Eduardo Castillo Piñeiro

Este médico, católico ferviente, fue pieza clave para la construcción del hospital San José y Santa Adela, conocido como Hospital de la Cruz Roja

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Carlista convencido —por Dios por la Patria y el Rey— a través del Archivo Pares sabemos que este madrileño (1845-1908) fue doctor en medicina por la Universidad Central de Madrid y obtuvo el doctorado en el año 1865. Fue determinante en la resolución médica de la epidemia de cólera que afectó a la ciudad de Madrid, lo que le valió un importante reconocimiento: la concesión de la medalla de bronce de la Junta de Sanidad del distrito del Hospital de Madrid.

Eduardo Castillo Pineiro llegó a ser director del Gabinete Anatómico del Doctor Velasco, pero por lo que nos referimos a él es fundamentalmente por que fue patrono constructor del Hospital de San José y Santa Adela, en cuyo edificio terminaría albergándose el actual Hospital de la Cruz Roja. Además, formó parte de la Sociedad Ginecológica de España, fue diputado carlista por Tafalla, y dirigió el periódico conservador El Papelito

La piadosísima madrileña doña Adela de Balboa y Gómez, una señora de familia noble y muy adinerada, murió relativamente joven (en 1890, a los cuarenta y ocho años de edad), sin ascendientes ni descendientes, y dejó en su testamento el legado de que con sus bienes se construyese «una casa de salud para las enfermedades contagiosas… infecciosas de cualquier clase… y para enfermedades propias de la mujer» en las que se atendiera gratuitamente a «criados y criadas de esta Corte». Eduardo Castillo fue uno de los albaceas de su testamento.

Hospital de la Cruz Roja

La que se llamó Casa de Salud San José y Santa Adela, con elementos góticos mudéjares como era costumbre en el Madrid de la época, fue terminada en 1908, aunque el primer proyecto atravesó dificultades que impidieron su apertura hasta 1913. La reina doña María Cristina de Habsburgo-Lorena, tras pasar a presidir su patronato y ante la necesidad provocada por los heridos en combate en la guerra de África, emitió un Real Decreto de 17 de diciembre de 1918 por el que convirtió el edificio en Hospital de la Cruz Roja, institución creada gracias a la importante intervención del navarro Nicasio Landa. Cruz Roja se incorporó al patronado con la obligación, eso sí, de ampliar los servicios humanitarios, sin olvidar los objetivos fundacionales entre los que destacaba la creación de una Escuela Modelo de Damas Enfermeras.

Todo este despliegue de actividad asistencial llevado adelante por profesionales creyentes, y gracias a la donación de doña Adela, devota católica, ocurrió durante los inicios de la denominada Edad de Plata. La Iglesia Católica jugó un papel determinante en la promoción de la ciencia y sus aplicaciones, directa o indirectamente, a través de personas consagradas o laicas pertenecientes a ella.

Testimonio de ello es el grupo escultórico en homenaje a la duquesa de la Victoria y por extensión a la Cruz Roja Española, que se erigió en 1925, donde se representa en actitud de socorrer a un herido, vestida de enfermera a doña Carmen de Angoloti y Mesa (1875-1959). Debajo corre la siguiente leyenda: «A la duquesa de la Victoria, insigne bienhechora de los soldados heridos y enfermos por la campaña de Marruecos la nación agradecida».

En la actualidad el Hospital Central de la Cruz Roja San José y Santa Adela depende del Servicio Madrileño de Salud de la Comunidad de Madrid, y pretende seguir siendo, en el área médica, de cuidados, y de recuperación funcional, un Hospital referente en Madrid para la atención integral a la persona Mayor/Frágil, tanto en la atención de los procesos agudos, como en procesos que requieran rehabilitación tras una intervención quirúrgica.

CONTRA FACTUM NON VALET ARGUMENTUM


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