Los tres principales signos de Adviento que veremos en las próximas Celebraciones Eucarísticas

El periodista y sacerdote Josetxo Vera explica en 'Chateando con Dios' las claves del Evangelio de este primer domingo de Adviento

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Este domingo celebramos en la Iglesia el comienzo del año litúrgico, el primer domingo del tiempo de Adviento que prepara el tiempo de Navidad. Comenzamos el Adviento que se prolonga durante cuatro domingos antes de ese 25 de diciembre donde celebramos el nacimiento de Cristo.

Como las grandes fiestas hay que prepararlas grandemente, la Iglesia nos ofrece estas cuatro semanas para preparar el nacimiento de Cristo. Una preparación que es material, en la medida que podamos especialmente en este tiempo de pandemia, pero que tiene sobre todo una dimensión espiritual. Una dimensión de la comunidad cristiana que va preparando para el tiempo de Navidad y una dimensión de la preparación de nuestro proprio corazón.

Una fiesta que repetimos todos los años, pero que tiene que ser una fiesta nueva, cada año. Un tiempo que se hace visible en cada celebración de la Eucaristía. Cuando vayamos a Misa este domingo, primero de Adviento, nos daremos cuenta de que algo ha cambiado.

Los sacerdotes saldremos a celebrar la Eucaristía vestidos de morado. Se trata de hacer visible una esperanza que tenemos y que se va acercando. También hay otros signos: en las celebraciones no se canta el Gloria hasta el día de Navidad. Nos estamos preparando para cantar el Gloria con los ángeles.

Otro signo de este tiempo especial es la Corona de Adviento, una corona hecha con ramas y que tiene cuatro velas. Están apagadas al comenzar la Celebración pero que el primer domingo del Adviento se empiezan a encender. La esperanza crece y la luz se va encendiendo para hacernos recordar que la luz de Cristo está cada vez más cercana.

En el Evangelio escucharemos también el sentido de esta celebración. Hemos estado escuchando la necesidad de estar preparados, de ser responsables con los dones que hemos recibido. El mensaje, en este primer domingo de Adviento, es muy parecido. El Señor nos dice que hay que velar, hay que estar atentos, hay que estar preparados por qué el Señor va a venir. Hay que hacer visible ese deseo de nuestro corazón que Jesucristo renazca en nuestra vida.

Vale la pena que en este tiempo de Adviento acudamos al Sacramento de la Reconciliación y que leamos muchas veces el comienzo de los cuatro Evangelios. Hay que ir uniéndose a la vida de la Iglesia para esta celebración. No va a ser fácil este año celebrar la Navidad, pero tenemos que conseguir que al menos, en nuestro corazón y en nuestra comunidad cristiana, haya una referencia a Jesucristo que nace. Lo que estamos celebrando es el comienzo de nuestra salvación. Para morir y resucitar, antes Jesús tiene que nacer.

Hay que ir poniendo nuestro granito de arena en la construcción de esta gran navidad. Vamos a preparar el camino del Señor que va, desde donde Él está hasta nuestro corazón. En esto consiste el “velad”.

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