El Papa Francisco: “El mundo también necesita a los consagrados como artesanos de la paz”

El Santo Padre realizó un discurso en la 98º Asamblea de la USG donde indicó que "la paz dada por Dios nos hace sentir a todos como hermanos"

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"La paz es también la experiencia de la misericordia, del perdón y la benevolencia de Dios, que nos hace capaces a su vez de ejercer la misericordia, el perdón, rechazando toda forma de violencia y opresión”, con estas palabras se expresó el Papa Francisco en la 98º Asamblea de la Unión de Superiores Generales (USG), celebrada en la localidad italiana de Sacrofano bajo el lema "Llamados a ser artesanos de la paz”.

El Santo Padre decidió dirigirse espontáneamente a los 150 superiores generales y ofreció una amplia reflexión sobre la paz en su texto escrito, precisando que la paz dada por Dios a la humanidad "y que nos hace sentir a todos como hermanos" no es "una situación de no guerra o de fin de guerra, un estado de tranquilidad y de bienestar". Es, si acaso, "el fruto de la caridad, nunca es una conquista del hombre", "es el conjunto armonioso de las relaciones con Dios, con uno mismo, con los demás y con la creación".

La paz es el fruto de un trabajo artesanal

Añadió que sin embargo, la paz se basa "en el reconocimiento de la dignidad de la persona humana y requiere un orden al que contribuyan inseparablemente la justicia, la misericordia y la verdad. Por eso los procesos de paz no pueden delegarse en los diplomáticos o en los militares: la paz es responsabilidad de todos y cada uno”.

Las responsabilidades de las personas consagradas

Más tarde Francisco se dirigió directamente a los consagrados, instándoles a comprometerse a sembrar la paz con "acciones cotidianas con actitudes y gestos de servicio, fraternidad, diálogo, misericordia" y a rezar sin cesar para obtener de Jesús el don de la paz. Todo ello partiendo "de las propias comunidades", construyendo puentes y no muros dentro y fuera de ellas. "Cuando todos contribuyen cumpliendo su deber con caridad, hay paz en la comunidad. El mundo también nos necesita a los consagrados como artesanos de la paz”.

La sinodalidad de los consagrados, una valiosa aportación a la Iglesia

El deseo de Francisco es "que el servicio de la autoridad se ejerza siempre con estilo sinodal, respetando el derecho propio y las mediaciones que éste prevé, para evitar el autoritarismo, los privilegios y el 'dejar hacer'; favoreciendo un clima de escucha, de respeto al otro, de diálogo, de participación y de compartir". Caminar juntos, escucharse, valorar la variedad de dones y ser comunidades acogedoras es el modo de vivir la sinodalidad, añade el Papa, y las personas consagradas, con su testimonio, "pueden aportar mucho a la Iglesia" precisamente en el proceso de sinodalidad que está viviendo.

La salvaguarda de la comunión

Por último, habló sobre las reorganizaciones y reconfiguraciones de los institutos. El Papa recomienda que se hagan siempre salvaguardando la comunión, "para no reducirlo todo a la amalgama de circunscripciones, que luego pueden resultar poco manejables o motivo de conflicto" y que "los superiores estén atentos para evitar que algunas personas no estén bien ocupadas, porque esto, además de perjudicar a los sujetos, genera tensiones en la comunidad". Francisco invitó a que "realicen su servicio con serenidad y fecundidad", reiterando la invitación a ser artesanos de la paz.

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