Francisco pide compromiso y acogida para que el Mediterráneo no se convierta en un "mare mortuum"

Durante la clausura 'Encuentros del Mediterráneo' en Marsella, pide ampliar las entradas legales de los migrantes y alienta la creación de la Conferencia de Obispos Mediterráneos

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El mar, el puerto y el faro. Tres realidades que caracterizan a la ciudad de Marsella, y sobre los que el Papa Francisco ha orientado su discurso durante las conclusiones de' Encuentros del Mediterráneo' celebrado en 'El Palacio del Faro' en la ciudad francesa, y a la que ha acudido el presidente de Francia, Emmanuel Macron.

El Santo Padre ha recordado que Marsella es una ciudad “plural y singular”, un pilar del Mediterráneo que a juicio del Papa Francisco se ha convertido en una cuna de civilización gracias a “los intercambios que han tenido lugar entre sus pueblos”.

En este sentido, el Pontífice ha recalcado que el mare nostrum “es un espacio de encuentro entre las religiones abrahámicas; entre el pensamiento griego, latino y árabe; entre la ciencia, la filosofía y el derecho, y entre muchas otras realidades. Ha transmitido al mundo el alto valor del ser humano, dotado de libertad, abierto a la verdad y necesitado de salvación, que ve el mundo como una maravilla por descubrir y un jardín por habitar, en el signo de un Dios que hace alianzas con los hombres”, ha expresado.

Un espacio rico, remarca el obispo de Roma, que debe hacer del Mediterráneo “no una cuestión de conflicto, sino una respuesta de paz” que lleva en sí mismo “una vocación global a la fraternidad, único camino para prevenir y superar los conflictos”, ha continuado argumentando el Santo Padre.



El Papa pide un Mediterráneo que vuelva a ser "un laboratorio de paz"

Por ello, en su discurso, el Papa ha reclamado que el Mediterráneo se convierta una vez más como “un laboratorio de paz” y huir de “ideologías contrapuestas”. “El Mediterráneo no expresa un pensamiento uniforme e ideológico, sino un pensamiento polifacético y adherido a la realidad; un pensamiento vital, abierto y conciliador: un pensamiento comunitario. ¡Cuánta necesidad tenemos de él en la coyuntura actual, en la que nacionalismos anacrónicos y beligerantes quieren acabar con el sueño de la comunidad de naciones! Pero recordémoslo, con las armas se hace la guerra, no la paz, y con la ambición de poder se vuelve al pasado, no se construye el futuro”, ha alertado Francisco.

Para que el Mediterráneo se convierta en ese “laboratorio de paz” que reclama el Sucesor de Pedro, el primer paso es “dar esperanza a los pobres, proclamándolos bienaventurados. Es desde el grito de los últimos, a menudo silencioso, que debemos partir de nuevo; no de los primeros de la clase que, aun estando bien, levantan la voz. Comencemos de nuevo, Iglesia y comunidad civil, de la escucha de los pobres porque son rostros, no números”, ha subrayado.

Compromiso para que 'el mare nostrum' no se convierta en 'mare mortuum'

De esta manera, ha pedido a los pueblos del Mediterráneo acoger a los migrantes y tratarlos como hermanos cuyas historias “debemos conocer: “Radica en acogerlos, no en esconderlos; en integrarlos, no en desalojarlos; en darles dignidad. Hoy el mar de la convivencia humana está contaminado por la precariedad, que hiere incluso a la espléndida Marsella. Y donde hay precariedad hay criminalidad: donde hay pobreza material, educativa, laboral, cultural y religiosa, se allana el terreno de las mafias y de los tráficos ilegales”, ha advertido.

Al hilo de esta idea, asevera que “el compromiso de las instituciones no es suficiente”, por lo que se necesita “una sacudida de conciencia para decir 'no' a la ilegalidad y 'sí' a la solidaridad, que no es una gota en el océano, sino el elemento indispensable para purificar sus aguas”, ha precisado.

Así las cosas, Francisco ha pedido en la clausura de 'Encuentros del Mediterráneo' un compromiso para hacer de los migrantes “ciudadanos de pleno derecho”, que impida el que “el mare nostrum” se convierta en “mare mortuum”.

"La integración de los migrantes es laboriosa, pero de amplias miras"

El Papa Francisco ha lamentado en su alocución que varios puertos mediterráneos han cerrado sus puertas a los migrantes, y recuerda que estos “arriesgan su vida” no para invadir, sino “en busca acogida”.

De esta manera, el Pontífice argentino hace hincapié en que el fenómeno migratorio “no es tanto una urgencia momentánea, sino una realidad de nuestro tiempo, un proceso que involucra a tres continentes en torno al Mediterráneo y que debe ser gobernado con sabia clarividencia: con una responsabilidad europea capaz de afrontar las dificultades objetivas”, ha señalado.

Francisco ha reconocido que la acogida, protección e integración de los migrantes no es una labor sencilla, pero insiste en que no pueden ser vistos como una carga: “El criterio principal no puede ser la conservación del propio bienestar, sino la salvaguardia de la dignidad humana. Quienes se refugian con nosotros no deben ser vistos como una carga que hay que llevar; si los vemos como hermanos, se nos manifestarán sobre todo como dones. La integración es laboriosa, pero de amplias miras: prepara el futuro, que, nos guste o no, será juntos o no lo será”, ha manifestado.

En este punto, Francisco instaba a la sociedad no “encerrarnos en la indiferencia” ante los fenómenos migratorios, y pide aprovechar la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiadoque la Iglesia celebra este domingo para “dejarnos conmover por la historia de tantos hermanos y hermanas nuestros en dificultad”.

Creación de una Conferencia de Obispos Mediterráneos

En el tramo final de su discurso, el Santo Padre llama a reflexionar sobre la creación de “rutas más sinérgicas” para orientar y ser un faro para las iglesias mediterráneas en su respuesta ante los flujos migratorios, y considera una oportunidad la creación de una Conferencia de Obispos Mediterráneos “que permita más posibilidades de intercambio y que dé mayor representatividad eclesial a la región”.

Asimismo, considera que podría ser “fructífero” trabajar “por una pastoral específica aún más coordinada, de manera que las diócesis más expuestas puedan asegurar una mejor asistencia espiritual y humana a las hermanas y hermanos que llegan necesitados”.

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