lado estaba la voz inconfundible del Papa. Me dijo algunas cosas, pero lo que más me impactó fue que usó la palabra mafia que se utiliza sobre todo en Sicilia, para nosotros en Campania es la 'Camorra'.

Me dijo que sabía que estaba lidiando con la mafia y que vivía bajo escolta y me dijo que estaba cerca de mí, rezando por mí y que no me olvidara de rezar por él. Tal vez yo dije algunas palabras, pero no me acuerdo, estaba sin palabras. Él tenía que venir de Visita Apostólica a esta zona y yo siempre recuerdo que él tuvo la intuición de escribir la encíclica Laudato Sí tuvo sobrevolando la 'Tierra de los Fuegos'. Creo que fue en ese momento cuando realmente entendió cuánto grave era esta situación.

En cualquier caso, no ha sido la primera voz que el Papa contactó con usted...

En los últimos años, tuvimos una idea brillante, ya que nadie nos escuchaba sobre este problema de los residuos tóxicos. Quería unir el problema medioambiental con el de la salud de los ciudadanos. Yo vengo del mundo de la medicina, entré al seminario a los 30 años y había sido jefe de departamento y en ese momento sabía bien cuánto afecta el medio ambiente a la salud humana. Estaba relacionando estas dos cosas, pero ya sabes que aquí en Italia la burocracia es muy lenta.

Así que hice una propuesta a todas las madres que habían perdido un hijo con cáncer, leucemia y les dije que vivieran el dolor como les pareciera.

O podían encerrarse en ellas mismas o experimentar el dolor dándole otro significado haciendo algo hermoso. Muchas de estas madres aceptaron mi invitación, nació un grupo “Nosotros padres de todos”, donde estas mujeres se conocieron, se ayudaron, pero sobre todo comenzaron a viajar por Italia anunciando el Evangelio de la vida. Un día se nos ocurrió la idea de imprimir 150.000 postales donde fotografiamos a 11 madres en las camas de sus hijos fallecidos con las fotos de sus niños en brazos junto a sus juguetes. Eran fotos muy bonitas, tiernas pero muy fuertes.

Se las enviamos al Papa Francisco y al Presidente de la República, Sergio Mattarella. Francisco recibió 70-80 mil postales en un mes y me llamaron del Vaticano preguntando qué estaba sucediendo.

Usted trabaja mucho con los jóvenes, ¿son ellos el futuro de la 'Tierra de los Fuegos?

¡Obvio! ¡Los jóvenes tienen que ser el futuro de la 'Tierra de los Fuegos'!. En estos días abrieron una universidad en Scampia (uno de los barrios más peligrosos de Nápoles), y al ver esto me dije: estos lugares insisten geográficamente en un territorio, pero luego es como si tuvieran vida propia. En su lugar, deben ser capaces de sumergirse en la realidad. Quiero ver a los jóvenes de Scampia en esa universidad.

Lo que es normal para los demás, son grandes victorias para nosotros. En la familia de dos padres que trabajan en el sector público es algo completamente normal que un hijo se gradúe, pero en nuestro barrio cuando un joven llega a graduarse es realmente una victoria muy grande.

Padre Maurizio, ¿usted tiene miedo por su vida?

Creo que el miedo es un regalo de Dios, porque cuando tengo miedo me vuelvo también más cauteloso. Mientras tanto, vivo bajo escolta y esto es un límite muy grande para mí, especialmente cuando estoy en la parroquia. Imagínate que significa tener dos personas detrás de mí, yo que siempre he sido un espíritu libre. Tener dos personas que me siguen allá donde voy. Si me levanto, se levantan. A veces para no molestarlos, ya ni me levanto.

También sé que si me quieren matar lo van a hacer de todos modos, hasta con la escolta. Porque el Estado se olvida que antes que cura, soy párroco. Ayer por la mañana en la Misa de las 10 había muchísimos niños y cualquiera puede entrar a la Iglesia. Si entre esta gente hay algún malhechor y viene al altar fingiendo tener que comulgar, me puede pegar un tiro con una pistola. Los otros podrán intervenir solamente después.

Estoy feliz, agradezco al Estado, agradezco de verdad a todos, a la Fiscalía, a la Magistratura, a la Prefectura y a la Jefatura de Policía porque se preocuparon por mí. Gracias a Dios me hice amigo de muchos policías y esto es algo muy bonito, pero honestamente sé que si deciden de matarme, lo harán igualmente.

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