El Papa, a los sacerdotes del Congo: El ministerio no es "un trabajo para ganar dinero o tener una posición"

"Si vivimos para «servirnos» del pueblo en vez de «servir» al pueblo, el sacerdocio y la vida consagrada se vuelven estériles", dice a presbíteros, religiosos y seminaristas

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Encuentro del Papa Francisco con los sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas congoleños en la catedral de Nuestra Señora del Congo de Kinshasa. Y en él, una firme denuncia de los males que afectan al sacerdocio y a la vida religiosa en este país, con un rotundo llamamiento a los ordenados para que sean auténticos pastores al servicio del pueblo de Dios que peregrina en esta sufrida tierra.


«Si vivimos para “servirnos” del pueblo en vez de “servir” al pueblo, el sacerdocio y la vida consagrada se vuelven estériles. No se trata de un trabajo para ganar dinero o tener una posición social, ni tampoco para resolver la situación de la familia de origen, sino que se trata de ser signos de la presencia de Cristo, de su amor incondicional», les ha dicho. El evento ha tenido lugar en la tarde de este jueves 2 de febrero, tercer día de visita al país. Por la mañana, el Papa ha congregado a más de 80.000 jóvenes y catequistas en el estadio de los Mártires, a los que ha pedido que huyan del tribalismo y la corrupción, dos de los grandes problemas del país.

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Sacerdotes «burócratas del espíritu»

El discurso del Santo Padre al clero ha estado precedido de unas palabras del cardenal Ambongo, quien ha hecho alusión a los «enormes desafíos» que supone «vivir el compromiso sacerdotal y religioso» en esta tierra. A continuación, Francisco ha aludido a las tres tentaciones que afronta la vida sacerdotal y religiosa en el Congo. A saber: la mediocridad espiritual, la comodidad mundana y la superficialidad.

Con respecto a la segunda, la de llevar una vida cómoda, actuando «por inercia, buscando nuestro confort», el Pontífice ha sido rotundo en su denuncia. Cuando los sacerdotes se aprovechan de su rol para satisfacer sus «necesidades» y «comodidades», se convierten en «fríos burócratas del espíritu». En vez de servir al Evangelio, se preocupan de «gestionar las finanzas y de llevar adelante algún negocio» ventajoso. «Es escandaloso cuando esto sucede en la vida de un sacerdote o de un religioso, que, por el contrario, deberían ser modelos de sobriedad y de libertad interior», ha dicho.

Oración y testimonio de vida

El Papa ha reivindicado la oración —«el secreto de todo»— y la celebración eucarística cotidiana. «La oración nos hace salir del yo, nos abre a Dios, nos vuelve a poner en pie porque nos pone en sus manos. (…) Sin la oración no se va lejos», ha dicho a su auditorio antes de pedirle que no descuide tampoco el rezo de la Liturgia de las Horas ni el sacramento de la reconciliación, pues «siempre necesitamos ser perdonados para poder ofrecer misericordia».

Francisco ha pedido sacerdotes y religiosos «preparados, formados y apasionados por el Evangelio», no «funcionarios de lo sagrado o profesionales distantes del pueblo». Con respecto a la formación, ha apuntado que esta «no es opcional» y que «debe continuar siempre, toda la vida». Y ha reivindicado, además, que la evangelización no sea solo de palabra sino también a través del testimonio. «Para ser buenos sacerdotes, diáconos y consagrados no son suficientes las palabras y las intenciones; lo que realmente cuenta es la vida misma», ha proclamado.

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Celibato

En su discurso, el Papa ha hecho también una breve alusión al celibato. «Qué hermoso es ser signos luminosos de disponibilidad total al Reino de Dios, viviendo el celibato», ha dicho.

La violación del celibato es un importante problema en el Congo. De hecho, en marzo de 2022 la Conferencia Episcopal publicó una exhortación en la que pidió a aquellos sacerdotes con mujer e hijos que asumieran su responsabilidad ante sus familias y solicitasen al Papa la dispensa del ministerio. «Tenemos la obligación moral de reconocer que estas personas existen y sufren en silencio», afirman los obispos en ese documento, titulado «A l´ecole de Jesus-Christ (cf. Eph. 4,20) Pour une vie sacerdotale authentique».


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