Cuando el Vicepresidente Iglesias criticó las donaciones de Amancio Ortega y se le volvió en contra

Una enferma de cáncer envió una carta al líder de Podemos criticando su actitud hacia el empresario gallego 

Redacción Religión

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La multinacional de moda fundada por Amancio Ortega, Inditex, ha firmado dos acuerdos con Cáritas por un montante total de 8,5 millones de euros. Cantidad que irá destinada a apoyar programas de empleo social e impulsar la economía circular en España. En una nota de prensa, Inditex subrayaba que desde 2011 han destinado 11,5 millones de euros al programa de empleo. Pero las donaciones de uno de los empresarios españoles más reconocidos a nivel internacional no se han centrado únicamente en las personas en riesgo de exclusión social.

De hecho, a finales de 2019, Ortega batió su propio récord al donar más de 100 millones de euros, la mayoría a la lucha contra el cánceralgo que criticó vehemente el líder de Unidas Podemos, y actual Vicepresidente del Gobierno de España, Pablo Iglesias.

Tanto es así que el secretario general de Unidas Podemos criticó al empresario, tanto en redes como en televisión, por las donaciones realizadas a la sanidad pública en forma de equipos de diagnóstico y tratamiento para luchar contra el cáncer: Una democracia digna no acepta limosnas de multimillonarios, afirmó Iglesias.

El secretario general de PodemosPablo Iglesias, añadió que "una democracia digna no acepta limosnas de multimillonarios", y apuntó que España necesitaba que los ricos paguen impuestos que se traducen en hospitales en lugar de las donaciones del dueño de Inditex, Amancio Ortega

Ante las críticas externas, Amancio Ortega no suele responder ni hacer declaraciones públicas ante los medios. En cambio, sí trata estos temas con sus amigos cuando se encuentra con ellos en un club coruñés habitual al que acude a desayunar con frecuencia. “Hay que entender a Pablo Iglesias, el sabrá por qué lo dice, sus razones tendrá para criticarme”. Así restó importancia Amancio Ortega a las declaraciones de Iglesias, según afirmaba un amigo al diario 'El Mundo'

El empresario relativizó así todo el alboroto que se montó respecto a sus donaciones y las críticas de Podemos. “Cuando uno toma decisiones, no gustan nunca a todo el mundo”, detalló.

La carta de un enferma de cáncer 

Quien sí fue muy crítica con Iglesias fue una mujer que padeció esta enfermedad, Ana Luisa Pombo, a quien envió al dirigente de Podemos y hoy por hoy Vicepresidente del Ejecutivo el siguiente mensaje, para también de paso defender las donaciones del exitoso empresario gallego; 

"Cada año, a casi 300.000 españoles se nos para el corazón y se nos detiene el tiempo cuando nuestro médico nos dice que tenemos un cáncer. A partir de ahí, los sentimientos se desbocan, el miedo nos atenaza y el dolor del alma es mucho más fuerte que el que nos produce el propio cáncer. Desde el momento mismo del diagnóstico, nos enfrentamos a la posibilidad de que el bicho se nos lleve por delante y nos duele el corazón ante la posibilidad de que un día cualquiera, perdamos la batalla y no podamos ver ya más a nuestros seres queridos, a nuestros hijos, que ya no veremos cómo se hacen mayores ni estaremos ahí para echarles una mano cuando la vida les pinte bastos. 

Por ellos, por nuestros seres queridos y porque a todos nos quedan muchas cosas por hacer, pasado el primer shock, levantamos la cabeza y nos aferramos a la esperanza. 

El oncólogo, en mi caso el doctor Martín Valadés en la Fundación Jiménez Díaz, nos deja claro que hoy, al cáncer se le puede vencer, que las investigaciones contra el bicho avanzan cada día, que los nuevos tratamientos le plantan feroz lucha al bicho, que las nuevas tecnologías, en muchos casos verdaderamente espectaculares y carísimas, juegan a nuestro favor y nos aferramos a eso. Luego, mientras soportamos estoicamente las largas y durísimas sesiones de quimio en el hospital; cuando notamos como esa quimio quema nuestras venas y, conscientes de que, casi en la misma medida que mata al bicho deja tocado nuestro sistema inmunitario; mientras vemos cómo nuestro cuerpo se va llenando de múltiples y enormes cicatrices, cicatrices de guerra, mantenemos la esperanza porque sabemos que los investigadores, los científicos, los médicos y todo el personal sanitario, echan el resto a nuestro lado y nos emocionamos cuando alguien como Amancio Ortega, sacrificando los beneficios conseguidos con su trabajo y con el trabajo de miles de personas que trabajan en sus empresas, nos da una oportunidad más de vivir, poniendo a nuestro alcance más y mejores medios, más y mejores tecnologías. 

No importa que los hospitales tengan ya sus propios medios, excelentes medios, los mejores medios, porque, puesto que somos  millones los afectados, todos esos medios son pocos para ayudarnos en nuestra lucha encarnizada contra el bicho. Por eso, cuando en el fragor de una campaña política, aparece alguien tan frío, tan falto de humanidad y con tan poca empatía con nosotros los enfermos de cáncer, como usted, señor Pablo Iglesias, criticando la aportación generosa y desinteresada de Amancio Ortega para ayudarnos en nuestra lucha, nos parece, me parece, una indignidad propia de una mente miserable y no puedo menos que preguntarme si esa actitud gélida y canalla, la mantendría si fuera usted quién, cada semana, se sentara en un hospital de Día para recibir una dosis de quimioterapia; me pregunto si actuaría igual si tuviera que pasar por el quirófano una y otra vez con la duda de si al día siguiente volverá a ver a esos pequeños de los que ha sido papá o con la incertidumbre de si vivirá lo suficiente para ver la carita de la nena que su pareja está esperando. 

Seguro que si usted, señor Pablo Iglesias, fuera un paciente oncológico, no solo no criticaría las aportaciones de Amancio Ortega, sino que besaría el suelo por el que pisa el señor Ortega porque, para los enfermos de cáncer, saber que no estamos solos, que no somos calderilla de cambio electoral y que hay personas generosas que creen en nosotros y apuestan por nuestra vida, eso, no tiene precio. Así que, como todos hemos pensado que el cáncer no nos podía tocar a nosotros y sí que nos ha tocado,  permítame un consejo: discúlpese y pliegue velas porque nunca se sabe si el destino tiene previsto jugarle una mala pasada".

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