La llamada de Francisco a una familia de acogida con dos niños discapacitados: "Buenos días, soy el Papa..."

Son poco más de las 5 de la tarde cuando Caterina oye sonar su móvil y en la pantalla aparece 'número privado'. Duda por un momento, pero luego decide responder

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El pasado domingo, 23 de enero, el Papa Francisco decidió hacer una sorpresa a una familia de acogida de Turín llamándole por teléfono para saber cómo están los dos niños que decidieron acoger, ambos con discapacidades. Son poco más de las 5 de la tarde cuando Caterina oye sonar su móvil y en la pantalla aparece “número privado”. Duda por un momento, pero luego decide responder.

“Buenos días, soy el Papa Francisco” dice el Santo Padre. “¡Oh Dios mío!” es la primera reacción espontánea de Caterina. Y el Papa responde: “No, no mamma mia…¡Soy realmente el Papa Francisco!”. El acento es inconfundible, no es una broma y de repente Caterina se da cuenta de lo que está pasando.

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"Me comunico con mi mirada"

“Hace unos días – cuenta Caterina – una pareja que conocemos nos dijo que iban a encontrarse con el Papa y nos propusieron escribirle una carta que después ellos le iban a entregar”. Esta pareja de amigos tiene una hija con discapacidad: “Nos conocimos – dice Caterina – porque también nosotros tenemos una niña con discapacidad, Giorgia, a quien acogimos cuando tenía 8 meses y ahora tiene 11 años”.

Caterina aceptó la propuesta de su amigo y entregó a la pareja una carta dirigida al mismo Santo Padre: “No camino, no hablo con mi voz, pero me comunico con mi mirada – había escrito Caterina en nombre de Giorgia . Tengo un implante coclear que me permite escuchar la música (que me apasiona) y las voces de mis padres y amigos. En el último año, tuve que operarme porque tenía una luxación de cadera y he sufrido mucho, pero gracias a Dios ya estoy mejor. Mis padres dan las gracias cada día a Jesús por haber estado cerca de mí a través del trabajo de médicos y enfermeros”.

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"Era como hablar con un amigo"

En la carta, Caterina también habla de los otros dos hijos de la pareja, de 19 y 22 años, y de Marcel (no es su nombre real), un “niño grande de 26 años con autismo” y de su gran fe. Caterina había puesto también una foto donde se podían ver a Giorgia y Marcel viendo el Ángelus del Santo Padre en la televisión. Al final había puesto su número como contacto. “No me esperaba que me iba a llamar, habían pasado solamente dos días desde que le dieron nuestra carta”, dice Caterina todavía muy emocionada.

El Papa Francisco durante la llamada telefónica le dijo que había leído la carta y le preguntó cómo estaban Giorgia y Marcel. “Era como hablar con un amigo – dijo Caterina. Quería saber más detalles sobre sus historias”.

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“Te agradezco lo que estáis haciendo por estos niños”

Tras el primer momento de incredulidad, Caterina decidió llamar a su marido: “Puse el móvil en altavoz y fui a la otra habitación donde estaba Bruno y le dije que estaba hablando con el Papa que le quería saludar”. El marido la miraba incrédula y tras hablar con él, el Papa quiso hablar también con el hijo. Caterina explicó que tienen a Marcel desde los 15 años y “a pesar de la discapacidad, tiene una fuerte espiritualidad. Le dije al Papa Francisco que todas las noches pone en su mesilla los íconos que le regalaron el día de su bautizo y reza en voz alta, es un ejemplo para nosotros”.

Te agradezco lo que estáis haciendo por estos niños”, le dijo el Papa Francisco. Caterina volvió a pensar en la llamada unos días después: “Yo le había mandado una carta, pero quién sabe cuántas recibe. Me doy cuenta de que he tenido un gran privilegio. Fue un momento verdaderamente excepcional. A la vez, sin embargo, también algo muy simple, natural: parecía estar hablando con un familiar que te pregunta cómo estás, cómo están tus hijos, que te escucha sin prisas. Habremos hablado al menos 10 minutos. Y al final también nos dio las gracias y nos dio su bendición”.

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