¿Por qué un Sínodo sobre la Amazonía?

Datos imprescindibles para saberlo todo del Sínodo de la Amazonia

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1.Comencemos por el principio: ¿Qué es un Sínodo?

Se trata de una reunión de obispos convocada por el papa para abordar algún tema concreto que siempre tiene relevancia en la iglesia universal. La palabra “Sínodo”, procede de dos términos griegos que aclaran perfectamente su significado: syn (juntos) y yhodos (camino). En un Sínodo, los obispos, junto con el Papa caminan juntos para estudiar soluciones a problemas que se plantean en la Iglesia.

El Sínodo de obispos nació hace 50 años, al final del Concilio Vaticano II por deseo del Papa Pablo VI. Quiso crear una estructura que tuviera una representación de toda la iglesia, y que pudiera ayudar a los pontífices en su gobierno.

Por lo tanto, un Sínodo es una asamblea internacional de obispos que representan al episcopado mundial y que se reúne cada vez que un Papa los convoca. Los obispos pueden intervenir, discutir y presentar propuestas al Pontífice.

El sínodo suele durar varias semanas, tiempo suficiente para afrontar las cuestiones en profundidad. Una vez finalizado se entregan las conclusiones y propuestas al Papa, para que él las pueda usar libremente como base de un documento magisterial si ese es su deseo. 

Siempre están presididos por el Papa y requieren un proceso largo de preparación a fin de que el documento de trabajo, que se llama “Instrumentum laboris”, sirva de base para la discusión y a la vez sea fruto de una amplia consulta a toda la Iglesia. 

2. ¿Qué otros temas se han tratado en los anteriores Sínodos?

Los sínodos se convocan aproximadamente cada dos años, y desde el año 1967 se han ocupado de distintas problemáticas, como el fortalecimiento de la fe, el sacerdocio, Biblia, la Eucaristía, la Nueva Evangelización, la familia, el catecismo, el perdón, los laicos, la vida consagrada, los jóvenes. 

La Amazonia no es la primera región del mundo a la que se dedica un Sínodo. Se ha hecho ya sobre la situación de la Iglesia en los Países Bajos, en Tierra Santa, en África, América y Asia.

El domingo 6 de octubre arranca el Sínodo sobre la Amazonía, que tiene por tema: “Nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”.

3. ¿Por qué un Sínodo sobre la Amazonia?

Cuando el Papa Francisco visitó la Amazonia peruana en enero de 2018 puso en marcha los primeros trabajos para este sínodo, en presencia del obispo de Puerto Maldonado, el dominico español David Martínez de Aguirre, uno de los dos secretarios especiales de la asamblea sinodal.

En el encuentro que tuvo allí con representantes de los pueblos indígenas, el Papa les comentó que quería reafirmar “una opción sincera por la defensa de la vida, la tierra y las culturas” ya que los pueblos amazónicos no habían estado antes tan amenazados como lo están ahora.

Desde aquel momento, la situación no ha hecho sino empeorar. La Amazonia se ha convertido en una de las zonas más vulnerables del planeta, después del Ártico, y a la Iglesia no le es ajeno todo lo que tenga que ver con la defensa de la vida, las personas y la tierra.

Si hay una institución que ha estado presente en la Amazonia desde hace siglos es la Iglesia. Los misioneros han dejado su vida por llevar el Evangelio a los rincones más lejanos de la selva.

No sorprende entonces que el Papa haya querido volcar la atención del mundo en esta extensa parte del planeta, de casi 8 millones de kilómetros cuadrados en la que viven 35 millones de personas, incluidos tres millones de indígenas de unos 390 grupos étnicos o pueblos, entre los cuales hay más de 70 que viven en aislamiento voluntario, sin ningún contacto con la civilización.

En cada uno de estos enclaves la Iglesia ha promovido reuniones preparatorias del Sínodo, conversando con indígenas, agentes de pastoral, misioneros, expertos y distintas personas que hacen vida en las comunidades, con el fin de estudiar cuáles son sus principales dificultades y sugerencias.

4. En el documento de trabajo hay mucho más que la cuestión de los “Viri Probati”.

Aunque desde el primer momento el foco mediático sobre este sínodo se ha puesto sobre la posibilidad de recuperar la primitiva figura de los viri probati, ancianos casados que de forma excepcional pueden ser ordenados sacerdotes para responder a la necesidad pastoral de un territorio especialmente complicado como es la Amazonia, el documento de trabajo va más allá, es complejo y tiene muchos matices.

Se trata, no olvidemos, de una guía sobre la que se va a profundizar durante el Sínodo. No son decisiones consumadas. Durante la asamblea se estudiarán a fondo los temas en un clima de reserva y libertad en las intervenciones de todos los participantes.

El eje central del documento consiste en reforzar la tarea evangelizadora de los indígenas, pero el texto también denuncia con fuerza los abusos que sufren y pide frenar con urgencia el destrozo humano y ecológico que están causando la “mentalidad extractivista”, que hace peligrar “la supervivencia de los pueblos que dependen de recursos animales y vegetales”.

