El emotivo recuerdo del Papa Francisco para padre Roberto Malgesini, "el cura de la calle"

El Santo Padre ha querido acabar la Audiencia General con un momento de oración de duelo en memoria del sacerdote italiano asesinado ayer

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Antes de concluir la Audiencia General, el Papa dedicó unas conmovedoras palabras a Don Roberto Malgesini, el sacerdote asesinado ayer por la mañana en la ciudad lombarda de Como. Rezo, dijo, "para todos los sacerdotes, monjas, laicos que trabajan con gente necesitada y descartada por la sociedad".

El tono de Francisco cambió poco antes de despedirse de la pequeña multitud en el patio de San Dámaso en el Vaticano. La conclusión de la audiencia general se convirtiò en el momento de una oración de duelo. El Papa tiene en su corazón la figura de Don Roberto Malgesini, el "cura de la calle", el que atendió a los "descartados" de Como, asesinados ayer por uno de ellos con problemas de discapacidad psíquica.

"Me uno al dolor y a la oración de su familia y de la comunidad de Como y, como dijo su obispo, alabo a Dios por el testimonio, es decir, por el martirio, de este testimonio de caridad hacia los más pobres. Rezamos en silencio por Don Roberto Malgesini y por todos los sacerdotes, monjas, laicos que trabajan con los necesitados y descartados por la sociedad" dijo el Santo Padre.

Consternación en Italia por el asesinato del Padre Roberto Malgesini, sacerdote de los últimos

Dio su vida por los últimos

Colaborador de la comunidad pastoral Beato Scalabrini, sirvió en Como San Rocco y fue allí donde el obispo - Monseñor Oscar Cantoni - fue tan pronto como se enteró del asesinato de Don Roberto Malgesini. Las crónicas de hoy ya están llenas de detalles sobre la muerte del sacerdote, de "este sacerdote nuestro", dice el obispo, que expresa "profundo dolor y desorientación por lo ocurrido" pero también "orgullo", porque Don Roberto siempre ha trabajado en primera línea "para dar su vida por lo último".

El cuerpo de Don Roberto ha sido encontrado ayer a las 7 de la mañana cerca de la rectoría de San Rocco en el centro de Como, donde se alojaba. Numerosas puñaladas, la fatal en el cuello. Según una reconstrucción inicial de los investigadores, Don Roberto estaba comenzando su habitual recorrido de distribución de desayunos cuando, aún bajo la casa, probablemente encontró al asesino esperándole: un vagabundo que el cura conocía, con el que parecía tener buenas relaciones y al que prestaba ayuda. La dinámica del ataque es aún desconocida debido a la falta de testigos.

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