Las dos sanaciones que llevaron a Juan Pablo II a la santidad: "Todavía llora cuando lo recuerda"

La monja francesa Marie Simon se recuperó milagrosamente del parkinson que padecía, mientras la costarricense Floribeth Mora se curó de un aneurisma cerebral irreversible

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Este sábado, 27 de abril, se cumplen diez años de la canonización de Juan Pablo II, el primer Papa polaco de la historia y primer Sucesor de Pedro que no tenía nacionalidad italiana desde 1523. En 1978 iniciaría un Pontificado que se prolongaría durante 27 años, uno de los más largos de la historia de la Iglesia.

Cada 22 de octubre, coincidiendo con a Misa con la que comenzaba su Papado, se celebra en el santoral la figura de Karol Wojtyla. Su beatificación tuvo lugar el 1 de mayo de 2011 por Benedicto XVI(tan solo seis años después de su muerte en 2005) y declarado santo por el Papa Francisco.

La vida de Juan Pablo II estuvo rodeada de milagros. Incluso se le atribuyen en vida. El más famoso el atentado contra su persona el día de las apariciones de Fátima de 1981, del cual logró sobrevivir contra pronóstico, gracias a la ayuda de dos monjas, una de las cuales detuvo al tirador en el momento del disparo aunque nunca se supo de quien se trató.

Pero los dos milagros que le permitieron ser primero beatificado y luego canonizado tiene dos nombres propios: Marie Simon Pierre y Floribeth Mora.

Marie Simon Pierre, la monja que se curó milagrosamente del parkinson

La religiosa francesa saltó a la fama después de que sanara la enfermedad de parkinson que padecía por intercesión de Juan Pablo II. Perteneciente a la Congregación de las Hermanitas de las Maternidades Católicas, a Marie Simon Pierrele diagnosticaron su anomalía con tan solo 39 años (en 2002), lo que le afectaba a la mitad izquierda de su cuerpo. El tratamiento médico no daba resultados, y el parkinson era más patente en su cuerpo.

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Tras la muerte de Juan Pablo II el 2 de abril de 2005, las religiosas de la congregación de Marie Simon Pierre comenzaron a rezar a Karol Wojtyla pidiendo su curación por su intercesión. El 2 de junio de aquel año, la religiosa pidió a su superiora que le permitiera dejar de trabajar porque no podía mantenerse en pie.

Pero su superiora le dijo que Juan Pablo II todavía no había dicho la última palabra y le pidió que escribiera el nombre del papa en un papel. Era totalmente ilegible como consecuencia del parkinson. Aquella misma noche, Simon Pierre volvió a escribir su nombre y, al despertar, los síntomas de la enfermedad desaparecieron. Un hecho que su neurólogo no podía explicar desde un punto de vista clínico. No había causa científica, tal y como constató la Congregación para las Causas de los Santos.

En la actualidad Marie Simon Pierre trabaja en la clínica Saint-Félicité de París, y tiene 63 años.

Floribeth Mora, la madre que superó una enfermedad cerebral

La canonización del Sucesor de Pedro fue posible gracias a Floribeth Mora, quien fue sanada de un aneurisma cerebral irreversible. Los médicos apenas le daban un mes de vida.

La costarricense sintió un dolor muy intenso el 8 de abril de 2011 en la cabeza. Acudió al hospital, aunque aquellas molestias la atribuyeron los médicos al estrés. Pero el dolor no cesaba y, tras practicarle varias pruebas, detectaron el problema cerebral que le llevaría, según los sanitarios, a una muerte inminente.

Desde entonces, la mujer comenzó a rezar a Dios y a Juan Pablo II para que intercediera por ella. El 1 de mayo de 2011, coincidiendo con la beatificación del polaco, a Floribeth Mora se le apareció su figura: "Estaba tumbada en la cama, me desperté y vi cómo Juan Pablo II, que estaba en la portada de un suplemento que teníamos encima de la televisión, elevó sus manos hacia mí y me dijo 'Levántate, no tengas miedo'", explicaba la protagonista a la entonces corresponsal de COPE en Italia, Paloma García Ovejero, que tuvo oportunidad de conversar con ella unos minutos antes de la canonización del Papa polaco.

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Floribeth estaba curada y sintió una enorme paz. Posteriormente, se sometió a pruebas médicas que mostraron la ausencia de la enfermedad para la que, según Mariano Ramírez, uno de los peritos médicos de la Curia Metropolitana de Costa Rica, "no había explicación científica”.

"Revisamos los informes y nos dimos cuenta de que había sido un milagro, después los mandamos al Vaticano, que los estudió y confirmó que se trataba de una intervención divina", señaló Ramírez.

"Es una persona normal y muy cuerda", expresaba García Ovejero, quien negaba que la experiencia de la costarricense fuese fruto de una campaña propia: "Tuvo que aguantar burlas, insultos, motes, risas por la calle, dedos señalándola, pero eso es lo que demuestra su autenticidad. Ella sabe qué le ocurrió”, manifestaba la periodista.

“Me emocionó ver como e ella todavía llora cada vez que recuerda cuando el médico le dio un mes de vida”, contaba la corresponsal de COPE.

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