La reflexión que da sentido al Sábado Santo: "Cristo desciende a los Infiernos para vencer a la muerte"

El Director General de Publicaciones de la CEE, Manuel Fanjul, medita sobre este día el que la Iglesia permanece junto al Sepulcro del Señor tras su muerte en la Cruz

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Como viene sucediendo durante el Triduo Pascual, este Sábado Santo desde la Capilla de la Sucesión Apostólica de Madrid se ha celebrado el Oficio de Lectura,en el que la Iglesia permanece junto al Sepulcro del Señor meditando su Pasión y Muerte, su descenso a los Infiernos y esperando misericordia. Un día intenso de oración y silencio para contemplar estos tres grandes misterios que se entrelazan en el sepulcro.

El Director General de Publicaciones de la Conferencia Episcopal Española y responsable de las Celebraciones Litúrgicas en este organismo, Manuel Fanjul, ha meditado sobre lo que podemos esperar de este Sábado Santo en el que la Iglesia vela en oración junto con la Virgen María, compartiendo sus sentimientos de dolor y confianza en Dios.

“No podríamos estar un día como hoy haciendo nada mejor que lo que estamos haciendo aquí y ahora. Reunidos junto al sepulcro del Señor, orando, meditando y sobre todo esperando. El Señor ha muerto. Hemos adorado su Santa Cruz y su Cuerpo, que ha sido depositado en el sepulcro”, comienza remarcando Fanjul.

“El sepulcro al que le llevó la muerte y en el que resucitará. Mientras, sus amigos y enemigos piensan que todo ha acabado, piensan en el fracaso de Jesús. Pero Jesús cumple una misión. Lo decimos cada domingo en el Credo, descendió a los Infiernos. Mientras su cuerpo estaba en el sepulcro, su Espíritu desciende a los Infiernos, es decir, al lugar de los muertos”.

El responsable de las Celebraciones Litúrgicas de la CEE recordaba en su meditación que, en la primera carta, Pero ya hacía referencia a este descenso a los Infiernos como una predicación: “Muerto en la Carne, pero edificado en el Espíritu. Fue a predicar incluso a los espíritus en prisión, a los que predica estando muerto en el sepulcro. Son todos los justos del Antiguo Testamento que murieron antes de nacer Jesús. Eran prisioneros de la muerte porque la muerte no tenía victoria. Las puertas del Infierno estaban cerradas, eran de hierro y no se podían abrir”.

Continuaba Manuel Fanjul afirmando que en Occidente la Iglesia suele representar la Resurrección de Cristo cuando sale del sepulcro lleno de luz y con los soldados dormidos y asustados: “Cuando Cristo baja al Sheol y abre las puertas que nadie podía abrir, lleva en su mano la llave. En muchos iconos aparece Jesús portando la única llave que podía abrir esas puertas. Dios abre las puertas de la muerte, que el pecado había cerrado pensando que había vencido para siempre. Jesús baja, las abre y les anuncia la salvación.

Por eso, precisa el Director de Publicaciones de la CEE, aparece representada en la Puerta del Sagrario de la Capilla de la Sucesión Apostólica “la preciosa miniatura en la que aparece a Jesús en este momento del Sábado Santo, pero ya no tirando de Adán y Eva como vemos en los iconos. Le representa como el buen pastor que carga a los muertos sobre sus hombros para darles la vida. La liturgia oriental y con ella los Santos Padres, han cantado siempre este Misterio de manera poética y preciosa”.

Bajaste a lo más hondo de la tierra

y quebraste las puertas y cerrojos

que a todos prisioneros retenían y,

después de tres días,

cual Jonás en el seno del cenotafio

saliste del sepulcro vencedor.

Cristo resucitó de entre los muertos,

hiriendo con su muerte a la misma muerte

y dando la vida en su sepulcro a los muertos

De esta manera, apunta Fanjul, “ahora podemos mirar a la muerte a los ojos y preguntarle ¿dónde está ahora, muerte, tu victoria?”

Por último, el director de publicaciones de la Conferencia Episcopal Española ha recitado una antigua y bella homilía sobre el Sábado Santo que cada año se lee en el Oficio de Lectura de este día, y que recoge el encuentro entre el Señor y las puertas que ha abierto con la llave del amor reflejado en la Cruz.

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