Los mandamientos, guía segura para nuestra libertad y protagonistas en el Evangelio de este domingo

El periodista y sacerdote Josetxo Vera nos da las claves del Evangelio de este domingo, 29 de agosto, en 'Chateando con Dios'

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Seguro que durante estos días de vacaciones, muchísimos os habéis lanzado a hacer sendas de montaña y a veces allí os encontráis con unos postes pintados en blanco y en rojo que van a los dos lados de las carreteras de montaña, que a veces pueden parecer un poco ridículos. Sin embargo, si caminamos en las mismas carreteras, pero en invierno, esos palos son los que te permiten encontrar el camino cuando hay una gran nevada.

Nadie piensa que esos palos te quitan la capacidad de elegir, al revés estás tranquilo porque caminas entre esos palos que te indican el camino. En la vida cristiana pasa algo parecido, tenemos unos palos que nos van indicando el camino. Son los mandamientos, una ley pensada no para quitar la libertad, sino para hacernos libres. No nos quitan la capacidad de elegir, al revés, nos ayudan a elegir siempre el bien. Si nosotros quitáramos esos palos para nuestro camino, nos saldríamos por los dos lados. En la vida cristiana necesitamos los mandamientos.

De eso habla el Señor en el Evangelio y las lecturas de este domingo en la Eucaristía. Escuchamos en la Primera Lectura a Moisés como da los mandamientos al pueblo de Israel y les dice que esos mandamientos son su camino de libertad. Los mandamientos no nos quitan la libertad, nos la dan. No impiden nuestra vida cristiana, la llevan a su plenitud. Necesitamos los mandamientos para ser libres.

En el Evangelio también escuchamos el mandato del Señor entorno a los mandamientos y añade una cosa que es muy importante: hay que cumplirlos con un corazón limpio. Los judíos le preguntan al Señor porque los apóstoles comen sin lavarse las manos. Él les dice que ellos son unos hipócritas, porque le aman con las obras, pero su corazón está lejos de Dios. Con lo cual el Señor nos da los dos bastones para caminar en la vida cristiana: por un lado, los mandamientos y por otro lado una buena intención. Las dos cosas las tenemos que revisar habitualmente.

Nos encontramos a veces que, haciendo obras buenas, nuestro corazón es malo. O hay gente que hace una cosa mal, con buena intención. El Señor no juzga solamente la acción que hacemos, sino que mira también la intención de nuestro corazón.

Lo que nos pide el Señor es que cumplamos los mandamientos, guía segura para nuestra libertad, nos indican el camino hacia el cielo y que la intención de nuestro corazón sea hacer el querer de Dios. Lo vivimos así a lo largo de esta semana.

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