Josefina Bakhita: la religiosa que fue torturada y se convirtió en todo un símbolo contra la trata

Con motivo de la Jornada de Oración contra la Trata que se celebra hoy, Francisco denuncia que la trata de personas "crece a un ritmo alarmante" y "desfigura la dignidad"

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Este miércoles, 8 de febrero, se celebra la Jornada Mundial de Oración, Reflexión y Acción contra la Trata de Seres Humanos.Esta jornada mundial pretende denunciar la grave violación de los derechos humanos que reducen al ser humano a un estado de esclavitud. En este sentido, el Papa Francisco ha manifestado que la trata "desfigura la dignidad. La explotación y el sometimiento limitan la libertad y convierten a las personas en objetos de usar y tirar. Y el sistema de trata se aprovecha de las injusticias y desigualdades que obligan a millones de personas a vivir en condiciones vulnerables".




Asimismo, el Sucesor de Pedro ha advertido que "las personas empobrecidas por la crisis económica, las guerras, el cambio climático y tanta inestabilidad son fáciles de reclutar" y por ello, y "por desgracia, la trata crece a un ritmo alarmante, afectando sobre todo a inmigrantes, mujeres y niños (...) personas con sueños y ganas de vivir dignamente".

"Vivimos tiempos difíciles, pero es precisamente en esta realidad en la que todos nosotros, especialmente los jóvenes, estamos llamados a unir nuestras fuerzas para tejer redes de bien, para difundir la luz que viene de Cristo y de su Evangelio", ha añadido el Papa que ha pedido además que "se busquen vías para transformar nuestras sociedades y prevenir esta plaga vergonzosa que es la trata de personas".



¿Quién fue Josefina Bakhita, uno de los ímbolos en la lucha contra la trata de personas?

Josefina Bakhita fue una religiosa nacida en Sudán, donde fue secuestrada por unos comerciantes de esclavos cuando aún era una niña. Fue en aquel momento cuando le pusieron el apodo de 'Bakhita', que significa 'afortunada'. Su calvario comenzó con siete años, cuando iba con una amiga. De repente, dos hombres se acercan pidiéndole que les coja algunas frutas del bosque. Cuando se separan ambas amigas ellos la retienen y capturan. Así empieza su cautiverio pasando de amo en amo.

La pequeña tuvo que salir de manera forzada de su país, perdiendo su nombre y siendo sometida a la esclavitud y la tortura. Pero pese a todo este maltrato físico y psicológico, nunca perdió su inocencia y su buen corazón. Logró que el calvario que vivió no se adueñase de su existencia, y lo transformó en esperanza.

En este tortuoso camino siempre tuvo muy presente a Dios, lo que le permitió caer en el desánimo y salir adelante. Prueba de todo ello está en el diario que Josefina Bakhita escribía cada día cuando aún no era adolescente: “Fui realmente afortunada, porque el nuevo patrón era un hombre bueno. No me maltrataba ni humillaba, algo que me parecía completamente irreal”, escribía sobre el quinto amo que tuvo, y que le trató algo mejor que los anteriores.

Josefina Bakhita viajó con él a Italia donde trabajó de niñera para después ingresar al noviciado del Instituto de las Hermanas de la Caridad, en Venecia. Allí supo que Dios le había dado fuerzas para poder soportar la esclavitud y fue bautizada como Josefina Margarita Afortunada. Dada sus vivencias, Josefina se ha convertido en todo un símbolo en la lucha contra la trata de seres humanos. En África es todo un referente. Todo un ejemplo de fuerza, delicadeza, firmeza y misericordia.

Falleció en 1947 y, menos de medio siglo después, fue beatificada y nombrada 'Hermana Universal' por Juan Pablo II en 1992, siendo imagen también a su vez, de la Jornada Mundial de Oración, Reflexión y Acción contra la Trata de Seres Humanos.

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