El Papa Francisco pide a los fieles volver a Dios: “La Cuaresma es un éxodo de la esclavitud a la libertad”

Durante la Santa Misa en una Basílica de San Pedro marcada por la limitación de aforo, el Pontífice ha pedido a los fieles redescubrir a Dios: “La confesión es el primer paso”

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El Papa Francisco ha presidido a las 9.30h de esta mañana de 17 de febrero la Misa del Miércoles de Ceniza desde la Basílica de San Pedro. Una Misa que la audiencia de TRECE, COPE.es y Aleluya han podido seguir en directo para vivir el inicio del tiempo de Cuaresma.

La situación sanitaria actual derivada de la pandemia ha obligado al Pontífice a trasladar esta Misa tradicional de inicio de Cuaresma de Santa Sabina en Roma a la Basílica de San Pedro que ha estado marcada por la limitación de aforo.

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Además, el rito de la imposición de las Cenizas también se ha visto alterada ligeramente como consecuencia de la covid-19, dejándose caer sobre la cabeza, sin imponerla en la frente y sin mediar palabra. El Santo Padre ha impuesto las Cenizas a un número reducido de cardenales presentes en la Misa.

Durante la homilía del Papa Francisco en este Miércoles de Ceniza, ha pedido a los fieles emprender el viaje de regreso a Dios: “Iniciamos el camino de Cuaresma. La Cuaresma es un viaje de regreso a Dios. Cuántas veces, indiferentes, le hemos dicho al Señor… Volveré después a ti, espera. Quizás mañana empezaré a rezar y a hacer algo por los demás. Ahora Dios nos llama al corazón. En la vida tendremos siempre cosas por hacer y excusas para dar. Pero hermanos y hermanas, hoy es el día de volver a Dios. La Cuaresma es un viaje que implica toda nuestra vida. Es tiempo para verificar los caminos que estamos recorriendo. Es redescubrir el vínculo fundamental con Dios, que es el eje de todo”, ha remarcado.



El Pontífice ha remarcado que el viaje de la Cuaresma “es un éxodo de la esclavitud a la libertad”, y apunta que la confesión es el primer paso para iniciar esta conversión a Dios: “Son 40 días que recuerdan los 40 años en los que el pueblo de Dios viajó en el desierto para regresar a su tierra de origen. ¡Pero qué difícil fue dejar Egipto! Hemos despilfarrado bienes preciosos por cosas insignificantes y nos hemos quedado con las manos vacías y el corazón infeliz. Somos hijos que caemos continuamente. Somos como niños pequeños que tratan de caminar y caen al suelo, y siempre necesitan que sus padres le vuelvan a levantar. Es el perdón del Padre el que nos pone en pie. La confesión es el primer paso para nuestro viaje de regreso. Os recomiendo a los confesores que seáis como el Padre, pero no con el látigo, sino con el abrazo. Tenemos la necesidad de volver a Jesús una vez estás sanado”.

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El Papa ha continuado la homilía subrayando que Jesús nos pide volver a Él, “llamados a volver al Espíritu Santo”. La Ceniza sobre la cabeza nos recuerda que somos polvo, y así volveremos a ser. Pero sobre ese polvo Dios a infundado su espíritu de vida. Volvamos al espíritu, al fuego que hace resurgir nuestras cenizas. Aquel fuego que nos enseña a amar. Siempre seremos polvo, pero como dice el himno litúrgico, somos polvo enamorado. Nuestro regreso a Dios es posible porque antes se produjo un viaje de ida hacia nosotros. De lo contrario no sería posible. Él descendió hacia nosotros”.

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Por último, Francisco ha instado a los cristianos a dejarse reconciliar con Dios: ·El camino no se basa en nuestras fuerzas. Nadie puede reconciliarse con Dios por las fuerzas. Solo es posible si se parte del Primado de la oración con Dios. La salvación es pura gracia y pura gratuidad. Jesús lo dice en el Evangelio. Lo que nos hace justos no es la justicia ante los hombres, sino la relación sincera con el Padre. Estamos necesitados de misericordia, de su gracia. Este es el camino justo, el de la humildad. Yo me siento necesitado o me siento autosuficiente. Hoy bajamos la cabeza para recibir las Cenizas. Cuando acabe, nos inclinaremos aún más para lavar los pies de los hermanos. Dios nos espera con su misericordia infinita. Porque allí donde somos más vulnerables, Él viene a nuestro encuentro. Y ahora que Dios ha venido a nuestro encuentro, vayamos a Él para recuperar la alegría de ser amados”.

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