El Papa Francisco denuncia las construcciones que anteponen el negocio al cuidado del hombre

El Papa ha recibido a algunas de las víctimas del desprendimiento que hundió la presa de Vajont en Italia, que costó la vida a 2.000 personas: "Lógicas mortíferas de codicia"

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El Papa Francisco ha instado a dejar de lado las "lógicas mortíferas de codicia" que devastan el medio ambiente al tiempo que ha condenado que el agua es un bien "inaccesible" para muchos. En estos términos se ha expresado el Pontífice argentino durante una audiencia con varias personas que en 1963 sufrieron en la provincia de Pordenone, región del Friuli-Venecia Julia, (Italia) el desprendimiento que hundió la presa de la cuenca del Vajont, en el que 2.000 personas murieron engullidas por una ola de agua y barro.

El Santo Padre ha remarcado que "necesitamos la mirada contemplativa y respetuosa de san Francisco para reconocer la belleza de la creación y saber dar a las cosas el orden justo, dejar de devastar el medio ambiente con lógicas mortíferas de codicia y colaborar fraternalmente en el desarrollo de la vida", ha señalado.

Francisco denuncia las construcciones que anteponen el negocio al cuidado del hombre

Haciendo referencia a la catástrofe ocurrida el 9 de octubre de 1963, Francisco ha señalado que "no fueron errores en el diseño o en la construcción de la presa, sino el hecho mismo de querer construir un embalse en el lugar equivocado": "¿Y por qué? En última instancia por anteponer la lógica del beneficio al cuidado del hombre y del medio en que vive; de modo que si su ola de esperanza está impulsada por la fraternidad, aquella ola que trajo la desesperación estaba impulsada por la codicia'", ha asegurado.

El Pontífice ha explicado que el agua es "útil y humilde" y, sin embargo, "se volvió destructiva en el caso de Vajont" al tiempo que ha lamentado que el recurso hídrico es "inaccesible para tantos que hoy en el mundo sufren sed o no tienen agua potable". Francisco ha dejado claro que el "cuidado de la creación no es simplemente un factor ecológico, sino una cuestión antropológica" que concierne al futuro de todos.

Del mismo modo, ha arremetido contra "el afán de lucro, un delirio de ganancia y posesión que parece hacer sentir al hombre omnipotente". Sin embargo, para el Papa se trata de un "gran engaño" porque la humanidad debe moverse en el mundo "con respeto y cuidado, sin anular, más bien acariciando el sentido del límite, que no representa una disminución, sino que es la posibilidad de la plenitud".

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