Las palabras del Papa a la comunidad romaní de Eslovaquia: "Nadie en la Iglesia debe sentirse fuera de lugar"

El Santo Padre ha visitado el barrio Lunik IX de Kosice viven hacinadas cerca de 4.500 personas de etnia gitana en lo más parecido a un gueto

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El Papa Francisco ha visitado este martes el barrio Lunik IX de Kosice, la segunda ciudad más importante de Eslovaquia, donde viven hacinadas cerca de 4.500 personas de etnia gitana en lo más parecido a un gueto.

La visita del Papa a este barrio no ha sentado muy bien al resto de habitantes de una ciudad en la que como ocurre con el resto del país, hay mucho racismo. Casi todos los habitantes de este barrio, el más pobre de la ciudad son gitanos. Muchas de las casas se encuentran en estado ruinoso, pero no tienen otro lugar donde trasladarse.



"Nadie en la Iglesia debe sentirse fuera de lugar o dejado de lado"

Tampoco disponen del aislamiento adecuado para protegerse del frío, por lo que son frecuentes los incendios cuando en invierno encienden hogueras dentro de los hogares para calentarse.

Ante este escenario, el Santo Padre ha querido visitar este barrio y les ha dirigido uno de los discursos más importantes del viaje apostólico. “Nadie en la Iglesia debe sentirse fuera de lugar o dejado de lado. No es sólo un modo de decir, es el modo de ser de la Iglesia. Porque ser Iglesia es vivir como convocados por Dios, es sentirse titulares en la vida, formar parte del mismo equipo” ha dicho el obispo de Roma al comenzar su discurso.



La Iglesia, "una familia de hermanos y hermanas con el mismo Padre"

El Santo Padre ha querido dar una definición de iglesia, “una familia de hermanos y hermanas con el mismo Padre, que nos ha dado a Jesús como hermano, para que comprendamos cuánto ama la fraternidad. Y anhela que toda la humanidad llegue a ser una familia universal. Ustedes albergan gran amor y respeto por la familia, y miran a la Iglesia a partir de esta experiencia. Sí, la Iglesia es casa, es su casa”.

El Papa ha enviado un mensaje de bienvenida al pueblo gitano dentro de la Iglesia: “Siéntanse siempre en casa en la Iglesia y nunca tengan miedo de estar aquí. ¡Que ninguno los deje, a ustedes o a cualquier otra persona, fuera de la Iglesia!”

A continuación: “No se puede reducir la realidad del otro a los propios modelos prefabricados, no se puede encasillar a las personas. Ante todo, para conocerlas verdaderamente, es necesario reconocerlas. Reconocer que cada uno lleva en sí la belleza imborrable de hijo de Dios, en la que se refleja el Creador”.

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"Juicios y prejuicios sólo aumentan las distancias"

El Santo Padre ha agradecido el testimonio de Nikola y René, una historia de amor que nació en este barrio muy pobre de Kosice: “Su historia de amor nació aquí y maduró gracias a la cercanía y al aliento que recibieron. Se sintieron responsables y aspiraron a un trabajo, se sintieron amados y crecieron con el deseo de dar algo más a sus hijos”.

El obispo de Roma ha subrayado que los “juicios y prejuicios sólo aumentan las distancias. Conflictos y palabras fuertes no ayudan. Marginar a las personas no resuelve nada. Cuando se alimenta la cerrazón, antes o después estalla la rabia. El camino para una convivencia pacífica es la integración. Es un proceso orgánico, lento y vital que se inicia con un conocimiento recíproco, va adelante con paciencia y mira al futuro”.

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Los sueños de los niños "no pueden hacerse añicos contra nuestras barreras"

El futuro, según el Papa, son los niños: “Ellos son los que nos orientan. Sus grandes sueños no pueden hacerse añicos contra nuestras barreras. Ellos quieren crecer junto a los demás, sin obstáculos ni exclusiones. Merecen una vida integrada y libre. Ellos son los que motivan decisiones con amplitud de miras que no buscan el consenso inmediato, sino que velan por el porvenir de todos. Por los hijos deben tomarse decisiones valientes; por su dignidad, por su educación, para que crezcan bien arraigados en sus orígenes y, al mismo tiempo, para que no vean coartada cualquier otra posibilidad”.

El Papa ha querido además agradecer a los salesianos que llevan adelante este trabajo de integración que, “además de que comporta no poco esfuerzo, a veces recibe incomprensión e ingratitud, incluso dentro de la Iglesia […] Gracias por todo el trabajo con quienes están en los márgenes. Pienso también en los refugiados y en los detenidos. A ellos, en particular, y a todo el mundo penitenciario expreso mi cercanía”.



"No tengan miedo de salir al encuentro de quien está marginado"

Francisco les ha pedido que “sigan adelante en este camino, que no engaña de poder dar todo y rápidamente, sino que es profético, porque incluye a los últimos, construye fraternidad, siembra la paz. No tengan miedo de salir al encuentro de quien está marginado. Se darán cuenta de que salen al encuentro de Jesús. Él los espera allí donde hay fragilidad, no comodidad; donde hay servicio, no poder; donde es posible encarnarse, no buscar sentirse satisfechos. Allí está Él”.

Y por último, el Santo Padre les ha invitado a “ir más allá de los miedos, más allá de las heridas del pasado, con confianza, un paso tras otro: en el trabajo honesto, en la dignidad de ganarse el pan cotidiano, alimentando la confianza recíproca”.





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