La importancia del 'preparar' las fiestas

Una reflexión sobre lo mucho que importan los preparativos, no solo en Navidad, sino para todo en esta vida

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En mi casa se come carne en Noche Buena y pescado en Noche Vieja. Vamos a la misa del gallo en Navidad y el día de año nuevo -no sé por qué- comemos en un chino. Y la Navidad no es Navidad si no hemos ido de compras en familia o me he dado un paseo por los puestos de belenes de la Plaza Mayor. Y cada pequeño detalle es importante para vivir la Navidad de verdad. Pero no pasa solo en estas fechas, sino en todo lo que merece la pena en la vida.

La preparación es tan importante como el tema en cuestión. Mi madre siempre dice que salir por ahí, no es lo mismo sin la 'previa' de arreglarse antes. El hecho de prepararse hace que sea más especial. Un zorro lo explica excepcionalmente en 'el Principito'. Si me dices que nos vemos a las once, te estaré esperando desde las diez.

Un lienzo impoluto requiere de un trabajo previo. Una labor profesional que aporte a la sociedad, necesita una formación previa. Un buen regalo siempre es mejor si es 'currado' y el matrimonio será mejor, si se ha profundizado y dado la importancia que merece previamente.

Y todo esto no es por altanería y por hacerlo mejor, o por dar lecciones. De todas formas lo que salga no saldrá perfecto, es imposible. Incluso no será mejor. Pero es que esas tradiciones, detalles, preparaciones anteriores al suceso esperado... forman parte de ese suceso. Lo hacen más especial al dedicarle ese tiempo.

Por eso los regalos de Navidad claro que son importantes. Y los adornos, y qué se come, qué se hace esos días, de qué se habla, cómo preparo también mi espíritu... sin eso, la Navidad se queda en nada. Por lo menos dentro de nosotros, porque aunque nadie en el mundo celebrara la Navidad, La Navidad seguiría existiendo. 

Sin extenderme más -que bastante poco sé, así que cuánto menos escriba, menos me equivocaré-, los momentos previos son muy importantes. Los preliminares forman parte del acto y le dan el sentido y la forma que merece. Por eso, no descuidemos esos detalles. Que no se pierda esa ilusión de cuando eramos pequeños. Nace Jesús, vienen los reyes, es Navidad... no nos hagamos aburridos por crecer.

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