El Papa Francisco, ante la comunidad judía en Eslovaquia: "Sus dolores son nuestros dolores"

El Santo Padre, en un encuentro histórico con los judíos, ha pedido estar unidos "en la condena de toda violencia, de toda forma de antisemitismo"

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En la agenda de Francisco, la búsqueda de la unidad entre los cristianos y el diálogo con las demás religiones resulta prioritaria. Probablemente no haya en el mundo una diplomacia tan eficaz como la suya: dejar atrás las peleas entre hermanos para mostrar, todos juntos, la misericordia divina al mundo.

La persecución que sufrieron los judíos durante el nazismo contó con la connivencia del gobierno eslovaco. Es una herida abierta que cuesta cerrar y por este motivo el Papa Francisco ha querido mostrarles su cercanía y se ha reunido este lunes con la comunidad judía en la Plaza Rybne námestie.

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El Santo Padre ha empezado su discurso diciendo estar allí “como peregrino para tocar este lugar y ser tocado por él. La plaza donde nos encontramos es muy significativa para su comunidad. Mantiene vivo el recuerdo de un rico pasado: fue durante siglos parte del barrio judío; aquí trabajó el célebre rabino Chatam Sofer. Aquí había una sinagoga, justo al lado de la Catedral de la Coronación”.

El Papa Francisco ha dicho sentir la necesidad, en este lugar, de “quitarse las sandalias”, y “porque me encuentro en un lugar bendecido por la fraternidad de los hombres en el nombre del Altísimo”.



Asimismo, el obispo de Roma recordó que, en ese mismo lugar, “el nombre de Dios fue deshonrado. En la locura del odio, durante la Segunda Guerra Mundial, más de cien mil judíos eslovacos fueron asesinados. Y después, cuando se quisieron borrar las huellas de la comunidad, aquí la sinagoga fue demolida”.

“Ante la historia del pueblo judío, marcada por este agravio trágico e indescriptible, nos avergonzamos de admitirlo: ¡cuántas veces el nombre inefable del Altísimo ha sido usado para realizar acciones que por su falta de humanidad resultan inenarrables! Cuántos opresores han declarado: “Dios está con nosotros”, pero eran ellos los que no estaban con Dios” ha afirmado el Santo Padre. El Papa ha subrayado que “la historia de ustedes es nuestra historia, sus dolores son nuestros dolores”.

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“Sobre el Memorial está escrito en hebreo “Zachor”: “Recuerda”. La memoria no puede y no debe dejar lugar al olvido, porque no habrá un amanecer en que perdure la fraternidad si antes no se han compartido y disipado las oscuridades de la noche” ha recordado el Santo Padre.

Francisco lamenta que tampoco “hoy faltan ídolos vanos y falsos que deshonran el nombre del Altísimo. Son los ídolos del poder y del dinero que se imponen sobre la dignidad del hombre, de la indiferencia que vuelve la mirada hacia otra parte, de las manipulaciones que instrumentalizan la religión, haciendo de ella una cuestión de supremacía o reduciéndola a la irrelevancia”.


El Papa ha pedido estar unidos “en la condena de toda violencia, de toda forma de antisemitismo, y en el esfuerzo para que la imagen de Dios en la persona humana no sea profanada”. Además, el obispo de Roma ha afirmado que en esa misma plaza “brilla la luz de la esperanza”. “Aquí juntos afirmamos ante Dios la voluntad de seguir en un camino de acercamiento y amistad” ha subrayado el Papa.

Francisco ha querido agradecer las “puertas que han abierto de ambas partes. El mundo necesita puertas abiertas. Son signos de bendición para la humanidad”.



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