El Papa pide a los congoleños "que la paz empiece en el corazón de cada uno, para así llevarla a los demás"

"Desactivar la codicia, apagar el odio, huir de la corrupción" son algunos de los mensajes de Francisco en la Misa con la comunidad congoleña que ha celebrado en el Vaticano

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“El Señor sabe cuán grande es mi pesar por haberme visto obligado a posponer esta visita tan deseada y esperada, pero no perdamos la fe y alimentemos la esperanza de encontrarnos lo antes posible”. Con estas palabras, el Papa Francisco se dirigía en un vídeo mensaje a los a pueblos de la República Democrática del Congo y Sudán del Sur, pueblos a los que debía partir este sábado 2 de julio y, sin embargo, no lo hará debido a su dolor de rodilla. El viaje, que fue postergado por consejo de los médicos, se realizará en una fecha a definir.

Por este motivo, este 3 de julio, el Santo Padre ha celebrado una misa solemne para la comunidad congoleña, bajo el rito zaireño, en la basílica de San Pedro.

Los cánticos y tambores, así como el colorido, han inundado la basílica a lo largo de una ceremonia en la que el Papa Francisco ha expresado que “la alegría” es lo que sienten los discípulos de Jesús al saber que “el Reino de Dios está cerca”.



La alegría del Evangelio

Una alegría que se ha palpado a lo largo de las palabras del Papa en la homilía, donde ha se ha dirigido a la comunidad congoleña en su lengua, para hablar del “cambio” que provoca en nosotros a cercanía de Dios. “Los que acogen a Jesús sienten que tienen que imitarle, y por eso es claro lo que debemos hacer como Iglesia en la historia: Nuestra tarea es la misión”.

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Las tres “sorpresas” misioneras

“No podemos contentarnos con vivir en la mediocridad”, pues “somos misioneros de Jesús”. Y aunque no sepamos como serlo, es el mismo Evangelio el que nos muestra que el Señor envía a los discípulos “sin esperar a que estén listos y bien entrenados”.

Hay tres “sorpresas misioneras” que Jesús tiene reservadas para los discípulos. La primera es “el equipamiento”: Para ir en una misión a lugares desconocidos, hay que llevar varias cosas, ciertamente las esenciales. Jesús, en cambio, no dice lo que hay que llevar, sino lo que no hay que llevar: "No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias". Prácticamente nada: sin equipaje, sin seguridad, sin ayuda. Para Cristo, explicó el Sumo Pontífice, “el equipo fundamental" es "el hermano". El Maestro envía a los discípulos “de dos en dos”: Nunca sin el hermano, porque no hay misión sin comunión. No hay anuncio que funcione sin cuidar de los demás.

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Después del equipo, el mensaje

El Papa ha explicado que es lógico pensar que, para prepararse al anuncio, los discípulos deben aprender qué decir, estudiar a fondo los contenidos, 2preparar discursos convincentes y bien articulados2.. En cambio, “Jesús sólo les da dos frases”. La primera es un saludo: "En cualquier casa en la que entréis, decid primero: ‘¡Paz a esta casa!’". Esto significa que el Señor prescribe presentarse, en cualquier lugar, como "embajadores de la paz". Porque Cristo es la paz, así se reconoce que “somos suyos”. Si, por el contrario, “difundimos habladurías y sospechas”, y “creamos divisiones”, advirtió, “no actuamos en nombre de Jesús”.

Porque que fomentan el rencor, incitan al odio, pasan por encima de los demás, “no trabajan para Jesús”, ha asegurado el Papa Francisco, que rezó por la paz y la reconciliación en la República Democrática del Congo, “tan herida y explotada”.

Nos unimos a las misas celebradas en el país según esta intención, y rezamos para que los cristianos sean testigos de la paz, capaces de superar todo sentimiento de rencor y de venganza, para superar la tentación de que la reconciliación no es posible, y todo apego malsano al propio grupo que lleva a despreciar a los demás.

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Poner paz en el corazón

“Si vives su paz, Jesús viene y tu familia, tu sociedad cambia”, continuó diciendo el Santo Padre. “Cambian si primero tu corazón no está en guerra, no está armado de resentimiento e ira, no está dividido, no es doble, no es falso”.

Poner paz y orden en el corazón, desactivar la codicia, apagar el odio y el resentimiento, huir de la corrupción, huir del engaño y las artimañas: ahí empieza la paz. Jesús dice: "Lleva la paz a tu hogar, empieza por honrar a tu mujer y amarla de corazón, por respetar y cuidar a tus hijos, a tus ancianos y a tus vecinos. Vive en paz, enciende la paz y la paz habitará en tu casa, en tu Iglesia, en tu país".

"Como corderos entre lobos"

¿Eres cordero como Jesús, o eres un lobo para los demás?. Así ha interpelado el Pontífice recordando que Jesús, pide a los suyos que vayan por el mundo “como corderos entre lobos”.

Esto “no significa ser ingenuo, sino aborrecer todo instinto de supremacía y prepotencia, de codicia y posesión”, ha eplicado.

El que vive como un cordero no ataca, no es voraz: se queda en el rebaño, con los demás, y encuentra seguridad en su Pastor, no en la fuerza ni en la arrogancia, en la codicia del dinero y de las posesiones que tanto daño causan también a la República Democrática del Congo.

El discípulo de Jesús —ha concluido— rechaza la violencia, no hace daño a nadie: es pacífico y ama a todos. Y si eso le parece perdedor, mira a su Pastor, Jesús, el Cordero de Dios que así venció al mundo, en la cruz.


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