La historia de Rufina, la joven que se convirtió cuando era estudiante: "Aprendí un nuevo idioma"

Durante el encuentro del Papa con la Iglesia local, una monja, un sacerdote mongol y un agente de pastoral han contado sus historias

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La Iglesia católica de Mongolia ha podido abrazar al Papa Francisco. Tras el encuentro en la catedral de los Santos Pedro y Pablo de Ulán Bator, uno a uno, prácticamente todos los participantes han podido saludar al Obispo de Roma. Una escena que quizás nunca se había visto en ningún viaje apostólico.

El encuentro se enriqueció con los cantos y los testimonios de tres personas: una monja, un sacerdote y una joven que trabaja en la Iglesia. El primer testimonio ha sido el de la hermana Sage Mary Vandanakara, misionera de la caridad en Mongolia, que trabaja junto a los enfermos, los ancianos, los sin techo y las familias pobres y emarginadas: “A través de estas obras de caridad intentamos hacer comprender lo preciosas que son estas personas a los ojos de Dios, con el profundo deseo de devolverles su dignidad y su valor humano”.

La hermana llegó al país en 1998 “cuando la Iglesia empezaba a echar raíces […] dedicándonos al servicio de los más pobres entre los pobres sentimos que también nosotros teníamos que vivir entre ellos y experimentar algunas de las dificultades a las que se enfrentaban, como la falta de agua y otras necesidades básicas”.



El testimonio del padre Sanjaajav Peter

Entre los jóvenes que ayudaron las Misioneras de la Caridad había un joven que ahora es sacerdote. Es el padre Sanjaajav Peter que ha sido otro de los testimonios y que ha contado su historia ante Francisco: “Dios me ha dado muchas oportunidades para crecer como mongol en tierra mongola, y también me ha elegido para contribuir a la salvación de mi pueblo".

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La historia de Rufina

El último testimonio ha sido el de Rufina Chamingerel, una joven que creció en una familia que no era católica. Se convirtió cuando era estudiante: "Una vez fui a visitar a mi bisabuelo. Estuve toda la noche hablando de la vida de Jesús, desde su nacimiento hasta su resurrección". Se fue a estudiar a Roma y volvió a su país “para ayudar a crecer a la Iglesia mongola […] somos muy afortunados en el sentido de que no tenemos muchos libros de catequesis en nuestro idioma […] tenemos muchos misioneros que son libros vivos”.






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