Tiempos recios, por Txomin Pérez

Revista EcclesiaEcclesia

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El Corpus, el Día de la Caridad y los "Tiempos recios" que nos zarandean. Tiempos de un virus que se ha cebado en todos, pero especialmente en los hambrientos, los sedientos, los desnudos, los enfermos. Tiempos recios que nos van a acompañar durante tiempo.Vienen, que nunca se fueron, tiempos de entregarnos, de aprojimarnos, de estar atentos a los caminos para encontrar heridos. Tiempos de tener preparadas las gasas para curar heridas. Tiempos de hacernos samaritanos. Y dos miedos me entran?

Que no creamos? Las Mujeres de la Acción Católica, en aquella "declaración de guerra" que dio origen a Manos Unidas, decían que en la batalla contra el hambre el principal obstáculo es creer que no podemos ganar. No tenían miedo y sí la fe de los "amigos fuertes de Dios".

Y que nos cansemos. Que olvidemos que la Eucaristía nos ha de llevar al que sufre? y dejemos de llevar al que sufre a la Eucaristía. San Manuel González, que de esto sabía, nos animaba en la oración: "¡Madre nuestra! ¡Una petición! ¡Que no nos cansemos! ¡Nada de volver la cara atrás! ¡Nada de cruzarse de brazos! ¡Nada de estériles lamentos! Mientras nos quede una gota de sangre que derramar, unas monedas que repartir, un poco de energía que gastar, una palabra que decir, un aliento de nuestro corazón, un poco de fuerza en nuestras manos o en nuestros pies, que puedan servir para dar gloria a Él y a Ti y para hacer un poco de bien a nuestros hermanos. ¡Madre mía… morir antes que cansarnos!".

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