Dulce huésped del alma. Solemnidad de Pentecostés

Hoy nos preguntamos si aceptamos los dones del Espíritu Santo

Tiempo de lectura: 1’

Recibid el Espíritu Santo” (Jn 20,22)

  1. La hermosa secuencia que hoy se lee en la celebración de la misa, incluye entre otros títulos del Espíritu Santo el de “Dulce huésped del alma”. ¿Qué puede significar ese nombre en una sociedad como la nuestra?
  2. El Espíritu es invocado también como “Padre amoroso del pobre”. ¿Nos sentimos impulsados nosotros a hacer visible a los pobres esa amorosa paternidad del Espíritu?
  3. “Mira el vacío del hombre si tú le faltas por dentro”. Esta súplica que se encuentra en la secuencia ¿no reflejará la causa de la sensación de vacío y orfandad que experimentan muchas personas en nuestros días?
  4. El Espíritu es el gran don de Dios y el origen de todos sus dones. ¿Es comprensible esa dádiva en un mundo marcado por la autosuficiencia?
  5. Con todo, ¿no conocemos personas, movimientos y estructuras que parecen haber aceptado los dones del Espíritu Santo?
  6. ¿Qué estamos haciendo para que tanto el estudio de la religión como la catequesis hagan presente en la Iglesia la necesidad de pedir insistentemente los dones del Espíritu Santo?
  7. ¿En mi vida personal soy yo consciente de la necesidad de contar con los dones del Espíritu Santo para que mis actitudes sean más humanas y más cristianas?


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