En estos momentos la amazonia está marcada por el acoso y la contaminación de las industrias extractivas, la deforestación por incendios provocados, la contaminación de las aguas, la corrupción y los problemas de salud. Y lo que realmente preocupa a la iglesia es mejorar la atención espiritual y la evangelización de una zona en la que apenas hay atención sacerdotal por sus enormes dificultades geográficas y culturales.

A grandes trazos, en su primera parte, el documento apuesta por escuchar a fondo cuáles son los problemas de esta inmensa región para comprenderla y responder con una conversión pastoral de la Iglesia.

En la segunda parte se adentra en la propuesta de una ecología integral que se preocupe por todos los aspectos de la vida humana y de su relación con la Creación.  Se apunta también hacia la necesidad de una conversión ecológica, analizando el daño provocado a la Tierra a causa del uso irresponsable de los bienes que Dios ha puesto en ella, siguiendo las líneas de la encíclica “Laudato si”.

En la tercera parte se incide en los desafíos y esperanzas para una Iglesia, muy trabajada por los misioneros, que debe estar en la vanguardia de su proclamación profética del Evangelio y que está fuertemente implicada en la defensa de la Creación y de los pueblos indígenas.

El Sínodo es un organismo consultivo, por lo que, recordemos, su documento final no es decisorio, sino que recoge propuestas para el Papa.

5. ¿Quiénes son los “viro proba ti”?

Se trata de una figura que no es nueva en la Iglesia. Su origen se remonta a una Carta de San Clemente, escrita en el siglo I, en la que se explicaba cómo ordenaron a sus sucesores. Durante el Concilio Vaticano II también se habló de esta figura, refiriéndose únicamente a situaciones muy particulares y extremas.

Efectivamente, en los primeros siglos del cristianismo había sacerdotes casados, pero desde el siglo IV se consolidó en Occidente la praxis de que vivieran el celibato. Y el propio Papa Francisco ha sido muy tajante y claro ante esta cuestión: el celibato sacerdotal es indiscutible y no se va a debatir sobre este tema.

El documento preparatorio del Sínodo menciona, entre las carencias de evangelización de la Amazonia al cabo de 400 años, «el lamento de miles de comunidades privadas de la Eucaristía dominical por largos períodos» debido a la escasez de misioneros, de sacerdotes indígenas y de ministros extraordinarios de la comunión. Por este motivo considera urgente “evaluar y replantear los ministerios que son necesarios”.

6. ¿Quiénes participan en este Sínodo?

El Sínodo de Amazonia es el que registra más variedad de participantes en los 53 años de historia de la institución. Participarán obispos de todo el mundo, pero especialmente de los nueve países que se reparten la Amazonia. En total, 185 padres sinodales con derecho a voto.

Junto a los obispos, forman parte del encuentro, teólogos, misioneros, religiosas, economistas y jefes de pueblos indígenas.

Entre los teólogos se encuentra el Luis Ladaria, prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, el cardenal de Viena, Christopher Schoenborn, y el cardenal de Boston, Sean O’Malley, experto en la lucha contra el abuso de menores.

Entre los invitados “especiales” se encuentra desde Ban Ki-moon, antiguo secretario general de Naciones Unidas, el economista norteamericano Jeffrey Sachs, el científico alemán Hans Schellnhuber, la jurista filipina Victoria Lucia Tauli-Corpuz, especializada en derechos de los pueblos indígenas o José Gregorio Díaz Mirabal, presidente del Congreso de organizaciones Indígenas Amazónicas (COICA).

7. ¿Participan mujeres en este Sínodo?

El Sínodo cuenta con la presencia de 42 mujeres, en su mayoría misioneras y religiosas, 9 de ellas elegidas por la Unión Internacional de Superioras Generales. Entre ellas se encuentra la religiosa brasileña María Irene Lopes dos Santos, Marcia María de Oliveira, experta en historia de la iglesia en Amazonia, Ima Célia Guimarães Vieira, miembro de la Comisión Nacional del Medio Ambiente, Judite da Rocha, Coordinadora Nacional de Víctimas de las Presas Hidroeléctricas, Patricia Gualinga, de la comunidad Kichua de Sarayaku, o Yesica Pariachi Toyori, del pueblo Harakbut.

Entre los consultores figura la religiosa española María Luisa Berzosa, colaboradora de Entreculturas.

En estos momentos las mujeres que participan en el sínodo no tienen derecho a voto. Durante las próximas jornadas plantearán al Papa la conveniencia de que su voto también se tenga en cuenta.

8. Durante el Sínodo también habrá canonizaciones: el Card. Newman junto a otros 4 beatos

La canonización de estos 5 beatos se celebrará el día domingo 13 de octubre. Junto al Card. Newman, serán canonizados Giuseppina Vannini, Maria Teresa Chiramel Mankidiyan, Dulce Lopes Pontes y Margarita Bays.

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