Francisco pide hacer llegar a todos el amor de Dios buscando “su bien” por encima del nuestro

El Papa ha presidido en la Basílica de San Pedro la Misa en honor a la Virgen de Guadalupe, patrona de América Latina: "Dios nos pide dar fruto"

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El Papa Franciscoinvita a los fieles llegar a todos los hombres para trasladarle “el amor de Dios”, buscando “su bien” por encima de nosotros tal y como Dios desea: “Entonces podremos decir que hemos empezado a construir ese Santuario que la Virgen pidió a Juan Diego y nos pide a cada uno de nosotros, en nuestra responsabilidad de construir la Iglesia, de recoger las virtudes que deben perfumar nuestra pobreza y ser testimonio de que Dios ha impreso su imagen en nuestro corazón”, ha manifestado durante la homilía en la Misa en honor a la Virgen de Guadalupe, patrona de América Latina.

En su alocución, el Pontífice ha señalado que en la fiesta de Guadalupe la primera imagen que se viene a la mente “es la Virgen impresa en el humilde vestido de un campesino, ahora expuesta a la devoción de los peregrinos que se acercan a la Madre de Dios”.

A juicio de Francisco, esta imagen mariana es la de “la primera discípula, de la madre de los creyentes, de la misma Iglesia, que queda impresa en la humildad de aquello que somos y tenemos, que no vale mucho, pero que será algo grande en la medida que pueda trasmitir el mensaje de Dios”, ha indicado.

Para conseguir esto, afirma el obispo de Roma en la Misa que ha presidido en la Basílica de San Pedro, la Virgen pide a Juan Diego un pequeño trabajo, recoger unas flores. “Me parece que es una evocación clara de las parábolas del Reino, en las que Dios nos pide dar fruto”.

“Las flores, en la mística, significan las virtudes que el Señor infunde en el corazón, no son obra nuestra. El acto de recogerlas nos revela que Dios quiere que acojamos ese don, que perfumemos nuestra débil realidad con obras de bien, creciendo en la virtud y eliminando odios y temores”, ha continuando argumentando el Papa.

Para Francisco, en el mensaje de Guadalupe, las palabras de la Virgen '¿No estoy yo aquí, que soy tu madre?', cobran un nuevo sentido. “Ese estar de la Virgen es quedarse permanentemente impresa en esas pobres ropas, perfumadas por unas virtudes recogidas en un mundo que parece incapaz de producirlas. Virtudes que llenan nuestra pobreza en la sencillez de pequeños gestos de amor, que van iluminando nuestra tilma, sin que nos demos cuenta, con la imagen de una Iglesia que lleva a Cristo en su seno”, ha explicado.

El Santo Padre ha desvelado un último detalle que identifica como prueba del Señor, más que como una debilidad de Juan Diego: “La Virgen le da una cita, y él no acude a ella porque, enterado de la enfermedad de su tío, busca ayuda espiritual y material para él. El Señor tienta a Juan Diego poniéndole entre la disyuntiva de una obediencia a Dios, desencarnada del hombre, o un ser capaz de dejar a Dios por Dios, un saber íntimamente que, aunque lo que yo preferiría humanamente es poder encontrar a la Virgen, tener gracias de oración o consuelos espirituales, incluso el éxito pastoral de construir un Santuario como es hoy en día Guadalupe, lo que la Virgen quiere realmente, es que yo lleve a Dios a ese enfermo. Y esto no se hará con una falsa imagen de la Virgen en un gran templo que quedará vacío, sino yendo a buscar a los sacerdotes, aunque eso me aleje del proyecto que siento en mi corazón”, ha comentado Francisco en la homilía.

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