Luisa María Frías

En vida demostró la compatibilidad entre ciencia y fe católica. Fue catedrática de universidad y mártir, beatificada por Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001

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Los restos de la beata Luisa María Frías, nuestro personaje de hoy, descansan en la parroquia Santo Tomás Apóstol de Valencia, ciudad donde nació el 20 de junio de 1896. De la web de dicha parroquia tomamos el siguiente resumen de su vida.

Vecina de Valencia, más concretamente de la que actualmente es la calle María Cristina, Luisa María ya en la universidad "demostró ser una mujer moderna e inteligente". Hacía apostolado en la universidad y en su parroquia. Era miembro de Acción Católica y fue una de las fundadoras de la rama femenina de las universitarias de Acción Católica en su parroquia de Santo Tomás Apóstol.

Se licenció en Filosofía y Letras, sección Historia, y después fue profesora y catedrática auxiliar en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Valencia. No era nada común en los años 20 que una mujer fuera catedrática universitaria.

«Daba muchas limosnas a los necesitados. Por razón de su fe peregrinó a Tierra Santa (¡en aquellos tiempos!) así como a Lourdes. Se encerraba horas en su habitación para rezar», podemos leer en la web de su parroquia.

El 24 de noviembre de 1936, los milicianos la detuvieron en su domicilio y la llevaron a la checa anarquista situada en el Banco Vitalicio y luego a la del Seminario (C/ Trinitarios) hasta el 5 de diciembre, donde fue maltratada y forzada a firmar la entrega de sus ahorros a los milicianos. Después la llevaron al picadero de Paterna la noche del 5 al 6 de diciembre. Antes de morir la torturaron para que renunciase a su fe y dando vivas a Cristo Rey entregó su vida, perdonando a sus verdugos. Tenía 40 años.

Su cadáver fue enterrado en el cementerio de Valencia, hasta que el 13 de mayo de 1958 fue trasladado a la capilla de su parroquia, Santo Tomás Apóstol de Valencia. Fue beatificada por san Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001 y su fiesta litúrgica se celebra el 6 de diciembre.

En el libro Los horrores de la Guerra Civil. Testimonios y vivencias de los dos bandos, José María Zavala da más datos de su martirio en un párrafo titulado ‘Sin ojos ni lengua’.

El párrafo relata que «Luisa María Frías Cañizares, de cuarenta años, era profesora de la Universidad de Valencia. Su calvario empezó la madrugada del 5 al 6 de diciembre de 1938, cuando los milicianos la trasladaron a Paterna: ‘Su temple no menguó en aquellos críticos instantes: supo ser valiente, animosa, sin ocultar un solo momento su condición de cristiana, por lo que fue gravemente ultrajada. Antes de morir la torturaron sacándole los ojos y cortándole la lengua, porque gritaba con valentía: ¡Viva Cristo Rey!».

El presbítero Jose Manuel Silva Moreno añade algún detalle a los últimos momentos de Luisa María, concretamente los de la llegada a la checa: “la obligaron a desnudarse, y la registraron, recibiendo insultos y malos tratos”.



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