El Papa Francisco pide "no apartar la mirada de los pobres": "Un río de pobreza atraviesa nuestras ciudades"

La VII Jornada de los Pobres se celebrará el próximo 19 de noviembre y Francisco ha agradecido el trabajo de quienes "viven entregados a los excluidos"

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El Vaticano ha publicado este martes, 13 de junio, el mensaje del Papa Francisco para la VII Jornada de los Pobres que se celebrará el próximo 19 de noviembre de 2023 sobre el lema “No apartes la mirada de los pobres”.

“Cada día nos comprometemos a acoger a los pobres, pero no es suficiente. Un río de pobreza atraviesa nuestras ciudades y se hace cada vez más grande hasta desbordarse; ese río parece desbordarnos, tanto que el grito de nuestros hermanos y hermanas que piden ayuda, apoyo y solidaridad se hace cada vez más fuerte”, escribe el Santo Padre en su discurso que divide en 10 puntos.



“No apartes la mirada de los pobres”: este es el lema de esta VII Jornada y para el Papa Francisco esta frase “se refiere a gestos concretos consistentes en hacer buenas obras y vivir con justicia”. Para el próximo 19 de noviembre, Francisco propone vivir el Día de los Pobres con ellos mismos: “Invitarnos a compartir la comida del domingo, después de compartir la Mesa Eucarística. La Eucaristía celebrada se convertiría realmente en un criterio de comunión. Por otra parte, si en torno al altar del Señor somos conscientes de que todos somos hermanos, ¡cuánto más visible se haría esta fraternidad compartiendo la comida festiva con los que carecen de lo necesario!”.

“Cuando estemos ante un pobre no podemos apartar la mirada, porque nos impediríamos encontrarnos con el rostro del Señor Jesús […] Todo el mundo es nuestro prójimo. No importa el color de la piel, la condición social, el origen... Si soy pobre, puedo reconocer quién es realmente el hermano que me necesita. Estamos llamados a salir al encuentro de todo pobre y de todo tipo de pobreza, sacudiéndonos de encima la indiferencia y la obviedad con las que escudamos un bienestar ilusorio”, escribe el Santo Padre.

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Asimismo, Francisco subraya que estamos viviendo actualmente “en un momento histórico que no favorece la atención a los más pobres. El volumen de la llamada a la opulencia es cada vez más alto, mientras se silencian las voces de quienes viven en la pobreza. Se tiende a pasar por alto todo lo que no encaja en los modelos de vida previstos, especialmente para las generaciones más jóvenes, que son las más frágiles ante el cambio cultural que se está produciendo. Se pone entre paréntesis lo que es desagradable y causa sufrimiento, mientras que se exaltan las cualidades físicas como si fueran el principal objetivo a alcanzar. La realidad virtual toma el relevo de la vida real y cada vez es más fácil que ambos mundos se confundan. Los pobres se convierten en imágenes que pueden conmover durante unos instantes, pero cuando se encuentran en carne y hueso en la calle se apoderan de uno el fastidio y la marginación. La prisa, compañera cotidiana de la vida, impide detenerse, ayudar y preocuparse por el otro”.

El Obispo de Roma ha agradecido al Señor la labor de tantos hombres y mujeres que viven “entregados a los pobres y excluidos” y comparten con ellos: “Personas de todas las edades y condiciones sociales que practican la acogida y se comprometen junto a quienes se encuentran en situaciones de marginación y sufrimiento. No son superhombres, sino "vecinos" con los que nos encontramos cada día y que en silencio se hacen pobres con los pobres. No se limitan a dar algo: escuchan, dialogan, intentan comprender la situación y sus causas, dar consejos adecuados y referencias correctas. Están atentos a la necesidad material y también a la espiritual, a la promoción integral de la persona”.

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En su mensaje para esta VII Jornada de los Pobres, Francisco pide que se desarrolle la “solidaridad y subsidiariedad de tantos ciudadanos que creen en el valor del compromiso voluntario de dedicación a los pobres. Ciertamente, se trata de estimular y presionar a las instituciones públicas para que cumplan bien con su deber; pero de nada sirve permanecer pasivos, esperando recibirlo todo "desde arriba": los que viven en la pobreza también deben ser implicados y acompañados en un camino de cambio y responsabilidad”.

El Pontífice advierte además sobre las nuevas formas de pobreza: “Pienso en particular en las personas que viven en zonas de guerra, sobre todo en los niños privados de un presente sereno y de un futuro digno. Nadie podrá acostumbrarse nunca a esta situación; mantengamos vivo todo intento para que la paz se afirme como don del Señor resucitado y fruto del compromiso por la justicia y el diálogo. No puedo olvidar la especulación que, en diversos sectores, provoca un aumento dramático de los costes que hace que muchas familias se encuentren aún más en la indigencia. Los salarios se agotan rápidamente, forzando a la gente a privaciones que atentan contra la dignidad de toda persona. Si una familia debe elegir entre la comida para alimentarse y la medicina para curarse, hay que oír la voz de quienes reclaman el derecho a ambos bienes, en nombre de la dignidad de la persona humana”.

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Francisco ha subrayado el drama que viven muchos jóvenes en una cultura “que les lleva a sentirse “inconclusos” y “fracasados”: “Ayudémosles a reaccionar frente a estas instigaciones nefastas, para que cada uno encuentre el camino a seguir para adquirir una identidad fuerte y generosa. Es fácil, cuando se habla de los pobres, caer en la retórica. También es una tentación insidiosa detenerse en las estadísticas y los números. Los pobres son personas, tienen rostros, historias, corazones y almas. Son hermanos y hermanas con sus méritos y sus defectos, como todos los demás, y es importante entrar en una relación personal con cada uno de ellos”.

“En esta casa que es el mundo, todos tienen derecho a ser iluminados por la caridad, nadie puede ser privado de ella. Que la tenacidad del amor de santa Teresa inspire nuestros corazones en esta Jornada mundial, nos ayude a "no apartar la mirada de los pobres" y a mantenerla siempre fija en el rostro humano y divino del Señor Jesucristo”, escribe el Santo Padre concluyendo así su discurso para la VII Jornada de los Pobres que celebraremos el próximo 19 de noviembre.

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