La luz del mundo

En este 5º Domingo del Tiempo Ordinario, nuestro examen de conciencia nos invita a reflexionar sobre nuestro compromiso con la misión de la Iglesia

Tiempo de lectura: 1’

“Vosotros sois la luz del mundo” (Mt 5,14)

  1. Esta frase que el evangelio pone en labios de Jesús suena más como una declaración que como un mandato. ¿Somos conscientes de esa dignidad que el Maestro atribuye a sus discípulos?
  2. ¿Qué actitudes concretas podrían demostrar hoy que los cristianos nos tomamos en serio este declaración por la que Jesús nos reconoce como luz del mundo?
  3. Por otra parte, ¿esa afirmación del Señor no es suficiente para motivarnos a hacer penitencia y purificarnos de la oscuridad que puede empañar nuestra vida y nuestro testimonio?
  4. Si somos luz para el mundo, ¿cómo es que caemos con tanta frecuencia en la tentación del relativismo, tanto en el campo de la verdad y de la fe como en el de las actitudes y las costumbres?
  5. Los antiguos padres comparaban la luz de la Iglesia a la luz que la luna recibe del sol y refleja sobre la tierra. ¿No habremos manifestado alguna vez el orgullo de sobrevalorar nuestro pretendido resplandor?
  6. Si Jesús considera a sus discípulos como una luz en el mundo, ¿cómo calificar la timidez o la pereza que nos empuja a refugiarnos en el grupo de los más adictos a nuestra doctrina?
  7. ¿Pido humildemente perdón al Señor por las zonas que todavía mantengo en tinieblas en mi propia vida y busco la guía espiritual de quien puede ayudarme a iluminarlas?


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